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"La dueña", Isabel San Sebastián

Ed. Plaza y Janés
martes 28 de noviembre de 2023, 18:17h
La dueña
La dueña
Está claro que esta obra es una novela; por lo tanto, es una narración literaria de ficción, en la que se cuentan una serie de hechos prolongados en el tiempo, con el fin de ofrecer placer estético a sus lectores. Hasta aquí todo correcto, pero el apellido invalida casi todo lo anterior, ya que una novela-histórica exige un 60% o más de hechos históricos probados. Y eso falla, cuanto menos, en la contraportada ilustrativa del libro.

Me estoy refiriendo al nulo rigor histórico del mapa: En el año 1054, la Península no se llama Hispania. No existe Navarra sino Reino de Pamplona y de Nájera. Los condados catalanes son territorios que portan su nombre per se. El reino de Aragón no ha nacido. Y, ya es el desideratum del error en: el nombre de Castilla ¡no existe!, ya que ese territorio forma parte del Reino-Corona de León, y el nombre de Al-Qila otorgado o nominado por los mahometanos-musulmanes-sarracenos está conformado por diversos condados, ¡todos ellos dependientes de León!, y no llevan nunca el nombre de Castilla, sino el de: Saldaña, Monzón, Liébana, Burgos, Álava, etc. Por el contrario, está muy bien delimitado y nominado el territorio de las Taifas andalusíes, aunque faltan algunas, como Murcia, Mérida, Badajoz, etc. En el año-1054 d.C., el Rey de León es Fernando I (antes conde de Burgos. “Imperante el Conde Fernando en Burgos”) y la Reina-propietaria de León es Sancha I. Además, el susodicho año es el de la batalla de Atapuerca, del 1 de septiembre, entre Sancha I y Fernando I de León contra el rey García Sánchez III de Pamplona y de Nájera. Ambos hijos del rey Sancho III “el Mayor” de León, de Pamplona y de Nájera. Todo ello en pos del rigor historiográfico más paradigmático posible.

«“Con más de 500.000 ejemplares vendidos de sus obras, Isabel San Sebastián regresa con una aventura trepidante de coraje, familia y honor sobre el papel fundamental que las mujeres, olvidadas por las crónicas, tuvieron en la Reconquista”. Año 1069 de Nuestro Señor. Cristianos y musulmanes libran una lucha sin cuartel en Hispania, divididos a su vez en reinos y taifas arrasados por disputas intestinas. En ese mundo despiadado, Auriola relata a su nieto Diego la gesta de su abuelo Ramiro, caballero de frontera caído en combate al servicio de su rey, mientras defiende sola la tierra que su esposo ganó con la espada. Abuela y nieto deberán sobrevivir a las guerras fratricidas entre Navarra, León y Castilla, salvar el legado familiar y plantar cara a la brutal acometida de los almorávides. Además de una obra que refleja en toda su crudeza y fascinación una época determinante de España, ‘La Dueña’ es un emotivo relato que llega al corazón y que nos muestra cómo los grandes conflictos de la Historia afectan a miles de historias anónimas escritas con sangre y sudor».

A continuación, voy a por la necesaria y prístina corrección historiográfica a la NOTA DE LA AUTORA: Reitero que, muy difícil puede, “Una suerte de ‘ascensor social’ que permitió a un gran número de campesinos uncidos a la tierra alcanzar la libertad y labrarse un futuro mejor, creando España, y en particular en Castilla, una sociedad única en Europa”. En primer lugar, el concepto de las Españas está, y no con mucha nitidez, inscrito en las normas del emperador Carlos V; ya que sus abuelos maternos, Fernando e Isabel, los Reyes Católicos, nunca se autointitularon Reyes de las Españas o de España, ya que no lo fueron nunca de Portugal. Y, para más inri indicar que la libertad estaba en una anhistórica Castilla ya aburre, entre otras razones de mayor o menor enjundia, porque en esta época de los almorávides, solo existen el Regnum Imperiumn Legionensis del emperador Alfonso VI de León y el de Pamplona del Batallador, que ya lo será de Aragón. Además, las libertades, ¡parece mentira obviarlo!, nacen en el Reino de León, con el Fuero de León del año 1017 del Rey Alfonso V de León. Y ya lo sumo de libertades y derechos de los ciudadanos de las villas y de las ciudades están contenidos en las Cortes de 1188 del Rey Alfonso IX de León, que desde 2013 es ‘La Cuna del Parlamentarismo’. Entrando en la narración, deseo indicar que el mundo de La Dueña está en una continua evolución, víctima de las convulsiones provocadas por aquellos fanáticos ismaelitas que fueron los almorávides. Cuando ya ha caído el Califato omeya de Córdoba con Hisham II, a lo que ha colaborado un dictador como el hayyib Almanzor, nace la época del Románico, y el auge de los grandes Reinos: de León, todos sus reyes son emperadores, con el Magnus Basileus Ramiro II “el Grande o el Invicto” a la cabeza, que provocó la caída previa de Abd Al-Rahman III en Simancas, y de Pamplona.

En esta novela histórica, elaborada con artesanía narrativa, se nos ofrecen todos los detalles definitorios de cuáles eran los peligros que eran padecidos por aquella sociedad, cuyos varones y mujeres intentaban labrarse un futuro, participando en la Reconquista por medio de la figura del derecho romano de la presura. No se puede negar el esfuerzo realizado por la autora, para, verbigracia, indicarnos cómo era la vida familiar de aquellos habitantes del Siglo XI, como vestían, en que lugares vivían, y hasta cuales eran sus comportamientos psicológicos. Las dueñas de frontera, qué según la foralidad leonesa, eran copropietarias de las tenencias regias entregadas a los varones de la familia; pero, con la importante mortandad que se producía en las guerras contra el Islam, eran las que se encargaban de la administración de esas propiedades y, sobre todo, de la educación de sus vástagos, pero la Ley del Reino de León las facultaba para ello; no en vano, se define a la Corona de León como ‘Señorío de Mujeres’ en el Medioevo.

Ya se ha producido el aserto deseado de un monje de Cardeña de: OBIIT ALMANSUR ET SEPULTUS EST IN INFERO. La trama refiere que la joven Auriola de Lurat es enviada a la corte del Rey Sancho III Garcés “el Mayor” de Pampona, de León y de Nájera, para servir de dama de compañía de la hermana de dicho soberano, Sancha Garcés, la cual se casará con el Rey Alfonso V “el de los Fueros” de León. La protagonista deberá arrostrar todas las intrigas de la compleja y elaborada Corte de León, enfrentándose a todo tipo de peligros, hasta convertirse en la Dueña de su destino en su capacidad de decisión sobre su vida. “Había llegado al final, aunque no podía marcharse sin hacer una última cosa. Por eso mandó llamar a ese nieto tan distinto de Diego, perdido en su infierno interior. Tenía que hacerle un ruego y arrancarle una promesa”. Recuerdo a la autora la titulación de Urraca I de León: ‘Imperatrix Legionis et Regina Tuta Yspanie’. Obra para leer y analizar. «Benedictus dominus, adiutor meus, qui docet manus meas ad proelium et digitos meos ad bellum».

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