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Enrique Gallud Jardiel
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Enrique Gallud Jardiel

Entrevista a Enrique Gallud Jardiel: "Escribo los libros con una perspectiva del humor paródico"

Autor de "Amores con mala pata"
Por Miguel Esteban Torreblanca
jueves 01 de septiembre de 2022, 06:00h

Enrique Gallud Jardiel nace en Valencia en 1958. Es nieto del comediógrafo Enrique Jardiel Poncela e hijo de los actores Rafael Gallud y María Luz Jardiel. Inicia su actividad en el teatro a la edad de cuatro años, interpretando papeles infantiles en las compañías de los teatros El Micalet, Patronato y Talía.

Amores con mala pata
Amores con mala pata

En 1976 se traslada a la India, dedicándose al estudio y, a partir de 1981, a la enseñanza de literatura española en la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi, donde obtiene su título de Doctor en Filología Hispánica. Dirige un grupo de teatro universitario.

En 1994 regresa a España y se establece en Madrid. Ejerce la docencia en las universidades Francisco de Vitoria y Alfonso X «El Sabio», así como en Casa Asia y otras instituciones.

Dirige la Compañía Teatral Barbieri y otros varios grupos teatrales, realizando más de setenta montajes, en los que también participa como intérprete.

Se doctora nuevamente en 2010 por la Universidad Complutense de Madrid. En 2011 recibe un Doctorado «Honoris Causa» de la Bircham International University, Delaware.

Aparte de su actividad académica, es autor de más de doscientos libros, entre ensayos y ficción, y de numerosos artículos. Durante estos años colabora en prensa, dirige programas de radio y efectúa numerosas intervenciones en espacios televisivos.

Es socio fundador del Instituto de Indología, entidad orientada al estudio y difusión de la cultura india. Dirige la colección de orientalismo de la editorial Verbum. Se ha creado en su nombre el Concurso de Relato Breve «Enrique Gallud Jardiel» para narrativa de humor.

En la actualidad, se dedica a la docencia en la Universidad Francisco de Vitoria.

¿Qué va a encontrar el lector en su última novela?

Realmente mi libro Amores con mala pata no es una novela, sino una colección de escritos sobre historias de amor que acaban mal, todas en tono cómico y en diversos géneros (cuentos, poemas, artículos, teatro breve).

En este libro cuento veinticuatro historias de amor tremebundo —desde la del Cid y doña Jimena hasta la de Lara con del doctor Zhivago, pasando por muchas otras—, pero lo hago desde la original perspectiva del humor paródico, mostrando a toda esa panda de enamorados diciéndose sus majaderías románticas, quedando en ridículo por sus absurdas acciones y demostrando que el instinto de reproducción que posee nuestra especie anula por completo los procesos mentales de sus miembros cuando llega el momento del apareamiento. El propósito de mi libro es tomarle el pelo al amor, desmitificar el género de las tragedias románticas y asegurarme de que el lector pase un rato agradabilísimo con su lectura y alegre su vida durante unas horas, aunque sea a costa de las parejas de majaderos que se empeñaron en morir por amor cuando muy bien podían haber seguido viviendo sin él.

¿Cómo ha sido el proceso de creación de este libro ?

Un proceso muy sencillo. Una vez elegidas las historias de amor, decidí qué género le iba mejor a cada una. Luego las escribí, empezando por la que más me apetecía. Ha sido para mí un libro muy fácil y muy placentero.

¿Cómo ve el mundo de la cultura en el mundo de hoy en día?

Aparte de la situación anómala que estamos viviendo, creo que la cultura va mal en calidad y cantidad. Es cierto que los artistas gozan de mayor consideración social que en siglos pasados, pero su producción deja mucho que desear. Por no hablar de los factores económicos que influyen en los premios, en las ventas y en la manipulación de los públicos y los lectores, a los que se les convence de que deben leer esto o aquello o ver tal o cual película.

Si pudiese cambiar algo en este mundo a través de sus libros, ¿qué sería?

Supongo que el concepto de nación, que tanto daño hace y que tanta violencia y discriminación genera. Ya está tardando un gobierno mundial, que acabe con las guerras entre países, con los problemas que tiene toda la humanidad y que ningún país por separado quiere ni puede resolver.

¿Cuál es su récord de tiempo escribiendo de un tirón?

No podría decirlo con exactitud. Muchas veces he escrito cuatro horas seguidas y, tras descansar un rato, otras dos horas. Pero no hace falta escribir muchas horas al día para tener una producción ingente como la mía. Yo escribo como mínimo una hora al día, pero todos los días, domingos, festivos y vacaciones inclusive. Al cabo de un mes tienes un libro acabado.

¿Qué hace cuando se atasca escribiendo?

No lo sé: no me ha pasado nunca. Generalmente escribo varias libros a la vez y, según me apetece, me dedico a uno o a otro. Pero el atasco del escritor, ese que en las películas nos muestra a un hombre que sufre y borra lo escrito en el ordenador o arranca el papel de la máquina de escribir y lo tira a una papelera, ese no lo he conocido nunca. Yo no sufro escribiendo sino que, por el contrario, me lo paso muy bien.

¿Qué sacaría de su casa en llamas?

Obviamente lo irrepetible: mis escritos aún no publicados, las fotos de familia, los manuscritos de mi abuelo. Los papeles burocráticos se pueden volver a conseguir.

¿Con qué tres adjetivos le describiría su lector ideal?

Cómico, culto y profundo.

¿Cómo se sintió la primera vez que le publicaron algo?

Me sentí alegre y orgulloso, como es lógico, pero no en exceso. Tenía la convicción de que mi libro estaba bien, de que era el fruto de un esfuerzo genuino y que merecía sobradamente ser publicado. No me estaban haciendo ningún favor.

¿Algo de lo que nunca hablaría en sus textos?

De sexo, probablemente. El sexo puede ser algo interesante en la vida real, pero como elemento literario es extremadamente pobre. La literatura erótica y los fragmentos eróticos metidos con calzador en novelas en cualquier género me aburren soberanamente.

¿Con qué personaje literario se identificaría?

Con Jack London, que vivió intensamente y luego escribió más intensamente todavía.

¿Qué libro poco conocido le gustaría que leyera todo el mundo?

Creo que Los ojos del hermano eterno, de Stefan Zweig.

¿Vino o cerveza?

Cerveza, pero sin alcohol. El alcohol mata las células del cerebro y yo necesito mi cerebro para trabajar y poder pagar los recibos.

¿Escribe de noche o de día?

De día y de noche, me es indiferente. Yo no tengo horas fijas, solo escribo cuando me apetece. Lo que pasa es que me apetece a todas horas, por lo que escribo en el transporte público, en la cafetería entre clases e incluso cuando estoy de visita en casa de algún amigo. Padezco de insomnios, por lo que no es raro que las cuatro de la mañana me pillen trabajando.

Y por último: ¿cuál ha sido su mayor fracaso?

Mi mayor fracaso fue un diccionario de lengua hindi que me llevó años elaborar y que desde que se agotó la primera edición de 2000 ejemplares no ha vuelto a reeditarse.

Puedes comprar el libro en:

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