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"Mariana de Neoburgo", de María Inés Olaran Múgica

Ed. Rialp. 2022
Por José María Manuel García-Osuna Rodríguez
martes 26 de diciembre de 2023, 17:16h
Mariana de Neoburgo: el exilio de la reina viuda de Carlos II
Mariana de Neoburgo: el exilio de la reina viuda de Carlos II
La reina Mariana de Neoburgo fue la segunda esposa del Rey Carlos II “el Hechizado” de Habsburgo. Esta boda era necesaria, tal como se colegía en Madrid, para el fortalecimiento de la agonizante dinastía hispánica; y se produjo tras la muerte de la primera esposa del monarca español, el 12 de febrero de 1689, que fue la delfina María Luisa de Orléans.

“¡Parid bella flor de lys, pues si parís, parís a España, y si no parís, a París!”. Detrás de esta boda se encontraba la fama de una dinastía de muy alta fertilidad, y así se pensaba que se podría solucionar el problema de buscar un heredero para el trono de los Habsburgo españoles, y con ello se conseguiría solucionar la problemática sucesión al trono de las Españas. Lo que no se analizaba, la medicina y la genética estaban en pañales, y no se estudiaba, era el significado patológico de todos aquellos anteriores matrimonios consanguíneos. La nueva monarca de las Españas tenía solo 22 años.

«La reina Marina de Neoburgo, segunda mujer del rey Carlos II de Austria, fue desterrada de Madrid por Felipe V en 1701. Este libro relata sus años de exilio en la ciudad francesa de Bayona (1706-1738) hasta su regreso a España y su fallecimiento en Guadalajara en 1740. Presenta la vida de la reina viuda dentro del complicado contexto político y los intereses de las familias y personajes dominantes de las principales cortes europeas».

En el siglo XVII, la sociedad española del Siglo de Oro está conformada por una pléyade de escritores que refieren como era aquella sociedad, donde la mentira, los rumores, los chismes y las habladurías están a la orden del día; sobre todo dirigidos a unos cortesanos que no cumplían las expectativas necesitadas por el pueblo español; a pesar de las riquezas, indubitables, que llegaban desde Las Indias; pero que solían ser dedicadas a los intereses familiares o de dinastía de los Habsburgo en Europa. Todo este cúmulo de comportamientos serán tratados, muy pormenorizadamente, por todos los escritores de la época, desde Cervantes a Lope de Vega, Vélez de Guevara, Góngora, Calderón de la Barca, Quevedo, Ruiz de Alarcón, Garcilaso de la Vega, Lope de Rueda, Juana Inés de la Cruz, Mateo Alemán o Tirso de Molina, entre otros de mayor o menor enjundia.

En una sociedad regida fuertemente por la apariencia y por el concepto de honra, cualquier desvío en las estrictas reglas de conducta impuestas en el mundo nobiliario era rápidamente reprobado por cualquier estamento social de la España barroca. La reina Mariana de Neoburgo -segunda esposa del rey Carlos II de España “El Hechizado”- no se adaptó a la rígida etiqueta que regía la corte española, donde vivía una gran parte de la alta nobleza dedicada a una vida ociosa, a las intrigas y a conseguir mercedes de los reyes. Aprovechando la debilidad y falta de autoridad del rey trató de establecer sus propias reglas y controlar todos los resortes del poder, favoreciendo la corrupción política”.

El mentidero de San Felipe era el principal lugar de encuentro, en la variopinta capital de las Españas, en este momento histórico. En este sitio, que ya Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) había nombrado en su obra ‘Antes que todo es mi dama’, era el espacio apetecido por los madrileños para relatar todas las habladurías de aquella corte, que iba hacia el precipicio, sin ninguna posibilidad de rescate. Los soldados de la corte se reunían en las gradas de este convento, donde era más fácil la propagación de los bulos y las noticias políticas, que con los rumores circulantes sobre la corte tanto divertían a los madrileños, quienes en todo lugar y ocasión reaccionaban con su habitual gracejo, frente a aquella degradada ‘CORTE DE LOS MILAGROS’. Era, el lugar citado, el denominado como ‘mentidero de los soldados’. Sobre las losas del Palacio Real se juntaban los corrillos políticos y cortesanos, y desde allí se llevaban las noticias de la corte hasta San Felipe, para ya con toda libertad propagarse por el resto de Madrid.

Desde 1690, cuando Mariana de Neoburgo llegó a Madrid como reina de España, las noticias y bulos sobre su vida privada y sentimental circularon -primero- entre los propios cortesanos para difundirse -después- en los mentideros de Madrid y desde allí a otras provincias y al extranjero. El rechazo de la reina a cumplir las estrictas normas impuestas por el protocolo y las libertades que se tomaba en la corte, su infeliz situación personal como consorte de un rey del que no podía tener descendencia, sus intrigas políticas y la ambiciosa camarilla de cortesanos de la que se rodeó, dieron rienda suelta a todo tipo de habladurías, chismes e invenciones sobre acciones y relaciones, sus amoríos y más tarde, su supuesta descendencia”.

La reina María Ana del Palatinado-Neoburgo había venido a este mundo, el 28 de octubre de 1667, en la ciudad alemana de Düsseldorf. Era hija de Felipe Guillermo de Neoburgo y de Isabel Amalia de Hesse-Darmstadt. Durante su desdichado matrimonio fingió hasta once embarazos. En las disputas por la sucesión al trono del Reino de las Españas siempre estuvo a favor de su sobrino, el archiduque Carlos de Austria. Para más inri, el complicado y pícaro pueblo de Madrid la acuso del complejo asunto sobre los exorcismos que realizó, parece ser, sobre su marido Carlos II de España, y así tratar de embarazarse a toda costa. “No conocen que es la reina mundo, demonio y mujer y, en fin, por decirlo todo, que lo demás no lo sé, es ser la reina de carne, es ser el rey de papel”.

Mariana de Neoburgo es una reina escasamente conocida, a pesar que su época es de una riqueza política preeminente, porque la nación más importante del orbe era apetencia de todos los poderes de Europa; y dos de ellos iban a luchar muerte por tomar posesión de la misma; por un lado, el Imperio de Austria, muy vinculado a las Españas, al fin y al cabo, ambas dinastías eran Habsburgo, y habían nacido de dos hermanos, Carlos I o V en la imperial de España, y su hermano Fernando en la de Austria. En el otro bando estaba el codicioso y maquiavélico Rey de Francia, es decir Luis XIV “el Rey Sol”, la dinastía Borbón y Capeto por antonomasia. Carlos II comprendió que sus sentimientos y su corazón iban en pos del austriaco, pero la praxis política debería marcar la norma testamentaria hacia la Francia de Luis XIV. El sañudo campo de batalla sería la desgarrada península ibérica.

La prof. Olarán Múgica escribe: “…Por esta razón, entre todos los aspectos estudiados, he querido profundizar en las supuestas relaciones que han sido atribuidas a Mariana de Neoburgo con diferentes personajes que la acompañaron desde su estancia en la corte siendo reina de España, pero principalmente durante sus años de vida en Bayona, así como la supuesta descendencia habida de estas uniones”. En suma, estimo que esta obra de Rialp es un acierto, y de conocimiento necesario de esta reina española, rigor histórico en sentido estricto absoluto. «Homo sunt, humani nihil a me alienum puto».

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