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Se da a conocer el Premio Literario Ignacio Aldecoa 2023

Por Rafael Ibáñez González
miércoles 05 de abril de 2023, 18:00h
"Chéljelon", de Marcelo Donadello, gana el Premio Ignacio Aldecoa 2023. Reunido el 3 de octubre de 2022, un jurado compuesto por Mercedes Abad, Jesús Carrasco, Marta Sanz, Antonio Altarriba y César Sánchez acordó conceder el Premio Ignacio Aldecoa 2023 de cuentos en castellano al cuento titulado 'La Virgen de tergopol', del autor Marcelo Donadello. El jurado consideró también el libro que acompañaba al relato, "Chéljelon", para alcanzar su veredicto. Visitará Vitoria el próximo 13 de abril para recoger el premio, y además ofrecerá una conferencia, donde presentará el libro en la Casa de Cultura, el día 14 a las 19 horas en conversación con Jon Bilbao y César Sánchez.
Se da a conocer el Premio Literario Ignacio Aldecoa 2023
(Foto: Premio Literario Ignacio Aldecoa 2023)

En "Chéljelon", un padre cuenta un cuento a su hija. Dios llega para visitar a los amantes. Un ave de presa grita desde el árbol. Una Virgen de utilería baja del cielo en mitad del campo. Los personajes bregan a través de los días, ignorantes de esquemas mayores que los amenazan, pero la sensación es que son los países, las eras, las definiciones, quienes los atraviesan a ellos. El tono es el de la flor que se impone al basural, y el lenguaje uno al que no le importan las convenciones ni para seguirlas ni para desafiarlas. "Chéljelon", «mariposa» en lengua tehuelche, es el nombre de una constelación, más o menos la misma que los griegos conocieron como Orión, el Loco, el Cazador. La pregunta que sobrevuela el libro es si el aleteo de una mariposa que no existe puede cambiar algo en el cielo o en la tierra.

Marcelo Donadello nació en Santo Tomé, Argentina, en 1966. Toda su vida se ha dedicado a la docencia musical. Ganador del Premio Ignacio Aldecoa de cuentos en castellano, "Chéljelon" es, sin embargo y objetivamente, una novela. Quizá una novela que nace como una constelación de relatos. Ha vivido casi toda su vida cerca de un río al que le ha crecido un puente. Estudió un tiempo Derecho, de donde lo echaron por cosas como porfiar en poner el signo de pregunta que le falta al «será justicia» que cierra los escritos procesales. También estudió un tiempo Música, carrera que abandonó para hacer y enseñar música. Principalmente se dedicó a la docencia, que ejerce desde los 17 años. En 1990, cuando en Argentina los combustibles aumentaron más que la vida y se interrumpió el transporte público, viajaba cada mañana veinte kilómetros en bicicleta hacia el sur para tomar clases de Música y Derecho en Rosario, y otros tantos por la tarde hacia el norte para impartir clases de Música en Puerto San Martín. Los chicos iban a su clase aunque no tenían obligación. Ahora ya no tiene ganas de dar clases, y los chicos tampoco tienen ganas de recibirlas. Siempre ha hecho música y ha creado canciones. Ha ganado algunos concursos y le han grabado cosas algunos artistas. Se emborrachó seriamente una vez en la vida, a los nueve años, en un viaje a «la isla» con su padre, su tío y su abuelo. Este último año salvó a un pichón de benteveo, lo cual no es políticamente correcto. Durante las fiestas del año 2000, en lugar de celebrar en familia, se encerró en soledad a escribir. Sacó de esa experiencia algunos apuntes que se transformarían en sus primeros cuentos. En 2007, una tarde que tocaba con la gira «Mundo Alas» de León Gieco en el Luna Park de Buenos Aires, se enteró de que un portal de internet le publicaría por primera vez un texto y se sintió feliz. En 2022 envió un cuento al Aldecoa y aparentemente lo ha ganado. ¿Será justicia?

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