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"El valor de pensar", de Hannah Arendt

Ediciones Paidós. 2021
viernes 05 de agosto de 2022, 17:00h
El valor de pensar
El valor de pensar

La autora es una mujer extraordinaria, que tuvo una riquísima vida intelectual, luchando en sus primeros tiempos contra la tiranía nacionalsocialista. Fue una politóloga y filósofa alemana, de religión y familia judías, que puede y debe ser considerada como una de las más brillantes del siglo XX.

Tuvo una gran cantidad de influencias de filósofos, entre los que deseo destacar a: Martin Heidegger (uno de sus profesores. Militante del NSADP desde 1933 hasta 1944), Immanuel Kant, Aristóteles, Friedrich Nietzsche, Franz Kafka, Karl Jaspers (otro de sus profesores), e inclusive Karl Marx, etc, entre otros de mayor o menor enjundia. Nacería en Linden-Mitte/Hannover, Alemania, 14 de octubre de 1906, y entregaría su alma a Yahvéh-Dios Todopoderoso en Upper West Side/New York, el 4 de diciembre de 1975, ahora ya como nacionalizada estadounidense. Estudió brillantemente en las Universidades de Heidelberg, de Friburgo y de Marburgo.

En la época moderna serían los intelectuales, o los ilustrados, los que plantearían la denominada como ‘CUESTIÓN JUDÍA’. Sería por ello, por lo que sus textos determinarían la asimilación de los hebreos; ese pueblo tan peculiar y paradigmático, en ocasiones, y que siempre ha sorprendido al resto de la humanidad; y todo ello circunscrito a su monoteísmo conspicuo, y a su vinculación a un ente divino, aparecido en el Éxodo, y que se definió como ‘EL SER POR SÍ MISMO’, es decir YAHVÉH SABAOTH, el Dios absoluto y autocreado.

Una selección de textos de una figura tan poliédrica y plural como es Hannah Arendt, guiada por un criterio de actualidad y con carga política para tiempos convulsos. Hannah Arendt se explica sola. Basta con entrar en sus textos para experimentar cómo sus palabras e ideas se apoderan de la atención y aportan luz al leerlos. En este sentido, no hay pensadoras ni pensadores como ella en el siglo XX. Incluso puede decirse que es una de las mentes más brillantes de su tiempo, cuyo espectro filosófico y político llega hasta nuestros días y nos acompaña a la hora de analizar y comprender el complejo mundo contemporáneo, sobre el que, con toda seguridad, hoy en día ella misma habría escrito textos que nos servirían de guía en tiempos revueltos. Por fortuna, sus textos de entonces bien pueden arrojar lucidez crítica sobre nuestro presente, en el que, bajo la influencia de su magisterio y de su valentía intelectual, actualmente hay muchos y excelentes pensadores cuya palabra es fundamental. El ‘valor de pensar’ de Hannah Arendt ha sido y es de una fecundidad feliz”.

Desde el momento de la aparición de la teoría que conllevaría la asimilación judía de Moses Mendelssohn, en la esclarecedora obra de Dohm: ‘Über die bürgerliche Verbesserung del Juden, 1781’, comienza el problema analítico. Será, por lo tanto, el filósofo Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781), con su aparición necesaria, quien se encargará de la propagación de las ideas de humanidad y de tolerancia, como fue la distinción que realizó, sensu stricto, entre las verdades de la razón y las verdades históricas. “Si esta distinción es tan sumamente importante es porque puede conferir legitimidad al carácter fortuito de la asimilación que se ha producido en el curso de la historia; tras esta distinción, esta solo necesita presentarse como progresiva aproximación a la verdad, y no como adaptación y recepción de una determinada cultura en determinado, y por ende fortuito, estadio histórico. Para Lessing, el fundamento de la humanidad es la razón común a todos los seres humanos. En tanto que lo más propiamente humano, es ella la que vincula a Saladino con Natán y con el templario. Solo ella constituye el verdadero vínculo entre los hombres”.

La racionalidad humana conlleva el crecimiento del ideal y de la exigencia de tolerancia para con el pueblo hebreo o la ideología judía. El respeto a todo lo que tiene rostro humano está muy unido a la concepción de la verdad que tiene el filósofo Lessing. Todo ello vinculado a la concepción, que G. E. Lessing tiene de la historia y de sus consideraciones teológicas. La HISTORIA es, por consiguiente, la responsable de la educación del género humano, presentando un significante que ni siquiera la razón puede llegar a captar totalmente.

Pero si ha de poder y ha de haber una Revelación (…), el hecho de que la razón encuentre en ella cosas que la superan ha de ser antes una prueba de su verdad que un argumento en su contra”. Todo ello se refiere a la consideración teológica primigenia del filósofo alemán, y que consiste en que la relación con la divinidad, léase la religión, es anterior a la Sagrada Escritura, a la Biblia, e independiente de ella; ya que todos los seres humanos se han relacionado con determinados y diversos dioses, desde todas las partes del planeta Tierra. “Lo esencial no es la verdad como tesis, como dogma o como garantía objetiva de salvación, sino como religiosidad”.

Cuanto más avanzo en la lectura, consideración y análisis de este libro, mucho mayor es la contemplación de su calidad, de lo esencial que es para el desarrollo del intelecto de cualquier persona, que se acerque a esta obra dispuesta a conseguir una necesaria y precisa evolución filosófica vivencial. La separación entre religión y Sagrada Escritura es necesaria para objetivar la salvación de la Revelación. La religión, ‘la Buena Nueva’, fue transmitida por los santos Mateo, Marcos, Lucas y Juan, e inclusive por los apócrifos, precisamente porque fue la verdad absoluta del Hijo de Dios.

Para Lessing la Historia presenta dos funciones diferentes: de forma primigenia porque es la eterna búsqueda humana de la verdad; y en segundo lugar, y esto es esencial, porque la Historia se encarga de enseñar o educar a todos los seres humanos, que puede finalizar cuando el hombre alcanza la mayoría de edad. Para Moses Mendelssohn no existe nada en el Antiguo Testamento que se oponga a la razón, no hay nada contrario a ella, y aunque el judío está comprometido con las leyes, no tiene la más mínima obligación de acatarlas; porque esas normas esenciales de convivencia son las que constituyen el elemente diferenciador entre todos los hombres. Quizás en este planteamiento, ciertamente preeminente se encuentre el rechazo de algunos regímenes políticos hacia los hebreos, con la evolución genocida que realizaron contra ellos. En suma estamos ante un volumen literario magnífico, que recomiendo vivamente, y sin ambages de ningún tipo. «Patrem familias ventacem non emacem esse oportet».

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9788449338724
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