“Juan Eslava Galán es un autor que me apasiona. Su obra Una historia de la guerra de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie me apasiona. Cuando no gusta a ninguno de los bandos es cuando sabes que has acertado”, reflexiona el autor madrileño y añade “sé de antemano que me van a atacar por el libro, pero yo he querido ser lo más conciliador posible”.

El libro está dividido en tres partes: huellas intangibles, físicas y librescas. Las dos últimas son muy reconocibles, y la primera es la más problemática y difícil de consensuar. Para explicar estás huellas ha querido contar con un prologuista de excepción: Andrés Trapiello, a quien considera el hombre ideal para hacerlo. “Su libro Las armas y las letras es maravilloso. Me he ido comprando todas las ediciones”, confiesa el autor.

“Los prólogos los suele cargar el diablo; cualquiera que me hiciese el prólogo podría condicionar mi trabajo. Ese no ha sido el caso de Trapiello”, señala Fernando Calvo González-Regueral. “Cuando le prepuse escribir el prólogo, me contestó rápidamente y amabilísimo, lo que me sorprendió gratamente”, apunta. El autor destacó que el prólogo refleja una empatía profunda con el contenido del libro y que Trapiello captó la esencia del libro. “Además, puso un título inquietante: abismo”, señala.

En el libro, Calvo menciona la importancia de considerar las diferentes perspectivas históricas. “La dicotomía entre vencedores y vencidos no es para encasillar, sino para invitar a ver las cosas desde otra perspectiva. Este enfoque busca fomentar un diálogo más amplio sobre los eventos históricos. Yo invito a reflexionar sobre lo que ocurrió en la guerra y que se entiendan ambas posturas. Hay que tener en cuenta que nuestra guerra fue muy cruenta. Se puede decir que la guerra era a muerte”, declara.

Dicotomías en la Guerra Civil Española

Fernando Calvo ha reflexionado sobre cómo se perciben los conceptos de vencedor y vencido en el contexto de la guerra. Ha comentado: “Vencedor no significa verdugo”, enfatizando que ambos bandos cometieron atrocidades durante el conflicto. Además, ha subrayado que hay historias humanas significativas que deben ser contadas para encontrar puntos en común entre los españoles. “Se cometieron muchas atrocidades innecesarias”, puntualiza.

“Me ha costado mucho hacer este libro”, expresó el autor. Su deseo es que los lectores reflexionen sobre las heridas abiertas por la guerra civil y cómo éstas continúan afectando a la sociedad actual. Ha indicado que su objetivo es mostrar tanto el lado bueno como el lado malo de la historia.

Fernando Calvo también ha abordado la ley de memoria democrática actual, argumentando que es necesario un enfoque inclusivo. “No se puede hacer solo para un lado”, afirmó refiriéndose a cómo se perciben las narrativas históricas en España. Esta ley debe ayudar a todos los españoles, independientemente del bando al que pertenezcan sus ancestros.

“La discusión sobre la guerra civil resurge cada vez que hay problemas serios”, ha observado Calvo. Esto pone de manifiesto cómo las divisiones políticas actuales pueden estar influenciadas por un pasado no resuelto. Su propuesta es mirar al otro lado y entender las complejidades de cada historia individual. A lo largo de la entrevista ha insistido “que le gusta contar las historias humanas que hay detrás del conflicto bélico”. Ha mencionado ejemplos concretos donde personas de diferentes bandos ayudaron a salvar vidas, resaltando así la humanidad presente incluso en tiempos oscuros. “Si pudiera no decir a qué bando pertenece cada persona, lo haría”, expresó con convicción.

“En nuestra guerra vino lo mejor en armamento y también lo peor”

Fernando Calvo, historiador y escritor, ha analizado en su libro la complejidad de la Guerra Civil Española. “Es muy simple hacer una película de buenos y malos”, refiriéndose a los bandos enfrentados durante el conflicto. También es muy simple decir que la guerra fue la de la vaquilla o la mula. “En nuestra guerra vino lo mejor, también lo peor”, haciendo alusión a las diferentes ayudas militares recibidas.

Calvo ha mencionado que “la ayuda alemana consistió en 1.200 cañones” mientras que “la ayuda rusa fue de 1.000 cañones”. A pesar de la diferencia numérica, ha señalado que “militarmente esta diferencia es insignificante” Sin embargo, un historiador militar riguroso se debería preguntar: “qué tipo de cañones se utilizaron, porque no es lo mismo un cañón antiaéreo que un cañón de costa”, para entender el impacto real de estas cifras.

Calvo ha afirmado que “engañaron a la República”, en términos de adquisiciones militares. Ha criticado que no colocaron a militares para realizar las compras, sino a intelectuales como Fernando de los Ríos. Según él, esto llevó a pagar “cantidades estratosférica”' por un armamento inadecuado. Además, ha reflexionado sobre las decisiones tomadas por líderes como Largo Caballero y Negrín, señalando que “tomaron decisiones políticas erróneas” que afectaron gravemente a la República.

Emociones y recuerdos en el relato histórico

En un tono más personal, Calvo ha compartido su emoción al hablar sobre los hermanos Machado. Ha indicado que ambos, aunque ideológicamente diferentes, “se adoraban y se admiraban”. Este aspecto humano del conflicto refleja cómo las relaciones personales podían ser profundamente complejas incluso en tiempos de guerra.

“La fractura fue más casual que de otro tipo”, señaló Calvo, enfatizando cómo estas relaciones se vieron afectadas por el contexto bélico. También ha mencionado su visita al Valle de los Caídos, describiéndola como simbólica y traumática.

Calvo ha propuesto un enfoque positivo hacia la memoria histórica. Ha sugerido la necesidad de contar y recordar los nombres de las víctimas del conflicto: “contar, nombrar, recordar”. Esto implica reconocer tanto a los vencedores como a los vencidos sin etiquetas políticas. A su juicio, es fundamental crear un memorial conjunto con todos los nombres de aquellos fallecidos durante la guerra. Ha comparado esta idea con el monumento dedicado a los caídos en Vietnam, resaltando la importancia del recuerdo para sanar heridas históricas.

Para finalizar, Fernando Calvo señala que “La España de hoy es mejor que la del 36”, reconociendo el sacrificio de muchos españoles durante el conflicto. Su mensaje final invita a reflexionar sobre cómo abordar el pasado desde una perspectiva inclusiva y respetuosa. A través de sus declaraciones el autor nos ofrece una visión profunda y matizada sobre las huellas dejadas por la Guerra Civil Española, destacando tanto sus aspectos dolorosos como esperanzadores. Con su obra, espera contribuir a una reflexión sobre el pasado y fomentar un entendimiento mutuo entre los españoles para dejar atrás rencores históricos.

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