"...yo necesito a... alguien al otro lado de este chisme de mierda. A ser posible, con alma" [El futuro]. Necesito. "Alguien". Con alma. ¿No es lo que todos queremos? ¿Lo que gritamos por dentro? ¿Por lo que actuamos, nos movemos, existimos? Una búsqueda incesante de "alguien", un alma a la que la nuestra reconozca. Y con la que se quede, por fin. Vivimos en un mundo de aterradores "descontados": se da por descontado que una persona se comportará así, se da por descontado que se interesará por esto y no por aquello, se da por descontado... En la sociedad de la mecanización, se da por descontado que nadie piensa. Pero José Moreno Arenas, inconformista por obligada naturaleza, insolente por probado convencimiento e imprudente por saludable incorrección política, utiliza a Pepico como instrumento vital para desgranar paso a paso las facetas del alma. El ser humano que, en su monólogo eterno, las reconoce, las exhibe, oscuras y bellas. Y las convierte en armadura frente a la insensibilidad social, barrera que frena sus miedos, que nutre su voluntad. "Se tambalea, está a punto de caer; pero siempre logra dar ese medio paso que le permite mantenerse en pie" [Las máquinas]. El principal e ineludible combate del alma es el de la lucha por la existencia y la permanencia, porque su gran vocación es fundirse en otras. "¡El gran miedo del hombre no es la muerte! ¡No, señor! ¡Es la soledad!" [Te puedes quedar con el cambio, muñeca]. No es la primera vez que lo digo: con su teatro, Pepe Moreno remueve conciencias; con sus "tragedias humorísticas" consigue del lector/espectador un propósito de enmienda, aunque inmediato y efímero, pues sus defensas lo abortan nada más caer el telón, nada más leer la última página del texto. Porque somos contradictorios: independientes pero casados, solos pero acompañados. Luchamos por una soledad a la medida de nuestros patrones de felicidad y la vida nos flagela con una soledad dolorosa. "¡Soledad impuesta por el caprichoso vaivén de la existencia, soledad marcada a hierro y fuego por los impredecibles avatares de la vida! ¡Vacío en el alma, sellado con el terror de saber que nos enfrentamos cara a cara con el insondable abismo de la nada más absoluta! ¡Nadie -nunca, en ningún momento, jamás-, a tu lado para nada! ¡Sencillamente, soledad! ¡Soledad en estado puro!" [Te puedes quedar con el cambio, muñeca]. Mañas y hazañas de Pepico el Abandonao, un compendio del alma. Puedes comprar el libro en:
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