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Alfonso Martínez Ortega: “En la primera mitad del siglo XX la radiactividad se recetaba ¡para curar la homosexualidad!”

Autor del libro "Eso no estaba en mi libro de radiactividad"
miércoles 11 de marzo de 2020, 08:05h
Eso no estaba en mi libro de radioactividad
Eso no estaba en mi libro de radioactividad
Eso no estaba en mi libro de radiactividad es el título del nuevo volumen que acaba de publicar la editorial Gudalmazán, una obra del experto en protección radiológica e ingeniería nuclear, Alfonso Martínez Ortega.

En sus páginas se relatan aspectos e historias curiosas sobre este proceso que está en nuestro planeta desde que se creó, hace unos 4500 millones de años, pero nos hemos dado cuenta de su existencia hace poco más de un siglo.

Saber qué lugares de la Tierra recibe más dosis de radiación, que hay poblaciones en las que la radiactividad natural es 50 veces más que el valor normal, y que la naturaleza, por la acción de neutrones procedentes del sol y las estrellas, formó reactores nucleares antes que el hombre, serán, entre otros muchos, los temas que traten sobre este proceso, que cuando se descubrió no era considerado peligroso, sino todo lo contrario.

Y una buena prueba de ello es que en la primera mitad del siglo XX la radiactividad se usaba para el mantener joven el cutis, como pasta de dientes; se mezclaba con el chocolate, bebidas y el tabaco; se utilizaba en las bañeras para producir burbujas radiactivas de gas radón; y hasta se recetaba para prevenir la locura, retrasar el envejecimiento y ¡para curar la homosexualidad!

En definitiva, Eso no estaba en mi libro de la radiactividad es un divulgativo libro de ciencia en el que el lector se encontrará, por un lado, con el relato de las catástrofes generadas por este proceso como las provocadas en Hiroshima, Nagasaki y Chernóbil, y por otro, con el anuncio de que la radiación ha generado más vida que muerte, ya que es ampliamente utilizada en medicina y, gracias a ella, se diagnostican y se tratan millones de personas en todo el mundo.

Y es que la radiación ha sido hasta no hace mucho un verdadero misterio del que aún quedan algunos agujeros negros por resolver, como los destellos que vieron los astronautas del programa Apolo quienes recibieron radiación cósmica en sus globos oculares.

Alfonso Martínez Ortega nació en Sigüenza (Guadalajara), es licenciado en Ciencias Químicas y diplomado en Ingeniería Nuclear.

Durante un tiempo trabajó en la central nuclear de Santa María de Garoña y, desde hace más de 30 años, trabaja en el Centro de Investigaciones Energéticas Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT).

En el año 2002 obtiene el diploma de Jefe de Servicio de Protección Radiológica (SPR) expedido por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) que le capacita para responsabilizarse para el cumplimiento de las normas de protección radiológica impuestas por la legislación vigente, labor que asumió desde 2006 al 2011, participando activamente en los desmantelamientos y descontaminación de las instalaciones nucleares y radiactivas del CIEMAT.

Actualmente, trabaja en investigación para la producción mediante ciclotrón y generadores isotópicos de radiofármacos para marcaje de moléculas con radionucleidos para su uso en Tomografía por Emisión de Positrones (PET). Ha realizado diversas publicaciones y presentado numerosas ponencias en congresos relacionados con este tipo de actividades.

Ha impartido multitud de clases y seminarios en los diferentes cursos de formación relacionados con la física de radiaciones, la protección radiológica, la radiactividad, los rayos X y las radiaciones ionizantes en general. Con Guadalmazán ha publicado Eso no estaba en mi libro de historia de la Física.

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