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LITERATURA > FIRMA INVITADA
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Algo alejado de nuestra historia, nuestros mitos y nuestras leyendas, así es como ven muchos lectores de este país la literatura fantástica. No ha calado tan hondo como en las naciones anglosajonas, donde sus autores gozan de prestigio mundial y usan sus propias mitologías. Aquí la magia de las grandes sagas sufre el atropello del realismo; se da la espalda a una larga tradición mitológica de origen celta, relegada al olvido. No en vano nuestro principal cantar épico, el Mío Cid, es considerado el más verista de toda Europa.
En cuanto se divulgaron las primeras atrocidades de esta nueva guerra, todos los teletipos de agencia mencionaban que habían estallado durante la última madrugada de Sucot. Sabía que se trataba de la fiesta hebrea de las cabañuelas o de los tabernáculos, como se traduce al español en la Biblia, pero ignoraba su duración y otros detalles en los que me sumergí con tal de huir del espanto.
La libertad frente a la barbarie, siempre la poesía para iluminar las encrucijadas sombrías del ser humano, para cantar las maravillas y denunciar los desastres, para no sumirnos en las negruras que generamos desde que nos bajamos de los árboles y echamos a andar, para celebrar la vida y el amor que, como el musgo, crece en cuanto encuentra la mínima humedad. Esos han sido y siguen siendo los motores de la escritura y de la andadura cívica y ética de Abdellatif Laâbi, uno de los poetas más importantes de la literatura francófona. Para suerte mía, desde hace más de tres décadas atesoro su amistad y la de Jocelyne Laâbi, también escritora y traductora.
V.-LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA, SENSU STRICTO-
«La anécdota del “pastor de Las Navas”, crucial para la batalla, había sido recogida con prudencia por los testigos directos –Alfonso VIII, el arzobispo de Toledo- o simplemente ignorada, pero creció con el paso del tiempo. No es lo único. Podríamos constatar el mismo fenómeno con las listas de nobles que participaron en la contienda o con la identificación de quienes, en el momento final de la lucha, se adjudicaron la gloria de haber asaltado el palenque almohade, pero no parece necesario: nos basta con repasar en la obra de Gonzalo Argote de Molina la relación de linajes nobiliarios que tomaron en sus escudos de armas la divisa de las cadenas que rodeaban el campamento del emir, la cruz que apareció durante la batalla u otros signos alusivos a la jornada. Y es que, como afirma el citado autor: “(…) fue tan grande el concurso de todos los nobles de los reinos de España, para hallarse en esta batalla, que apenas quedó rico hombre ni hijodalgo en toda Castilla, Aragón y Navarra que pudiese tomar Armas, que no se hallase en ella. Y así se les puede dar con mucha razón crédito a todos los nobles, que por razonables conjeturas se preciaren de haberse hallado en ella sus antecesores. Y así, por tradiciones antiguas de algunos otros linajes consta haberse señalados en esta batalla sus pasados, y haber quedado memoria de ello en sus escudos”. A los efectos que aquí interesan, parece claro que Las Navas, como otros encuentros campales, no solo fue un acontecimiento central para los cronistas, sino también un motor historiográfico que, por sí mismo, generaba nuevas narraciones y ofrecía un verdadero trampolín propagandístico a linajes y lugares» (F. García Fitz; Op. Cit., pág. 49).
A Neem Karoli BabaEn la década de los años sesenta fueron muchas las personas que por una u otra causa su instinto les hacía irse de sus lugares de procedencia buscando algo nuevo, algo que pese a tener una gran carrera con todo el dinero del mundo… no les acababa de llegar.
Palabras y más palabras: la palabra proferida, la silenciada, la palabra traducida y la interpretada. Esa palabra que nos ahoga…
I. ANÁLISIS PREVIO
El gran Rey Alfonso IX de León “el Legislador o el de las Cortes” estuvo en la previa batalla de Alarcos, que su nervioso primo Alfonso VIII “el de Las Navas” perdió ampliamente, por no tener paciencia para esperar la llegada de su joven primo legionense; siendo como era, el ejército del Reino de León el mejor de las Españas; poseyendo la brillante e invencible caballería pesada, los futuros IRONSIDE, que plagiaría Oliver Cromwell. Es, por lo tanto, por lo que los pobres caballos de Castilla, cabalgando desde Toledo hasta Alarcos fueron fácil presa de la infantería y de la caballería ligera mahometanas, comandadas por el khalifa almohade del momento llamado Muhámmad an-Násir (1199-1213). Tanto Sancho VII “el Fuerte” de Navarra como Alfonso IX “el Legislador” de León tienen una violenta entrevista con el soberano de Castilla, en Toledo; pero la reacción de Alfonso IX de León es terrible de indignación, ya que le recrimina a su primo, que le escucha sin parpadear, que las tropas de León estaban ya en Talavera.
En medio del marasmo reinante, me encuentro con una noticia saludable: unos elcheros lanzan con éxito, desde Huelva, un cohete —encima, llamado Miura, en honor de la ganadería de don Eduardo—, totalmente fabricado en Teruel —esa provincia hasta hace nada quejicosa de su inexistencia—, y primero de una camada, cuyo quinto novillo está previsto que pueda situar un satélite en órbita. No sé qué dirán los animalistas, los veganos y las otras congregaciones anejas, tan susceptibles a cualquier mención taurina como devotos de los bichos en general, al punto que serían capaces de comerse a besos al alien de Ridley Scott, pero a mí, este acontecimiento —nombre del proyectil incluido—, me provoca una reconfortadora sonrisa y me suscita una pizca de patriotismo, hoy, tan desdeñado.
Descubrimos que los templarios demandan al Papa y le exigen la rehabilitación de la orden, suspendida en el año 1312. Reclaman que todos los templarios medievales asesinados sean considerados mártires y que se les autorice a formar "un ejército".
«Oh dulce España, patria querida»,
Miguel de Cervantes Saavedra
La Biblia,- traducida a 450 lenguas de forma completa y más de 2000 de forma parcial, cuyo autor es el Señor Dios majestuoso y poderoso, es parte de Don Quijote de la Mancha (1605 & 1615),-traducido 1.140 veces a unas 190 lenguas y dialectos,-de la brillante pluma de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), héroe de la Batalla de Lepanto (1571), ejemplar esclavo en Argel (1575-1580), y permanente leyente de las verdaderas riquezas del Viejo y Nuevo Testamento, para quien Jesucristo fue «Dios y hombre verdadero» (Quijote, II-XXVII), y cuyo deseo se hizo realidad: «a mí se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzca» (Q, III-II).
La Biblia, modelo de estructura organizativa del Quijote; y Catalina de Salazar y Palacios, amor del famoso Manco y su fuente de inspiración humana
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