www.todoliteratura.es
Pilar Adón
Ampliar
Pilar Adón (Foto: Javier Oliaga)

Entrevista a Pilar Adón, "La novela es generosidad absoluta"

Autora de "Las efímeras"
lunes 09 de noviembre de 2015, 23:51h

Una de las canciones que la cantante cubana La Lupe llevó al éxito se titulaba “Puro teatro”. En la película de Pedro Almodóvar, “Mujeres al borde de un ataque de nervios”, pudimos escuchar una desgarradora versión de esa canción. El libro de Pilar Adón, “Las efímeras”, me ha traído a la mente esa canción, porque su novela es “pura literatura desgarradora”. La literatura por la literatura, sin otro aditamento.

  • Pilar Adón

    Pilar Adón


  • Pilar Adón

Pilar Adón
Pilar Adón (Foto: Javier Velasco Oliaga)

Como Gabriel García Márquez con su Macondo o William Faulkner con su condado de Yoknapatawpha, Pilar Adón ha creado su comunidad de la Ruche, “es una ilusión frustrada. Pero antes, fue una idea utópica que da origen a crear una comunidad de artistas y una escuela del futuro con otros parámetros. Todo en plena naturaleza, donde la libertad y el respeto son sus ideales, hasta que aparecen las pasiones y las miserias de la sociedad”, explica la autora madrileña en la entrevista que hemos mantenido a raíz de la publicación de “Las efímeras” por Galaxia Gutenberg. Algo muy parecido ocurrió en Francia a comienzos del siglo XX y ella ha querido trasplantarlo al mundo actual y a nuestra tierra, pero sin dar muchas pistas sobre su ubicación real, que ella conoce bien.

Esa idea primigenia de una sociedad en origen idílica, termina contaminándose, la dependencia que sufren muchos de sus personajes es patente. “La relación de dependencia es muy violenta y termina siendo casi asesina. Las relaciones humanas suelen ser muy posesivas, de tal modo que no queremos compartir la vida de nuestros seres queridos con nadie más”, explica Pilar Adón con un gracejo muy castizo.

Los principios filosóficos programáticos de esta sociedad están pormenorizados en varias listas incluidas en la novela. “Me gustan las listas, las normas”, reconoce la escritora, que estudió derecho en su juventud pero que lo abandonó por el mundo de la edición, de la traducción y de la literatura. Pero en esa sociedad que tan concienzudamente describe hay otras sociedades dentro de la gran sociedad de Ruche. “Casi cada casa tiene sus propias normas, incluso cada personaje tiene sus propias normas”, observa.

La atmósfera de “Las efímeras” es profundamente agobiante y según va discurriendo la trama se vuelve más y más claustrofóbica. “Es absoluta, yo lo explico como si dentro de un pañuelo fueses metiendo a todos los personajes y luego lo cierras. No pueden salir de allí pero aquello está bullendo constantemente”, describe. En ese mundo cerrado, las obsesiones se van dando cada vez con más fuerza. “Hay una imposibilidad de huir autoimpuesta”, puntualiza.

Ha estado cinco años escribiendo “Las efímeras”, “el último de ellos revisándolo y corrigiéndolo”, nos cuenta. Pero no se crean que sólo ha estado escribiendo esta novela. En ese periodo ha publicado dos poemarios y dos libros de relatos, además de distintas traducciones para la editorial Impedimenta.

Cuando hablamos de sus influencias reconoce que su aprendizaje vital es puramente literario. “Primero leemos de jóvenes y luego empezamos a vivir”, confiesa. Autores como Virginia Woolf o William Faulkner se encuentran entre sus favoritos o novelas como Anna Karenina o Madame Bovary, “de cuyas protagonistas sabemos más que de nuestros vecinos del quinto”, relata con acierto y humor. Y tiene una especial predilección por la escritora irlandesa Iris Murdoch. “Sus libros me deleitan párrafo a párrafo, en cada uno de ellos me detengo porque transmiten sentimientos, es un acto de comunicación sublime donde demuestra oficio, artesanía y lo importante que es la palabra. Me hace reflexionar y, también evadirme”, específica y añade “la literatura es evasión, reflexión y diversión”.

“Para mí es importante el ritmo y la sonoridad de las frases, pero también lo que no se dice y se insinúa”, enumera. “En Las efímeras hay bastante violencia pero no se explicita. Todo se dice con buenas palabras, con buenas formas. Es más efectivo cuando insinúas. Con el terror pasa lo mismo, que es más eficaz cuando se va contando de manera subrepticia”, refiere la novelista madrileña.

Lo que a Pilar Adón le gusta es crear una sensación de inquietud para que el lector participe de lo que relata y rellene los huecos que quedan en la trama insinuados. Por eso, sus protagonistas pueden parecer una cosa y luego ser otra. En un principio Dora, la protagonista, parece que está controlando todo y nos damos cuenta, al final, que no está controlando absolutamente nada. Violeta, su hermana pequeña y la desencadenante de la trama, no es el personaje inocente que parece en un principio.

“La novela ha de ser del lector”
La autora ha querido dejar oculto el paraje donde se desarrolla la novela. Ese paraje es un personaje más, tan importante como cualquier otro. “Yo quiero hacer que la novela sea del lector, si se dice la ubicación de la misma ya deja de ser del lector y sería del autor”, expone. Su idea es que el lector participe e imagine ese paraje que se sugiere, pero no se descubre. Cada lector puede ponerle la ubicación que quiera, aunque las claves de lluvia y de bosque nos dan una idea muy aproximada.

El consejo de Pilar Adón al lector que se enfrenta con una novela es: “que confíe en el autor y se deje llevar para meterse en la parte ficcional de la obra a lo bestia y se apropie de ella. Si dijese dónde está situado, limitaría al lector”. Ella misma no se limita a la hora de escribir. Le gusta tanto expresarse en verso como en prosa. En un poema que en un relato o novela. Pero ahora, ha necesitado hacerlo en una novela. “Si la poesía es creatividad, si el relato es un ‘tour de force’, ahora veo la bondad de la novela”, entiende y concluye: “La novela es generosidad absoluta”. Y su novela es un ejemplo claro de lo que dice. Pura literatura.

Puedes comprar el libro en:

Logo FNAC 
120x60
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (7)    No(0)

+
0 comentarios