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"Comandantes medievales hispánicos. Siglos XII-XIII", por Varios Autores

Desperta Ferro. 2022
martes 11 de abril de 2023, 14:13h
Estamos ante una estupenda monografía, de más de 130 páginas, proveniente del catálogo de DESPERTA FERRO, sobre jefes de la milicia en el Pleno Medioevo. Están personajes, algunos muy curiosos, y por los que tengo un tactismo preferencial. El primero de ellos es la gran reina Urraca I de León, cuya biografía ha sido mi 5º libro publicado. Una mujer fuera de serie, que venía de una familia importante de féminas, educada en un Reino de León, cuyo subtítulo esencial es el de ‘Señorío de Mujeres’.
Comandantes medievales hispánicos. Siglos XII-XIII
Comandantes medievales hispánicos. Siglos XII-XIII

En absoluto fue la primera reina titular de León y Castilla, ya que la titulación de la soberana es el de: Imperatrix Legionis et Regina Tuta Yspanie, y el prof. Gordo Molina lo sabe de forma fehaciente; y Castilla ni existe ni se la espera. Magnífico el mapa de la página-53. Toda su vida fue una lucha continua por la defensa de su identidad, frente al comportamiento autoritario de su segundo esposo, Alfonso I “el Batallador” de León, de Aragón y de Pamplona, que también se encuentra aquí presente. Sí es verdad, que se citan las conquistas en Castilla, más como territorio que como Reino, del Batallador. En octubre de 1114, el concilio de León pone fin a aquellas ‘descomulgadas bodas’.

No cabe duda de que la reina Urraca conocía bien y ejerció plenamente los mecanismos de gobierno del reino, pero, igualmente, fue una buena rival en la guerra, a la altura de las circunstancias bélicas y de los adversarios que tuvo enfrente”. En algún texto se cita que: ‘recorrió, a caballo, los caminos pedregosos de las Asturias’. La reina denominada como ‘La Temeraria’, pasó a mejor vida un 8 de marzo de 1126. «¿Qué capacitaba a un comandante militar en el Medievo de la península ibérica? ¿Qué estilos de liderazgo se ejercían? ¿Influía su carácter en el devenir de guerras y batallas? En este quinto volumen de nuestra colección Cuadernos de Historia Militar, Comandantes medievales hispánicos, responderemos a estas cuestiones de la mano de un florido elenco de investigadores en la faceta bélica del Medievo hispánico, a través de un recorrido diacrónico que nos asomará a las campañas y vivencias de diversos comandantes cristianos de los siglos XII y XIII, desde monarcas como Alfonso el Batallador, Fernando III o Jaime I el Conquistador, a destacados capitanes como Geraldo Sempavor o Pelay Pérez Correa. Como es marca de esta colección, el texto vendrá acompañado de un nutrido material gráfico, en forma de ilustraciones, fotografía y cartografía. Su formación y su mentalidad, sus experiencias, los mecanismos que permitían a un individuo ponerse a la cabeza de una hueste y el ejercicio práctico del liderazgo, todo ello será desgranado en diversos capítulos, para ofrecer una visión sobre esos hombres (y mujeres, como Urraca I) cuya tarea fue conducir a otros a la victoria o la derrota, a la vida o a la muerte».

El prof. Porrinas González nos aproxima; con su rigor habitual, que ha mejorado mucho por su diferenciación habitual de conocimiento exhaustivo entre los Reinos de León y de Castilla; a un clérigo esencial en el Medioevo, como fue Diego Gelmírez. Realizó una obra magistral, para la historiografía medieval de su época, y se llamó la Historia compostelana, donde se registran importantes documentos para los intereses del prelado. El arzobispo será un líder militar del conjunto de las milicias reclutadas en las Galicias. La importante cantidad de textos cronísticos nos deja bien clara cual era la sociología política de la época.

Aunque los propagandistas del arzobispo compostelano se esforzaron en marcar las diferencias militares entre Gelmírez y cualquier otro barón o príncipe laico, manifestando su aversión a vestir otras armas que no fueran las espirituales, o su inclinación a la clemencia y a la concordia, lo cierto es que su modo de actuar difícilmente podía diferir del que caracterizaba a los miembros de la aristocracia laica de su tiempo”.

Asimismo, con su capacidad de síntesis rigurosa, el prof. Porrinas González nos presenta otro personaje magnífico, y por el que tengo un interés preferente. Me refiero al gran condottiero portugués, Geraldo Sempavor, Es muy esclarecedor el texto con que el cronista mahometano, Ibn Sahib al-Salat, se refiere al gran caudillo lusitano: “Alfonso, hijo de Enrique, el traidor gallego, señor de Coímbra, fue testigo del arrojo de este perro, Giraldo, y lo designó para traicionar las ciudades y castillos, que le señaló con sus hombres, y le dio poder sobre los musulmanes en las fronteras con sus terrores”.

En un momento determinado, Alfonso I de Portugal es derrotado por el Rey Fernando II de León, y debe ceder todas sus conquistas a las tropas leonesas. Asimismo, Geraldo Sempavor será capturado, pudiendo recuperar su libertad, tras entregar todas sus conquistas al Rey de León. Un enemigo del portugués, muy importante, se encuentra, ahora, dominando las tierras de Geraldo, y me estoy refiriendo al 'señor de Trujillo’, Fernando Rodríguez de Castro. En sus años finales, se estima que pudo ser derrotado por los almohades, entre 1173 y 1174. Se cualifica que tuvo un comportamiento similar al cidiano, ambos caballeros de frontera; es un momento difícil, en el que lo cristiano y lo musulmán se confunden, y los caballeros de uno y otro bando cambian, fácilmente de señor feudal.

El historiador Gomes Martins nos aproxima a otro personaje paradigmático. Me encanta, por ser una verdad histórica indubitable e indiscutible, lo claro que está para esos historiadores, el concepto de Reino de León; verbigracia, cuando se refieren a los padres del infante, no olvidemos leonés por nacencia; nieto del Rey Alfonso VI de León, e hijo de los condes portucalenses Enrique de Borgoña y Teresa de León; es el primer monarca independiente de Portugal, Alfonso I Enríquez, y, por ello, destacó el mapa de la pág. 77; quizás los problemas de su primo, el Rey Alfonso VII “el Emperador” de León, favorecieron que el autor de los ‘Annales D. Alfonsí Portugallensium regis’, le calificará de: ‘un león en sus batallas y acciones’. En la Pag. 83, prof. Cingolani no existen las Coronas de Castilla y de León, cuando Ramón Berenguer IV se dirige a la capital imperial, León, para la coronación (Chronica Adefonso Imperatoris) del Rey Alfonso “el Emperador” en la Catedral de León. Fernando III “el Santo” de León y de Castilla; el gran maestre Pelay Pérez Correa, y el magnífico Jaime I “el Conquistador” cierran este estupendo volumen, que enriquece el medievalismo hispánico, salvedades correctoras al margen. «Alea iacta est. ET. Veni, vidi, vici».

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