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Eva Guillamón
Eva Guillamón

Eva Guillamón: “La poesía es una radiografía de lo invisible”

Autora del poemario "Quiero oírte decir mi nombre"

Por Briseida Zenobia
miércoles 18 de diciembre de 2019, 10:09h

Eva Guillamón es una mujer orquesta. No sólo porque toca varios instrumentos, y canta, en el dúo literario-musical Dúa de Pel (la otra mitad es Sonia Megías), sino porque en su actividad tan pronto se sube a las tablas de un escenario como se encierra en la soledad de la escritura. Fruto de todo ello, fruto también de su interés por las cosas que pasan, es "Quiero oírte decir mi nombre" (la Lucerna), un poemario cuyo título parece el inicio de una canción de amor y que, sin dejar de ser eso, es sobre todo una proclamación: nada de lo que sucede en el mundo me es ajeno.

Quiero oírte decir mi nombre
Quiero oírte decir mi nombre

Decía el poeta que “la poesía es un arma de futuro”. ¿Lo suscribes?

La poesía es un arma cargada de futuro, como decía Gabriel Celaya, porque no caduca. Apunta con tal precisión a lo esencial que no desaparece su vigencia, aunque cambie el viento o las modas. Otro poeta, Miguel Hernández, decía: “Tristes armas si no son las palabras”. Para mí la poesía es principalmente un arma cargada de presente, porque lo desviste de disfraces para dejarlo en carne viva.

Sin embargo, la poesía se vende mal (o eso dicen los editores).

La poesía no se vende mal, de hecho, hoy por hoy hay una generación de jóvenes que compran mucha poesía que sienten que traduce la realidad a su idioma. Aun así, es cierto que la poesía no encuentra fácil su hueco en un mundo donde el aparentar tiene tanto peso. Pero la poesía es resistencia, siempre sobrevive.

¿Elegiste la editorial o te eligió ella a ti?

Fue un poco de todo. Yo estaba dudando entre varias editoriales y La Lucerna se puso en contacto conmigo. Me gusta la filosofía que tiene José Luis Reina, su director, y su compromiso inquebrantable con la poesía.

¿Uno escribe poesía por necesidad o por inconsciencia?

Yo creo que escribimos por la necesidad de pasar por la consciencia todo lo incomprensible.

Cuando lanzas al mar editorial un poemario, ¿qué esperas de vuelta?

Que no tenga miedo a las olas que intenten ahogarlo, ni a los depredadores que quieran devorarlo, ni a los grandes trasatlánticos que hacen tanto ruido y opacan su voz. Que siga nadando hasta llegar a su puerto.

¿Y qué has obtenido, qué te han dicho los lectores?

La primera tirada se agotó antes incluso de presentar el libro, y se agota donde hacemos presentaciones. Lo entiendo como un indicativo de que mis poemas encuentran la puerta de entrada a otros cuerpos.

Un poema, ¿es una canción sin música?

La poesía y la música son idiomas distintos que pueden encajar muy bien, pero que no se necesitan el uno al otro. La música hace volar a la poesía, pero le quita profundidad. Son animales diferentes, con tiempos y naturalezas particulares.

Tus textos nacen de encuentros con las noticias, los medios de comunicación son tu fuente de inspiración. ¿En qué momento pensaste que ése era un camino que merecía la pena transitar?

La poesía es un puente hacia lo invisible, y en la vida cotidiana, tanto íntima como social, hay muchos detalles pequeños que pasan inadvertidos, pero que están llenos de significado. Me interesa el arte que trabaja con la realidad, porque es lo más tangible que tenemos, el tablero donde jugamos todos, y me interesa esa parte invisible del mundo que va más allá del ruido, de la norma o de las modas.

Alguien dijo que, en el fondo, un poema no es algo que se ve, sino la luz que nos permite ver. ¿Has pretendido poner el foco en determinados problemas?

Pongo el foco en las situaciones que me atraviesan, personales y políticas, porque necesito manosearlas para entender su mecanismo. El mío como persona y el de la sociedad en la que vivo. La escritura me ayuda a descifrar los jeroglíficos. A llegar hasta lo esencial de una situación que por ajena, distante o cotidiana, o por todo lo contrario, resulta indescifrable o ridícula.

Lo cierto es que la actualidad está llena de personajes trágicos, épicos… ¿qué personas y sucesos poéticos te han inspirado?

"Quiero oírte decir mi nombre" está dividido en seis capítulos que van desde lo íntimo y personal a lo político. Con respecto a lo primero, no se me ocurre un personaje más épico que una misma, con las cumbres y las cavernas que son la vida que cada cual protagoniza. Por otro lado, la parte más social del libro tiene como eje dos sucesos puntuales: mi viaje a El Salvador y el asesinato de la hondureña Berta Cáceres el 3 de marzo de 2016, y el éxodo sin precedentes hacia Europa que en verano de 2015 desató la guerra en Siria.

En tu biografía pone que eres periodista. ¿Has inventado un nuevo género?

Cuando estaba barajando títulos para el libro, pensé en añadir el subtítulo Periodismo de ficción. Hay muchos poemas que están a medio camino entre la crónica y la reflexión, que no pretenden ser objetivos, porque no creo que ningún escrito lo sea, pero que sí están basados en acontecimientos reales y contextualizados con una serie de titulares de prensa que abren cada uno de los seis capítulos. No creo que haya inventado nada, muchos periodistas se mueven a un lado y otro de la frontera con la realidad, sólo he invertido los factores: yo escribo desde la poesía hacia el periodismo, no un periodismo poético.

La poesía es una radiografía de lo invisible

También eres mujer de teatro y cantante… ¿Aprendiz de todo y maestra de nada?

Desde hace varios años doy clases de Arte Dramático para músicos en el Máster de Instrumento Solista del Centro Superior Katarina Gurska. Al menos maestra de eso sí soy…

En estos tiempos de súper especialización, ¿qué te aporta tu condición de artista polifacética?

Todo está en constante movimiento. La súper especialización me parece similar a hacer una oposición, o comprarte la casa de tus sueños en la que esperas pasar toda tu vida. Algo que a mucha gente le funciona y le da estabilidad y equilibrio, pero a mí no. Yo no pretendo acumular títulos o saberes, sino que voy buscando cuál es la mejor manera para comunicar algo. Tengo una caja de herramientas y voy sacando una u otra dependiendo de las necesidades de cada proyecto. Decía Kafka: “Las cosas que se me ocurren no se me presentan por su raíz, sino por un punto cualquiera situado hacia el medio”. A mí también.

Recorres el mundo con Dúa de Pel. ¿Qué enseñanzas sacas de esos conciertos aquí y allá?

Dúa de Pel es un milagro. Un grupo de música, donde la poesía tiene un lugar muy destacado, que nos permite hacer absolutamente lo que queremos y en lo que creemos sin someternos a la industria o a las modas musicales, que desgraciadamente cada vez son más simples y más uniformes. Nos permite vivir de nuestras creaciones y conocer el mundo de escenario en escenario. Estamos mucho tiempo de gira, siempre expuestas a públicos muy diversos, y eso, que por un lado es muy emocionante, también puede ser muy ruidoso. Escribir es un contrapunto que para mí es fundamental. Cuando escribo no hay posibilidad de error, no existe el tiempo y no hay nadie al otro lado.

¿Cantar es como recitar?

Cantar es una medicina infalible, algo tan biológico como mágico, una combinación perfecta de entrenamiento e intuición. Es dejar salir tu voz subida en notas musicales, como una nave espacial lanzada al espacio exterior. Recitar me recuerda a esos documentales de animales donde la madre pájaro mastica el alimento antes de metérselo en el pico a sus crías para que lo digieran bien. Un acto de amor.

¿Reincidirás en la poesía?

Llevo reincidiendo mucho tiempo. Se acaba de publicar mi primer poemario porque sentía que ya era hora de soltarlos, para que no fueran sólo un hecho sonoro y efímero. Escribo poesía desde hace años y no creo que pare nunca.

¿Podrías rellenar los puntos suspensivos? Poesía es…

La poesía es una radiografía de lo invisible.

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