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"El beso del canguro" de Eugenia Rico

Por Javier Velasco Oliaga
sábado 07 de mayo de 2016, 13:28h
El beso del canguro
El beso del canguro

En “El beso del canguro”, la escritora asturiana y del mundo Eugenia Rico recupera la figura de Lazarillo. Si áquel picaruelo que con sus mañas sobrevivía en la España del siglo XVI, nuestro nuevo pícaro sobrevive en la España de la depresión producida por la crisis del ladrillo pero, también de la crisis de principios. La autora ha sabido estar a la altura y ha escrito un libro lleno de sentimiento y de optimismo pese a la adversidad.

Este pícaro del siglo XX, la novela se desarrolla en las últimas décadas del pasado siglo en las que pasamos del todo se puede hacer a la primera crisis inmobiliaria que dejaría a muchas familias al borde de la ruina. Lázaro, se llama así, no por el pícaro del siglo XVI sino porque estuvo muerto y resucitó de entre los muertos. Justo como el personaje bíblico o, mejor dicho, del Nuevo Testamento al que Jesús resucitó de entre los muertos.

Lázaro es el producto de una familia totalmente desestructurada, su padre alcohólico es un perpetrador de violencia de género con su esposa y el mismo. El resultado no podría ser más que una persona desubicada que su única obsesión fuese huir, irse del seno familiar y empezar una vida que tenía un sueño quimérico. Irse a vivir a Australia, tierra de promisión y de libertades donde podría comenzar a vivir una nueva vida sin los traumas que le sucedieron a lo largo de la vida.

Lázaro para intentar vivir su sueño se tiene que dedicar a numerosos empleos y, sobre todo, trapicheos. No lo sale bien sus intentos de ser honrado, como camarero, y comienza a trapichear con la droga y con las mujeres. En el fondo nuestro lazarillo moderno es un seductor que gusta tanto a hombres como a mujeres. No vamos a contar sus andanzas amatorias porque desvelaríamos demasiado de la trama del libro, pero sí damos fe que sus andanzas fueron muchas y algunas francamente satisfactorias.

En el recorrido de sus sórdidas andanzas termina dando con sus huesos en la cárcel. Allí se reencuentra con su pasado y perdona lo que le hicieron. Ante todo, Lázaro es una buena persona que no ha tenido suerte que siempre ha estado en el lugar equivocado y que se ha convertido en víctima de cosas que incluso no había hecho.

Eugenia Rico ha escrito una novela realmente exquisita, con un lenguaje muy personal, accesible, de un ritmo y musicalidad vertiginoso. Sus metáforas son sencillamente elegantes y profundas, su sentido del humor nos hace reír a la vez que pensar. El crecimiento del personaje es fantástico, partiendo de la más profunda inocencia, va despertando a un mundo que no quería vivir pero que no le queda más remedio para intentar convertir su sueño. Su único sueño. Conocer a los canguros en su tierra original, Australia.

La autora ha sabido meterse a la perfección en la piel de un joven y ha escrito “El beso del canguro” en primera persona. “Un escritor no tiene que tener sexo”, nos diría recientemente. En su escritura no se aprecia el sexo, sólo es una escritora universal que ha creado una obra que está destinada a permanecer en nuestro imaginario para siempre. La concisión de la obra y su trama la van a convertir en una pequeña novela de culto para los que quieran entender ese siglo XX que se fue.

El homenaje a Lazarillo de Tormes no ha podido ser más brillante. Si los españoles creamos el género de la novela picaresca, Eugenia Rico lo ha sabido adaptar e, incluso mejorar a las circunstancia actuales. Un libro imprescindible para comprender no sólo el tiempo ya pasado sino la psicología de los que vivieron ese tiempo.

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