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Fermín Bocos
Fermín Bocos (Foto: Juan Manuel Fernández)

Qué leen los escritores en tiempos de Covid-19

Por Javier Carrascosa
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domingo 03 de mayo de 2020, 02:00h

En estos tiempos de confinamiento los escritores aprovechan el encierro en función de sus necesidades. Algunos dedican su tiempo full time para entregar unos encargos, siempre que tengan ayuda. Otros aprovechan el tiempo leyendo como Fermín Bocos que en estos días de confinamiento ha leído “De la estupidez a la locura", de Umberto Eco, editado por Lumen y Un largo sábado, una entrevista con George Steiner editada por Siruela. Fernando Jiménez del Oso, que compagina la lectura de la novela: El último Hammett, de Juan Sasturain, con la lectura de un poemario Tregua, de Santiago López Navia, un ensayo para un proyecto próximo, Tartesios, de Adolf Oculten.

Miguel Ángel Bargueño
Miguel Ángel Bargueño

Maria Eloy García, poeta, está leyendo de todo: “novelón decimonónico que me encanta, filosofía, estoy leyendo también alguna cosa de antropología sobre los tabúes que últimamente me inquietan bastante. Lo bueno de la poesía es que la puedes combinar con todo, como la ginebra. Los tiempos de confinamiento son espectaculares para el mundo interior, con todo lo que vas aprendiendo no saldrás nunca igual que entraste. Esa es la idea, quiero volver inmensa, pletórica”.

En estos tiempos de confinamiento la escritora Odile Rodríguez de la Fuente, autora de 'Félix. Un hombre en la tierra’, publicado por la editorial GeoPlaneta, aprovecha el poco tiempo que le dejan sus hijos para leer muchos artículos y noticias sobre la pandemia, la economía, propuestas, reflexiones... además suele leer varios libros a la vez: Global Warming, John Houghton; Spiritual Science, Steve Taylor; y El corazón del yoga, TKV Desikachar.

Para Miguel Ángel Bargueño un amante de los libros donde la lectura ocupa entre ellas un lugar preponderante. “Efectivamente, estoy leyendo más estos días. A principios de año me propuse leer o releer todas las novelas de Pérez Galdós, y la cuarentena me está permitiendo devorarlas rápidamente.”, comenta.

Ismael Ahamdanech Zarco, autor de Los últimos hijos de Príamo, de la editorial, Distrito 93, comenta; “Sin duda, estos días de confinamiento son un buen momento para repasar libros ya leídos. En mi caso, todo lo que encuentro en casa, que son lecturas que tenía pendientes y algunas relecturas. Zweig, Vargas Llosa, Zola…

Hay muchos escritores que son muy pocos dados a releer libros. Jordi Solé, autor de El tigre y la duquesa, de la editorial HarperCollins Ibérica, comenta. “Básicamente, lo mismo que cuando puede salir. En mi caso, “Tota una vida per recordar”, de Núria Pradas, y ahora estoy con “Ciudad en llamas”, de Garth Risk Hallberg. Hay tantos que todavía no me he leído, y tan buenos, que prefiero terminarlos todos y luego, si acaso, ya volveré con los que me hayan gustado más”

Violeta Gil, poeta, “Pues no sé si lo que leo estos días se diferencia mucho de lo que leo normalmente. He leído varias novelas, “Nuestra parte de noche”, de Mariana Enríquez, por ejemplo, me ha fascinado y me ha golpeado. Y estos días leo “Pánico o peligro”, de María Luisa Puga, no tenía ni idea de su existencia, También estoy leyendo a poetas que no conocía mucho, como Kaveh Akbar o Wanda Coleman, y a una poeta a la que espero poder traducir pronto, Eleni Sikelianos.

Para muchos escritores es complicado estar encerrado todo el día en casa y no tener contacto con lo que ocurre en el día a día. A otros, les ocurre lo contrario como es el caso de Fermín Bocos: “Escribir, lo mismo que leer es un placer solitario. En ese sentido el confinamiento no me afecta. Lo llevo con estoicismo. No salir a la calle a pasear, a charlar con los amigos, a tomar un vino o una caña en una terraza en este tiempo ya de primavera es un sacrificio. Pero ahora el imperativo es quedarse en casa. La cosa es muy seria y como tal hay que reaccionar”.

Bargueño comenta ”generalmente los escritores trabajamos en casa, de modo que esta situación no altera demasiado nuestras rutinas. Sí que influyen otros factores, como la preocupación por las terribles noticias que llegan, por la salud de familiares y amigos, y las posibles repercusiones económicas. Todo ello inevitablemente repercute en el ánimo de todos, y hace más difícil la concentración. Aparte de eso, y en lo que se refiere exclusivamente al acto de sentarse a escribir, no resulta más difícil. De hecho, puede dedicársele más tiempo”.

Ahamdanech Zarco matiza “sí y no. Yo intento escribir, pero es complicado por la situación. Yo necesito airearme para que las ideas fluyan y ahora es imposible hacerlo”.

Para Feranado Jiménez del Oso el confinamiento en familia no lo lleva bien en cuanto al trabajo se refiere “No demasiado, la verdad. Con dos niños pequeños esto es como un fin de semana interminable, para lo bueno… y para lo malo”.

Jordi Solé, reconoce que usa poco el libro digital, “pero cuando lo he hecho me ha parecido una buena opción. Especialmente cuando estás en la cama con un ladrillo de ocho o novecientas páginas, se agradece no tener que hacer el esfuerzo de sostenerlo. En realidad lo que importa es el contenido. El soporte es lo de menos.”

De la misma idea es Ahamdanech Zarco que afirma “No creo que sean incompatibles. El libro en papel siempre existirá, hay títulos que me gusta tener en papel, pero del mismo modo hay otros que leo en soporte digital por conveniencia, inmediatez para tenerlo, y comodidad, el espacio para almacenar libros en papel no es infinito. .

Bargueño comenta respecto a la discusión de leer entre libros con soporte tradicional, es decir de papel o en versión digital; “Jamás he leído un libro electrónico, ni creo que lo haga. Ya estamos todo el día con dispositivos electrónicos entre manos como para dejar que también invadan el ámbito de la lectura. Aparte, soy muy maniático del diseño, los formatos y los tipos de letra y creo que no disfrutaría igual una lectura que se alejase de los parámetros tradicionales. Concedo que los e-books pueden aportar comodidad para aquellas personas que viajan constantemente o durante una estancia vacacional pero evidentemente no es el caso en esta situación de pandemia. Además, los repartos de productos a domicilio siguen funcionando, y pienso que es una buena idea comprar ahora libros en librerías online. Lo que ahorramos en ropa de primavera, en salir a cenar o al cine, podemos destinarlo a los libros. En mi caso, compro asiduamente volúmenes de segunda mano en Alcaná, un establecimiento de libros usados de Madrid. Me llegan a casa pronto y en perfecto estado. Mi última adquisición ha sido el diccionario de María Moliner, en una edición antigua muy cuidada”.

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Jordi Solé
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