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José Ángel Mañas
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José Ángel Mañas (Foto: cedida por el autor)

Entrevista a José Ángel Mañas: "El lector de novela histórica exige y agradece el detalle descriptivo"

Autor de "Berenguela"
jueves 02 de noviembre de 2023, 07:06h
El nuevo libro de José Ángel Mañas esta dedicado a la reina Berenguela, una reina importante en la historia de España que logró unir los reinos de Castilla y León y que sólo estuvo en el trono un día. Aunque tradicionalmente se le ha dado crédito a Fernando III el Santo, el autor madrileño destaca la importancia de Berenguela en la unión y avance de la Reconquista. Nos lo cuenta en "Berenguela" que ahora publica La Esfera de los Libros.
Berenguela
Berenguela
Entre sus novelas contemporáneas más conocidas están "Historias del Kronen", "Mensaka" (adaptada al cine por Salvador García en 1998, premio Goya al mejor guion adaptado), "La última juerga" (premio Ateneo de Sevilla, 2019) y "Una vida de bar en bar" (2020). Sus novelas históricas más importantes son "Conquistadores de lo imposible" (2019), "El hispano" (2020), "¡Pelayo!" (2021), "¡Fernán González!" (2022) —publicadas ambas en La Esfera—, "Guerrero" (2022) y, ahora, "Berenguela". Tanto en un registro como en el otro, lo que procura es descifrar la realidad de nuestro país, a veces mirando de frente al presente y a veces buceando en el pasado.
¿Cuáles han sido las claves para que la historia haya olvidado a un personaje tan importante como Berenguela la Grande?

Sencillamente que, sobre el papel, reina un único día -en realidad horas, lo que durase la ceremonia de coronación de 1217 en Valladolid-, puesto que enseguida abdica en favor de su hijo Fernando III el Santo. Con lo cual, la historia pasa muy naturalmente de Alfonso VIII de Castilla (padre de Berenguela) a Fernando III el Santo (hijo de Berenguela), obviando el hecho de que Berenguela correinó con el Santo durante treinta años en Castilla y durante dieciséis años en León, y que tuvo un poder ejecutivo formidable.

¿Es más difícil escribir sobre el presente que sobre el pasado?

Son acciones complementarias. A mí siempre me ha interesado la realidad social en la que vivo, y a veces la miro de frente (mis novelas realistas) y a veces a través del retrovisor (mis novelas históricas). Pero esta alternancia ha sido un clásico en la novelística tradicional. Galdós alternaba con mucha naturalidad sus novelas contemporáneas y sus Episodios Nacionales, que eran novelas históricas; Tolstoi pasó de Anna Karenina a Guerra y Paz, cuya acción era más remota; Flaubert, de Madame Bovary a Salambó...

El autor de Historias del Kronen, que marcó una generación ¿augura un éxito similar a "Berenguela", la última novela de la trilogía sobre la Reconquista?

Hombre, no creo que tanto. Seguramente, a quien le guste Kronen no le atrae Berenguela, y viceversa. Tocan públicos distintos. Pero eso es algo que igual debemos cambiar. Yo reivindico referentes cinematográficos como Ridley Scott, que lo mismo te hace una película de ciencia ficción como Blade Runner, que una sobre gánsteres en Chicago o una histórica como Napoleón. Lo mismo Spielberg, Coppola, y otros tantos directores. Al propio Scorsese no se le caen los anillos por dirigir una película basada en la vida de Cristo o una adaptación de Edad de la inocencia, novela decimonónica de Edith Warton. El eclecticismo está totalmente naturalizado en el cine y no hay ninguna razón para que no lo esté también en la novela.

¿Qué le satisface más, escribir novela histórica o ficción actual?

Cada una te da satisfacción a necesidades diferentes. En el pasado, por ejemplo, me encanta recrear las batallas. En Berenguela me lo pasé fetén con la carga de los tres reyes en la batalla de Las Navas de Tolosa. Las lanzas, las espadas, las heridas graves, las decapitaciones, la violencia… ese tipo de cosas que en el mundo contemporáneo (por lo menos en la España de hoy) es mucho menos habitual. Luego es curioso porque cuando recreas escenas históricas tienes que prestar mucha atención a las descripciones. En el presente, si uno escribe una escena en la Gran Vía de Madrid, puedes dar por hecho que casi todo el mundo tiene una imagen mental de ella, y ser más escueto. En cambio, el lector de novela histórica exige y agradece el detalle descriptivo, y es un esfuerzo que hace que luego, cuando regresas a la novela contemporánea, te das cuenta de que cuidas más las descripciones. Todo ayuda a crecer como novelista.

¿El auge que está tomando la novela histórica acabará superando a la novela de ficción?

Eso no lo sé. Pero lo que está claro es que hay un auge, como dices, del género histórico que, actualmente, está viviendo una época dorada.

¿Se ha escrito poco sobre el papel de las mujeres en la historia de España? Por supuesto, exceptuando a Isabel la Católica. A las demás parece que les daban un papel secundario sin contar su relevancia política. ¿Es el momento de reivindicarlas?

En el caso de Berenguela, claramente, no se le ha prestado la suficiente atención. Entre las reinas, la más destacada y relevante para la historia de España, con mucha diferencia, es Isabel la Católica. Pero después de ella, por sus activos políticos y por su protagonismo absoluto en la unión entre Castilla y León, que es la gran obra de su vida, debería colocarse sin ninguna duda a Berenguela. Que llevara el sobrenombre de “la Grande” delata el respeto que se le tenía. No olvidemos que los sobrenombres suelen ser muy puñeteros. A Juana de Castilla se la llamó “la Loca”, y a Urraca de León, “la Temeraria”. No se llama a alguien “la Grande” por haber reinado solo unas horas. La podrían haber llamado “la Efímera”, y no es el caso.

Berenguela sólo fue reina un día, ¿el papel que desempeñó, en segunda línea, al abdicar fue determinante para que su hijo Fernando III El Santo, conquistara Andalucía?

Ya de por sí su papel fue relevante en la coronación de 1217. Ella sabía que existía el Tratado de Sahagún entre los reinos de Castilla y León, según el cual si uno de los dos reyes moría sin descendiente varón, el otro podía reclamar el trono. El último descendiente varón de Alfonso VIII, Enrique el Chico, acababa de morir, y Alfonso IX, como rey de León, podía reclamar, y de hecho reclamó, la corona de Castilla, con una total legitimidad. Berenguela era muy consciente de que era un grave problema, y se le ocurrió esa triquiñuela. Les dijo a los castellanos: “¿Queréis un rey varón? Pues aquí tenéis uno, y además castellano: mi hijo Fernando”. Cuando llegó Alfonso IX de León a reclamar el trono, se encontró con los hechos consumados. Hubo una breve guerra, pero no logró su propósito y hubo de regresar a León con el rabo entre las piernas. En ese momento, Berenguela ha torcido la historia porque, de haberse hecho la unión entre Castilla y León en la figura de Alfonso IX -el rey legítimo, según el Tratado de Sahagún- la historia hubiera sido muy otra, y es seguro que Alfonso IX le hubiera imprimido a la unión un sesgo leonesista. Seguramente el reino resultante habría sido el de León y Castilla, y a lo mejor en ese caso la Corona posterior habría sido la de León, etcétera. Berenguela le dio a esa unión el sesgo castellanista que luego mantuvo España. Esa intervención fue más importante que el hecho de que después, efectivamente, mientras el Santo guerreaba en Andalucía ella era quien gobernaba Castilla y León, y quien le enviaba dinero y hombres. Su poder ejecutivo, en todo momento, fue siempre muy grande.

"El poder de la reina Berenguela fue muy grande y clave cuando Alfonso IX muere"

¿Qué aporta a la historia su análisis sobre una reina que consiguió la unión de Castilla y León para siempre? ¿Falta mucho por saber de aquel periodo?

Digamos que yo sigo en esto la línea historiográfica que marcó Salvador Martínez en su obra magna Berenguela la Grande y su época. Ahí, frente a la corriente historiográfica previa y clásica, la que siguen fray Valentín de la Cruz y otros, que consideran a Berenguela una madre resignada y cristiana que se aparta sumisamente para que su hijo pueda reinar, y que luego desaparece; Salvador Martínez reivindica que la coronación de Fernando fue una argucia para mantener el poder y que Berenguela correinó durante treinta años en Castilla y dieciséis en León, y que su poder real fue grande. Si su intervención en 1217 fue clave para la historia, también lo fue en 1230, cuando Alfonso IX muere y deja en su testamento escrito que el reino de León lo deben heredar sus hijas Sancha y Dulce. Berenguela interviene por la fuerza y logra que estas renuncien a sus derechos hereditarios en favor de su hijo Fernando. Y cuando hay que negociar con Teresa de Portugal, la madre de las dos infantas, quien se sienta a la mesa a negociar en lo que hoy es Valencia de don Juan, es Berenguela (y Fernando ya tenía treinta años y no era un muchacho, vaya). Creo que todas estas cosas las debemos saber.

En el reino de León las mujeres tuvieron mucha relevancia. ¿Por qué no ocurrió lo mismo en el reino de Castilla?

Opino que es al revés. En el reino de León tenemos a la reina Urraca, que reinó entre Alfonso VI, su padre, y Alfonso VII, su hijo. Fue la primera reina medieval europea, efectivamente. Es algo a tener en cuenta. No obstante, su reinado fue muy turbulento y problemático, de modo que la experiencia de tener una reina, para los leoneses, no fue todo lo positiva que pudo serlo más tarde para los castellanos con Berenguela la Grande o Isabel la Católica. Creo que la única diferencia es que, en un caso, la experiencia no fue estupenda, y en el otro fue maravillosa, porque las dos mujeres en cuestión eran dos mujeres de Estado de los pies a la cabeza y dos políticas superdotadas.

Berenguela tenía un tremendo sentido de Estado que la fue inculcado por su padre Alfonso VIII y que ella inoculó a su hijo Fernando el Santo

¿Qué aspectos de la personalidad de Berenguela le han llamado más la atención?

El sentido de Estado que tenía. Ese tremendo sentido de la responsabilidad política que le había inculcado Alfonso VIII y que ella inculcó a su hijo Fernando el Santo. Siempre digo que Berenguela es un fruto de la buena educación que recibió en la corte de Alfonso VIII, y esa buena educación se la supo dar también a su hijo Fernando III.

José Ángel Mañas no tiene un único registro como escritor, y se documenta muy bien a la hora de escribir novela histórica. ¿Nuestros historiadores son muy aburridos y escriben sólo para expertos? ¿Está ahí la clave para que los lectores prefieran adentrarse en la historia novelada?

Como yo vengo de la novela realista, me he ejercitado mucho en la construcción de ficciones antes de meterme con la historia, y mi intención siempre es que mis novelas históricas tengan el mismo ritmo y suspense que las realistas. En ese sentido, me gusta compararme, ya lo dije, con cineastas como Ridley Scott o Spielberg, que tienen un manejo perfecto del molde narrativo antes de meterse a recrear la historia. Puede ser que a los que lleguen a la novela histórica desde la pura historia les cueste un poco más dominar el arte de contar una historia. Pero, bueno, yo también tengo que hacer un esfuerzo con la documentación, lo que no siempre es fácil. Cada novelista histórico tiene sus fortalezas y sus debilidades, está claro. En cuanto a los historiadores, les guste más o menos, ellos también, al final, tienen que escribir y han de aprender a narrar.

¿Qué personaje le ha costado menos dibujar: Pelayo, Fernán González o Berenguela?

El que me ha costado más es Fernán González. Su historia ha sido la más complicada, en términos narrativos, porque nunca independizó Castilla, con lo cual no tenía un logro claro. Con Pelayo, había una invasión muy potente sucediendo, y el clímax yo tenía claro que era la batalla de Covadonga, y los detalles que dan las crónicas asturianas sobre el personaje son pocos pero suculentos. Bastaban para recrear una psicología. Con Fernán González había más documentación, mucho cartulario y tal, y luego estaba el Poema, donde lo que es es un héroe muy tópico. En cambio, con Berenguela había documentación y crónicas a punta pala, y los problemas fueron otros. En su caso, era casi más una saturación de datos lo que tenía y lo más difícil era decidir qué descartar. Cada uno fue una labor diferente, y cada una de las tres novelas me gusta, pero creo que la mejor de las tres es Berenguela, seguida de ¡Pelayo!, y la tercera ¡Fernán González! Aunque también hay gente que prefiere ¡Fernán González! a ¡Pelayo! Ya sabes que en estas cosas al final soy un opinador más, pese a que haya escrito las novelas.

La cogobernanza de Berenguela en los reinos de Castilla y León duró treinta años. ¿Pueden establecerse paralelismos con la historia actual o adolecemos de gobernantes preparados e inteligentes como Berenguela la Grande?

La claridad de visión y el sentimiento de misión que tenía Berenguela, además de su determinación y su brillantez como diplomática y estratega, están, pienso, fuera de toda duda. Creo que no me excedo cuando digo que era una superdotada de la política, y sospecho que el nivel que tenía ella, traducido al presente, estaría bastante por encima de lo que veo hoy en día. Pero en esto tampoco soy ninguna autoridad. Lo que está claro es que hacen falta nuevos pactos de Estado que garanticen la estabilidad del país durante los próximos años.

¿Va a continuar escribiendo novela histórica o su próxima obra seguirá los derroteros de la novela negra o la ficción contemporánea?

Me vuelvo ya al presente. Llevo casi diez años escribiendo novela histórica y creo haber hecho una buena serie que arrancó con Conquistadores de lo imposible, siguió con El Hispano (obra que sé que a ti te gustó mucho, y que coincido en que es una de mis mejores novelas), ¡Pelayo!, ¡Fernán González!, Guerrero y Berenguela. Me he detenido, cada vez, en un momento de la historia de España que me ha parecido importante entender, y creo que por ahora me he quedado sin fuelle. Necesito dejar la veta histórica en barbecho por un tiempo, pero supongo que en algún momento regresaré a ella. Ahora mismo, mi siguiente obra es sobre el mundo de los criptomercados en Internet y los bitcoins. Pero no descarto que, en algún momento, regrese a lo histórico.

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