Josefina de la Torre: La voz femenina de la Generación del 27

La tarde

La tarde tiene sueño

y se acuesta en las copas de los árboles.

Se le apagan los ojos

de mirar a la calle

donde el día ha colgado sus horas

incansable.

La tarde tiene sueño

y se duerme mecida por los árboles.

El viento se la lleva

oscilando su sueño en el aire.

Josefina de la Torre: Poemas de la isla.

Barcelona, Altés, 1930.

[Josefina de la Torre: Poesía completa (1916-

1935). Volúmenes 1 y 2. Madrid, Ediciones

Torremozas, 2020].

Josefina de la Torre fue una de las poetas más representativas durante las vanguardias en España. Esta edición corre a cargo de Fran Garcerá. En el primer volumen (1916-1935) se han reunido sus poemarios Poesías ingenuas (1916-1919), Versos y estampas (1927), Poemas de la isla (1930). Además, se han recopilado más de doscientos poemas inéditos, así como algunos de sus poemas publicados en la prensa y en revistas. También acompaña a esta edición una introducción biográfica. El segundo abarca desde 1936 a 1989 y en él se recogen los poemarios Marzo incompleto (1968), Medida del tiempo (1989) y Mi dolor, que fue escrito tras la muerte de su marido en 1980.

https://josefinadelatorre.com/cronologia/

Se advierte en este poema, como en otros de este mismo libro “primerizo” (Versos y estampas lo publicó Litoral, en Málaga, en 1927), la influencia de Juan Ramón Jiménez, y ecos de García Lorca, aunque su rasgo diferenciador, en relación con otros poetas del 27, es el “carácter insular” de su poética, apegada a su lugar de nacimiento, Las Palmas de Gran Canaria.

Estamos ante la emotiva descripción impresionista de un atardecer, centrado en los árboles y en su paulatino adormecimiento, como paso previo a la llegada de la noche. El fin del día se expresa metafóricamente en dos versos encabalgados: “ha colgado sus horas / incansable” (y ese predicativo -“incansable”- no hace sino reiterar su finalidad natural: dar paso a la noche, precedida de un atardecer). Y por eso “se le apagan los ojos / de mirar a la calle”, que es tanto como decir, imaginativamente, que la luz va disminuyendo poco a poco su intensidad, ya que no son los ojos los que se apagan (lo cual es un caso de “hipálage”). Y como “la tarde tiene sueño”, las copas de los árboles van perdiendo su diafanidad, y como “se acuesta en ellas”, al viento le queda la función de mecerlas, representando el papel de una cuna qu se balancea para garantizar su sueño, es decir, su retirada, cumplida su misión de crepúsculo vespertino: “el viento se la lleva [a la tarde] / oscilando su sueño en el aire”. Considerado en su conjunto, el poema “parece” sencillo, pero encierra mucha sabiduría poética. Y llama la atención, por un lado, la gran coherencia semántica de las imágenes, apoyadas en los desplazamientos de significado de un léxico seleccionado con mano maestra; y, por otro, la suave musicalidad lograda con las asonancias de las terminaciones vocálicas de las palabras a final de verso: /é-o/ (versos 1 y 7), /ó-e/ (versos 2 y 8), /á-e/ /versos 4, 6 y 10). Si la tarde languidece, nada debe perturbar su adormecimiento, y los sencillos recursos poéticos empleados contribuyen a crear el clima de serenidad necesario; y los árboles la acogen, pues, como acogen los nidos de los pájaros que en ellos dormitan]. [Fernando Carratralá].

En 1989, y bajo el título Poemas de la isla, la Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias edita, en Madrid, los tres primeros libros de Josefina de la Torre (Versos y estampas -de 1927-, Poemas de la isla -de 1930- y Marzo incompleto -de 1933-, además del hasta entonces inédito Medida del tiempo.

Edición digital:

https://mdc.ulpgc.es/files/original/b4efcf80fbb5ed0b565630038a6cd73715e7df49.pdf

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