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Baptiste Touverey
Baptiste Touverey (Foto: Javier Velasco Oliaga)

Baptiste Touverey: “Un escritor está siempre en la cuerda floja”

Entrevista al autor de “Constantinopla”

lunes 04 de marzo de 2019, 12:34h

Quien crea que la caída definitiva del Imperio Romano se produjo en el año 476 a mano de la tribu germánica de los hérulos se equivoca. El Imperio Romano continuó su existencia hasta bien entrado el siglo XV, la capital se trasladó a Constantinopla donde continuó la hegemonía de Roma por todo el Mediterráneo. “Constantinopla fue la nueva Roma, más brillante si cabe”, afirma el escritor francés Baptiste Touverey, autor de la vibrante novela histórica “Constantinopla”.

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Baptiste Touverey
Baptiste Touverey (Foto: Javier Velasco Oliaga)

Baptiste Touverey es un escritor y periodista apasionado por la historia de Roma y cuando se enteró de ciertos sucesos acaecidos en el siglo VII en Constantinopla, decidió escribir esa desconocida historia. “No había ninguna novela publicada sobre este tema y ese periodo de la historia y me pareció que tenía una fuerza descomunal. Así que pensé que tenía que escribir una novela sobre ello”, cuenta el escritor francés en una entrevista que mantuvimos en la cafetería de un hotel de la Gran Vía madrileña, lugar de cita de innumerables escritores en promoción.

“Ese periodo histórico fue un momento de cambios. Todo era muy maleable y volátil, y cualquier cosa era posible en ese momento. Fue el verdadero final del mundo antiguo”, apunta con decisión este joven escritor francés. Y continúa diciendo “para mí, es una novela de romanos ya que Constantinopla era la nueva Roma, aunque ellos se denominaban a sí mismos bizantinos”.

Para el autor francés, “la continuación del Imperio Romano en Oriente fue un caso de resilencia extraordinario ya que sus tierras estaban continuamente amenazadas por el imperio persa y aun así resistieron casi un milenio”. En aquel periodo histórico, Constantinopla era la ciudad más grande del mundo con la capital de China, y por sus calles paseaban más de un millón de personas, mientras que Roma se quedaba con poco más de 20.000 habitantes.

Baptiste Touvery me confiese que de joven veía todas las películas de romanos que caían en sus manos. “Me encantaban todas las péplum italianas y otras como Quo Vadis”. Para el autor, “Roma pasó a ser un concepto universal que pervivió cerca de mil años. En Constantinopla se podía ver que la famosa eficacia militar de Roma continuaba en esta parte de imperio, además de la arquitectura o la ingeniería. Todos los conocimientos de Roma fueron transferidos a esta parte del imperio”.

Sin embargo, la historia en múltiples ocasiones es caprichosa, Bernard Touverey lo tiene muy claro. “Los personajes que acabaron en primera línea de la historia no eran los destinados a ser los actores principales, como es el caso de Focas, un simple centurión que se convierte en emperador. Y lo mismo ocurre en mi novela, cuando empecé a escribirla creía que el protagonista sería Heraclio, sin embargo, Nicetas se hizo con la trama, ya que es un personaje mucho más trágico y que sacrifica el poder por el amor. Es un personaje que evoluciona claramente”, disecciona con acierto el escritor.

“No he sido infiel al espíritu de la historia”

“El marco general de la historia ha quedado respetado. No he sido infiel al espíritu de la historia, pero tenemos que entender que una novela es ficción y las posibles modificaciones las he hecho para favorecer la dramatización de la historia. Para mí, la ficción debe prevalecer al rigor histórico pero, eso sí, siempre hay que mantener la verosimilitud de la novela”, explica con detenimiento el recién estrenado novelista que quiere continuar escribiendo sobre Constantinopla. Al preguntarle si piensa hacer una trilogía, entre risas responde: “una trilogía es de cobardes, yo estoy pensando en hacer una saga, unos seis volúmenes o, quizás más”.

He aprendido a escribir reescribiendo

En cuanto a su manera de escribir, dice que “en esta ocasión he sido un escritor demasiado lento, he tardado unos siete años en dejar acabado el libro, y he tenido que reescribir gran parte de la novela, he tardado más en los arreglos que en la escritura porque según iba urdiendo la trama de la novela, he visto que el ritmo es fundamental, como lo ha sido encontrar mi propia voz, que no se pareciese a ninguna otra. He aprendido a escribir reescribiendo y he tenido siempre en mente conseguir que al lector que no le guste la novela histórica, le guste la mía”.

“Como escritor he querido, además de encontrar mi voz, mantener un cierto equilibrio entre el lenguaje de entonces y el de ahora, para ser sincero, tiene que haber un cierto grado de artificio pero, también, mantener un equilibrio entre lo genuino y la modernidad, por eso creo que el escritor siempre está en la cuerda floja”, elucubra razonadamente el escritor galo, bueno galo-romano, que para esos son muy suyos los franceses.

Una de las características de su literatura es casi la ausencia de diálogos. “Me he centrado más en la historia que en los diálogos. Cuando hay muchos, el texto se convierte en muy teatral y yo creo que ha de primar la acción, lo que da mucha más fuerza al texto”, concluye Baptiste Touverey, un escritor empeñado en rescatar la historia de la Constantinopla romana, tema poco tratado en la ficción y en la historia.

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