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La editorial "Renacimiento" en su colección "Calle del aire" publica "Caso perdido" el poemario de Sergio Arlandis, ganador del XXVII certamen de poesía Vicente Gaos de Valencia

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Como si de una conjunción de estrellas se tratara, el jurado que decidió premiar este libro de poemas lo formaron: Ricardo Bellveser, Guillermo Carnero, Carlos Marzal, Vicente Gallego y Antonio Hernández.

Sergio Arlandis nació en Quart de Poblet (Valencia) allá por el año 1976, por lo que, a mi entender, pertenece a una de las generaciones más interesantes y a tener en cuenta en la actual poesía valenciana. Es filólogo y docente de Literatura en la Universidad de Valencia; en el año 2007 se encargó del Diccionario de autores valencianos de la Biblioteca de Valencia, y además de gran poeta es un gran teórico de la poesía, algo poco común hoy en día como necesario. En sus publicaciones, los estudios literarios superan a los poemarios: "Vicente Aleixandre" (2004), los dos tomos de "Verso a verso" (2004-2005), "Mapa. Treinta poetas valencianos en la democracia" (2009), la edición crítica de "Las brasas" de Francisco Brines, o la "Cenotafio, Antología poética" de Jaime Siles (2010). Su poemario anterior al presente es: "Cuando sólo queda el silencio" ayuntamiento de Mislata (1999).

El poemario está estructurado en tres partes: "Nada en particular", "Caso perdido" y "Anunciación de la carne", un solitario poema "Coda" es el broche que cierra el conjunto. Ya en las primeras páginas, y antes de llegar a los primeros versos, Arlandis comienza a sincerarse con el lector a través de nombres propios como por ejemplo: Evangelina Rodríguez a quien va dedicado el primer bloque, con quien trabajó en la exhaustiva redacción de: léxico y vocabulario de la práctica escénica en el teatro de los siglos de oro: hacia un diccionario crítico e histórico. Fase I y II. Seguidamente encontramos dos citas de apertura, una de Marco Aurelio y otra de Vicente Aleixandre, recordemos que el premio nobel ha motivado numerosos estudios del poeta valenciano sobre su vida y obra por lo que el respeto y la admiración sentidos a Aleixandre son tan enormes que lo convierten en un referente no confesado. Y llegamos a la dedicatoria del primer poema "Nada en particular" a Carlos Alcorta, el poeta de Torrelavega, autor de: "Sol de resurrección" con quien Arlandis ha compartido ponencias y ha declarado en varias ocasiones ser admirador de su obra. Por tanto entramos en los primeros versos condicionados a ser sorprendidos por anotaciones que nos hagan rememorar tiempos pasados, las huellas de un pasado que permanecen imperturbables en el presente. "Nada en particular" narra la duda existencial del yo lírico a través de la metáfora de la realidad que lo rodea, así abril nunca sabremos si es abril verdaderamente, y por tanto es inútil afirmar que lo es y cómo lo es: "Es injusto -será siempre- /sobrevivir sin más alegato, /como si faltaran pruebas/de que abril no es abril...".

En el poema "El regreso" el poeta sueña con volver a instaurar la alegría en la vida, una alegría necesaria que necesita de paciencia para tejer sus costuras a las nuestras: "Propongo la feliz paciencia siempre, / tejer su manto en las enjutas noches/de su delgada ausencia". El poeta adolece el estigma del paso del tiempo, muy presente en toda la obra y cree que ese devenir nos traerá consigo una ligera recompensa: "El tiempo nos hará en la espera a su imagen, /y sonrisa en los labios de la tierra".

Los poemas: "Aroma" "La maldición" así como el segundo bloque del poemario "Caso perdido" van dedicados a sendos ex futbolistas del Valencia C.F; Juan Manuel Mata, Fernando Gómez Colomer y José Manuel Sempere respectivamente. Sin duda es un tributo a personajes que marcaron la vida del autor a su paso por el Valencia C.F como jugador, ya que Arlandis fue jugador de fútbol tanto del Valencia como del Xátiva, Tenerife...etc.

En "Recuento de bajas" como si de una guerra contra la soledad se tratara, el autor hace balance de los daños sufridos, de los seres y valores perdidos en su sangrada contienda: "Cierro el almanaque:/las fechas son contadas heridas", "los días estallan/sin color de fondo", "...sólo este acto erróneo de recuerdo, /estos versos que nada curan/de su hemorragia". Sergio, tanto en este poema como en "Regla" protesta en sintonía con Gamoneda y su concepción de la vida como un error. Recordar, vivir, soñar, son cosas que no deberían estar ocurriendo en el natural transcurso de las cosas, cada segundo de vida es un milagro, un milagro empapado de su consciente y efímera existencia. Este mismo poema va dedicado a Fernando Operé, autor del poemario "Salmos de la materia" (Madrid, año 2000), y compañero de Arlandis en su etapa docente en la Universidad de Virginia en Estados Unidos.

Ya en el segundo bloque encontramos una cita de José Luis Hidalgo, poeta, ensayista, pintor y grabador español nacido en Torres, Cantabria en 1919. Hidalgo, a pesar de haber vivido 28 años, brilló en la llamada "Quinta del 42" junto a poetas como José Hierro y ha sido estudiado por Arlandis y difundido en varias conferencias.

El poema "Realidad usada", título que también enuncia el blog personal de Sergio Arlandis dedicado entre otras cosas a la crítica literaria, es un poema que se hermana con la coda final del poemario, ya no por lo parecido de su título, sino por la impregnación que ambos textos reciben por parte de la soledad. La soledad que pretende profanar la extensa y rica sustancia de la memoria sembrando en nuestros corazones el vacuo contenido del olvido, la nada. "Realidad usada" está dedicado a Miguel Ángel García, con quien colaboró en la redacción de: "Olvidar es morir: nuevos encuentros con Vicente Aleixandre". Miguel Ángel, desde la Universidad de Granada escribió un precioso artículo sobre el poemario "Caso perdido" de Arlandis, publicado en la revista semestral de humanidades y ciencias sociales "El genio maligno".

Como si de un estudio antropológico se tratara, Arlandis nos va sumergiendo con su poemario en un encadenado de inquietudes humanas, desde: la muerte, el tiempo, la soledad o la nada, hasta el amor, la memoria, el miedo, el sueño o el erotismo. En "Sentencia" los breves versos de Sergio dilapidan al protagonista de un sueño, que no es más que un alter ego del autor, que necesita de la maravilla onírica para soportar la crueldad y sordidez de su vida real.

En "Las pruebas del crimen" el autor exculpa a los artistas que como él se escudan en la escritura como terapia: "Pero ten claro que todo lo escrito/fue siempre en defensa propia". "Cárcel de sombra" asevera que la condición humana, los reversos ocultos, esa oscura parcela del que vive, no es menos impropia al amor como a cualquier otra cosa, y nada que pensemos, sintamos o imaginemos podrá escapar a ese influjo sombrío que todos llevamos dentro.

En definitiva, "Caso perdido", a pesar de contar con no muchas páginas, posee un elevado peso metafísico, como la tremenda fuerza con que arrastra las piedras un oculto río subterráneo. Hay una precisión en la palabra y en el punto de vista que eleva a la categoría de poesía aluviones de renglones escritos. Hay una necesidad de explicar el por qué de la melancolía, el por qué de un pesimismo implícito, un afán por separar el caos para ordenarlo, así como una musicalidad en su discurso. Espero que Arlandis, afincado en Barcelona, y a pesar de que siga dedicando la mayoría de sus publicaciones a la investigación y difusión de la literatura (aunque también haga labores de editor) siempre tenga el detalle, por lo menos, de escribir un poemario cada diez años, como ha hecho hasta ahora, ya que para mí, la poesía necesita de ambas cosas, teoría y práctica, y en ambos terrenos Sergio es un valor seguro.

Poesía

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