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Calcomanía

11/10/2017@12:37:51

Hace unos días me dijeron algo que todavía no ha huido sin dejar sombra de mi cabeza: que vivimos en una época en la que se escribe más de lo que se lee. En esta ingente sobreproducción de libros uno de los frentes con más dificultades a la hora de dejarse ver y conocer son los autores noveles. Hoy hablo de la primera novela de Alfredo de Cossío, peruano afincado desde no hace mucho tiempo en Barcelona, que publica Calcomanía, sello de la editorial Mesa Redonda: ‘Tiempos de David’. Hace unos días me dijeron algo que todavía no ha huido sin dejar sombra de mi cabeza: que vivimos en una época en la que se escribe más de lo que se lee. En esta ingente sobreproducción de libros uno de los frentes con más dificultades a la hora de dejarse ver y conocer son los autores noveles. Hoy hablo de la primera novela de Alfredo de Cossío, peruano afincado desde no hace mucho tiempo en Barcelona, que publica Calcomanía, sello de la editorial Mesa Redonda: ‘Tiempos de David’.

La ciudad es un trazado místico, se despliega en capas de experiencia. Lo que se cuenta, lo que se vive, lo que se siente—todo se puede plasmar en color. Cada paso es un redescubrimiento, una revelación que se construye colectivamente al contemplar edificios históricos, esculturas, lugares abiertos y cerrados. El recorrido mismo se vuelve una inscripción silenciosa, una fotografía que revela lo oculto. Miguel Asa (Guadalajara, Méxiico, 1984) ofrece precisamente esta visión singular: una ciudad adornada con colores vibrantes y trazos audaces, un legado visual de las lecciones aprendidas y las emociones palpitantes. Durante sus odiseas en bicicleta por estados, municipios y pueblos, lo desconocido es su brújula; la memoria, la comunidad, el diálogo y la interpretación colaborativa de los espacios públicos forman su eje.

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“Cada día me parezco más a una calcomanía de mí mismo”

El escritor cántabro Álvaro Pombo nos citó en la Real Academia Española (RAE) para presentar su nueva novela La transformación de Johanna Sansíleri. Escogió la biblioteca Dámaso Alonso para el acto. El poeta madrileño, desde el cuadro que preside la sala, observaba distraído y en silencio la lectura de pasajes de la obra del académico que cada día está más identificado con el escritor checo Frank Kafka.