Bueno, quien lo hubiera aprobado, que no era mi caso. Eso sí, el guateque no me lo perdía. Lamento decepcionarte, nunca fui buena estudiante. Pero ni me arrepiento ni me quejo. Koldo, Ábalos y Cerdán tampoco y ni puta falta que les ha hecho. A ver, no les defiendo, tío. Puedes ser mal estudiante y tener en el cerebro un par de neuronas para no acabar en el trullo.
Decepcionar, todos decepcionamos, porque siempre pedimos más de lo que damos. Y porque nuestras expectativas no son realistas. Una cosa es ilusionarse y otra ser un iluso. Pero hay un momento en la vida que es maravilloso. Cuando eres consciente que has cumplido etapas y las cosas te han salido razonablemente bien. Aunque no como esperabas ni como mereces. Y entonces, te cabreas y te lías la manta a la cabeza, lo dejas todo y te largas a los sanfermines. Por cierto, te pido perdón por haberte dado el coñazo cada 7 de julio, que, si es una fiesta cutre, primaria, vulgar, soez y deprimente. Claro que lo es ¿Y qué? Recuerda que la suerte está echada y tienes todo el pescao vendido. Carpe Diem, tío.
Puedes comprar los libros de Begoña Ameztoy en: