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Centro de Interpretación de El Gasco
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Centro de Interpretación de El Gasco (Foto: Javier Velasco Oliaga)

Las Hurdes, en el pasado, entre la pobreza y la esclavitud

jueves 18 de agosto de 2022, 12:11h

Siempre que escribo sobre Las Hurdes hay polémica. Y no sé el porqué. Parece que todavía quedan heridas abiertas del pasado que sus habitantes no han superado. Las Hurdes tienen algo mágico, pero también algo oscuro y tenebroso. Se refleja en sus montes y en es su indomables tierras, también en sus habitantes. Muchos de ellos, sobre todo los mayores, no quieren hablar del pasado. Les cuesta recordarlo. Creo que es un error porque hay que conocer lo bueno y lo malo de la historia - y enfrentarse a los recuerdos- para saber enfrentarse al futuro.

  • Almazara de Ovejuela reconvertida en centro de interpretación de la miel

    Almazara de Ovejuela reconvertida en centro de interpretación de la miel

  • Típica casa hurdana

    Típica casa hurdana

Calle hurdana en El Gasco
Calle hurdana en El Gasco (Foto: Javier Velasco Oliaga)

Hablar en esta comarca de Alfonso XIII o de Luis Buñuel provoca la porfía entre interlocutores. Unos creen que Alfonso XIII fue un mal rey –que lo fue- y otros aseguran que al llegar a Las Hurdes trajo el progreso. “Con el rey llegó la civilización. Abrió las escuelas en los pueblos, puso médicos en algunos de ellos y también las estafetas. Hasta llegó la Guardia Civil”, me dice una mujer que no quiere que diga su nombre en el pueblo de El Gasco. Con el cineasta aragonés pasa lo mismo. Unos dicen que su documental “Las Hurdes. Tierra sin pan” es un panfleto lleno de mentiras y exageraciones, otros que lo que cuenta es real como la vida misma y que lo que reflejó era cómo se vivía en los pueblos hurdanos; eso sí, utilizó muchos elementos cinematográficos para reflejar lo que él quería.

El documental que rodó en Aceitunilla se estrenó en el otoño de 1933, duraba unos 28 minutos y era mudo. Al gobierno republicano le sentó muy mal la visión que mostraba Buñuel de la comarca hurdana y prohibió su difusión a instancias del doctor Gregorio Marañón, uno de los acompañantes de Alfonso XIII, que se indignó cuando vio la película. En Francia se estrenó en 1937, pero también fue prohibida al poco tiempo. El documental cayó en el ostracismo hasta que se pudo reestrenar en España en los años 70. El único apoyo que tuvo fue el de algunos intelectuales mexicanos, entre ellos Octavio Paz. En México estuvo exiliado Buñuel buena parte de su vida.

El viaje del monarca y su séquito se produjo entre el 20 y el 24 de junio de 1922. La comitiva estuvo formada por Luis María de Silva y Carvajal, duque de Miranda y jefe de la Casa Real que llegaría a ser el Mayordomo mayor del monarca; Vicente Piniés, ministro de Gobernación; el periodista José García Mora, cronista del viaje; el fotógrafo José María Vázquez Campúa, más conocido como Pajarito, quien ilustraría todo el periplo; el ingeniero de montes Santiago Pérez Argemí, gran conocedor de las tierras hurdanas; los médicos Gregorio Marañón; auténtico factótum de la expedición, ya que quería mostrar al rey las muchas enfermedades que tenían sus habitantes tales como el raquitismo, enanismo, el bocio y el tifus, y Ricardo Varela; y el ayuda de cámara del soberano, el teniente coronel Obregón.

Llegaron hasta la población cacereña de Coria en automóviles, aunque algunos aseguran que llegaron en ferrocarril, y desde allí continuaron el viaje hacia las Hurdes en caballerías. Las noches que pasaron en la comarca fueron cuatro. Alfonso XIII se pudo hacer una idea de cómo se vivía en la zona gracias a los expertos que le acompañaban y a lo que vio por la zona. El doctor Marañón quedó asombrado por la extensión de las enfermedades que padecían sus habitantes, que en el resto del país no se daba tan profusamente como en esta región. Muchas propiciadas por la endogamia en la que vivían y que hacía que hubiese un algo grado de personas con retraso mental. “Vaya, que había muchas personas a las que se las llamaban el tonto del pueblo. Ahora está mal visto decir esto y se denomina personas de capacidades diferentes, en la actualidad ya han desaparecido. Cosas del progreso”, me dice un contertulio en un bar en la plaza de Caminomorisco mientras tomábamos una cerveza. La comitiva real quiso verificar esa leyenda negra que se contaba sobre Las Hurdes en el resto del país. Gente huraña, peligrosa, vaga, etc. Nada de eso era real y lo que encontraron fue a personas amables y fieles que estaban mal alimentadas, que tenían poca higiene y no tenían ningún acceso a la modernidad.

Cuando la comitiva real cruzó el río Los Ángeles, que desemboca en el Alagón, el rey tuvo una de sus típicas ideas peregrinas. Como todos sabemos, Alfonso XIII fue productor de películas pornográficas; cuatro de ellas aun se conservan en la Filmoteca Nacional y otras, por desgracia, se perdieron. Al llegar a Pinofranqueado, le apeteció darse un baño en el río junto al puente. Llamó al fotógrafo Campúa y le dijo: “¡Ven Pajarito –era de nariz prominente y aguileña el susodicho periodista gráfico- que vas a hacer un daguerrotipo que no me ha hecho nunca tu padre!”. Acto seguido se quitó la ropa quedando en cueros reales y tomó del hombro a un asustado Gregorio Marañón que llevaba calzones largos. Campúa hizo la foto que salió en algunos medios, aunque en la mayoría de los periódicos censuraron con una franja blanca los atributos reales. Acto seguido se zambulleron en el río y pudieron refrescarse de los calores del comienzo del verano.

Hacía dos años que no paseaba por las intrincadas calles del El Gasco, quizá el pueblo más típicamente hurdano de todos los de la comarca. En sus calles se encuentra uno de los centros de interpretación de Las Hurdes. La casa donde se halla está rehabilitada y podemos ver cómo vivían sus moradores. Para la responsable del centro, no es un reflejo fiel. “Se ha idealizado un poco. Las condiciones en las que vivían eran inhumanas y se ha querido dulcificar”. Aun así, nos podemos hacer una idea de cómo habitaban sus gentes en el siglo pasado. “Las carreteras no se asfaltaron hasta en los años ochenta. El agua o la luz llegaron poco antes. Las condiciones de vida eran extremadamente duras”, continúa diciendo. Sí pude comprobar que los hurdanos tienen una especie de dialecto que hablan entre ellos, un cartel que leí en una puerta de una casa decía: "No acercarcen. Atención. Que se callen piedras". Hay otras palabras de uso muy popular como canchúo, que utilizan para referirse a una persona fuerte. En poblaciones cacereñas como Garrovillas de Alconétar también hablan otro dialecto más sofisticado.

"La vida de los niños pilos"

Si a estas alturas del artículo se preguntan el porqué de tan extraño título, creo que ha llegado el momento de explicarlo. Para algunas personas, en la primera mitad del siglo XX existió la esclavitud en las tierras jurdanas, otras sostienen que la crianza mercenaria que se daba en esas tierras era una simple adopción. La verdad es que había tanta pobreza y tanta mortalidad infantil, la esperanza de vida sobrepasaba por poco los cuarenta años, que las familias de las Hurdes recogían niños en las inclusas de poblaciones cercanas porque les pagaban. “Muchas familias se hacían con niños pilos –abandonados en los orfanatos- porque les compensaban con una aportación económica. Iban a Plasencia o a Ciudad Rodrigo a por ellos. En la ciudad salmantina les retribuían con una peseta más”, cuenta la responsable del centro de interpretación de El Gasco.

Todavía queda alguna de esas personas expósitos en las zona, y muchos de sus hijos. Florentina Iglesias lo cuenta en su libro, difícil de encontrar, “Historia de un pilo”, la biografía de su padre nacido en el año 1897 que fue abandonado nada más nacer en el hospicio de Plasencia. “Durante muchos años fue común que las mujeres hurdanas amamantaran los niños de los orfanatos de la zona”, cuenta en su libro. Algunas familias trataban a los niños pilos con dureza. No quedaba otro remedio. Tenían que trabajar para subsistir y de ahí que se convertiesen en pastores o en mieleros. Muchos de ellos iban descalzos por los riscos con las cabras y pasaban miedo entre los canchales y las corrientes de agua. De ahí que algunos pensasen, y no les faltaba razón, que era una especie de esclavitud. Otros, por el contrario, manifiestan que las familias que les acogieron les trataron con cariño, que les querían como si fuesen hijos suyos, es el caso de Petra Franco que se sintió toda la vida aceptada y amada. De hecho, ella nunca quiso conocer a su verdadera madre que la dejó en el hospicio. Si sabe que su madre era una persona de familia más que pudiente y que la abandonó para no causar un escándalo en su pueblo. Todavía sobrevive algún niño pilo en estas tierras y muchos descendientes de ellos que se sienten orgullosos de su origen o no han querido abandonar las pobres tierras que los acogieron.

Durante mi estancia en las Hurdes se produjo incendio en la Sierra de Gata, a escasos kilómetros de donde estaba alojado. En estas tierras están acostumbrados a estas catástrofes. A mediados del pasado mes de julio un incendio en las inmediaciones de Las Mestas arrasó más de 3000 hectáreas de monte y supongo que miles de colmenas de abejas. Este pueblo es famoso porque están allí radicados dos famosos mieleros de la zona Cirilo Marcos Domínguez y El Tío Picho (Anastasio Marcos Domínguez), rivales, hermanos e hijos del original Tío Picho. Cirilo continúa vendiendo sus productos. “Hace poco estuvo en mi tienda, tiene más de noventa años y sigue activo. Eso sí, vino acompañado de una de sus hijas”, me dice un comerciante en la vecina localidad salmantina de La Alberca. Anastasio me cuenta en su tienda que “los incendios y el mal uso de las energías están provocando el cambio climático. Nunca había visto una sequía como la que ahora estamos viviendo. Además, los incendios hacen que se estén muriendo muchas abejas y cuando éstas dejen de existir los siguientes seremos nosotros”.

Pese a los malos augurios del tío Picho, sigo siendo optimista y por eso adquirí sendas botellas de sus bebidas estrella. En el bar de Cirilo compré su famoso Ciripolen, que hace décadas tuvo mucha fama como afrodisiaco y en la tienda de Anastasio el conocido Pichín Real. Veré si surten los efectos que tanto pregonan y más sabiendo que nos puede quedar poco tiempo si las abejas desaparecen. No me pude ir de Las Hurdes sin volver a ver el meandro el Melero, el más bonito del mundo; entonces me di cuenta –cómo podrán comprobar en la foto que publicamos- que el cambio climático es más serio de lo que todos dicen. Dos años hay de diferencia entre una y otra foto. No pude contener una lágrima. Nuestro futuro está más seco que el río Alagón. No dejemos que esto ocurra, para ello los políticos deberían poner más medios para controlar los incendios –limpiar montes, ensanchar los cortafuegos y establecer más retenes- y para gastar menos combustibles fósiles. ¡Nos la estamos jugando!

Meandro el Melero (2020-22)
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Meandro el Melero (2020-22) (Foto: Javier Velasco Oliaga)
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