“Ya autores como James Joyce, Virginia Woolf, Carlos Fuentes, Roberto Bolaños o Rafael Chirbes habían utilizado con éxito esta fórmula. Hay que beber siempre de las fuentes de los maestros, yo utilizo lo que nos enseñaron esos grandes genios. Pero, a su vez, lo que he intentado en mi novela es no hacer pesada la lectura”, explica el autor canarión con el fuerte acento de su querida tierra que no ha podido abandonar por el COVID-19 por estar en un grupo de riesgo. Cuando se puso Alexis Ravelo a escribir a mano “Un tío con una bolsa en la cabeza” le salió a borbotones en unos tres meses. El comienzo tuvo luagar cuando asistía a una conferencia aburridísima, dejo de escuchar y empezó a escribir el primer borrador de la novela. Luego vendría la labor de corrección. “Llegué a grabar con mi propia voz todo el libro para darme cuenta de los fallos y si el ritmo era el adecuado”, confiesa. La labor de corrección fue ardua y cree que si sale una nueva edición, todavía corregiría alguna que otra cosa. Para el canarión, “las lecturas que sólo tienen una lectura dejan mucho que desear. Una novela hay que leerla en diversas claves”. Evidentemente, la suya lo consigue. Es una novela negra criminal donde la propia víctima es el investigador del crimen perpetrado. Una narración que se desenvuelve en una cuenta atrás mortal, con la angustia que supone para el protagonista los hechos que está viviendo. Esa angustia se traslada al lector, que sufre y padece con el personaje principal y absoluto de la novela. “El tema principal de la novela son las redes de corrupción que hay en nuestro país y sobre todo a nivel municipal y, por otro lado, quería tratar el tema de los criminales de cuello blanco, los que no se mojan directamente en los crímenes, pero están detrás de ellos”, expone y añade “es una lectura histórica de los casi cincuenta años de corrupción de los ayuntamientos”. Uno de los personajes de la novela es Colacho, el Viejo. Un alcalde del franquismo que evoluciona hacia posiciones de centro y milita, posteriormente, en la extinta Unión de Centro Democrático. “El Viejo está en los orígenes de la corrupción en España que hunde sus raíces en el franquismo”, sentencia sin titubeos. Ha hecho un ejercicio muy meditado del árbol genealógico de la corrupción que padecemos en casi toda España. En la novela, además, profundiza en los rasgos psicológicos de todos sus personajes. “Nunca me había metido tan a fondo en la psicología de mis protagonistas y tenía muchas ganas de hacerlo”, reconoce el autor. Con mano maestra va relatando a los diversos tipos que van surgiendo en la vida de Gabrielo, el protagonista, que va ascendiendo en la cadena de corrupción desde simple militante de base de un partido, hasta llegar a concejal y, posteriormente, a alcalde. “Las mañas corruptas del franquismo las heredó la democracia”La idea partió de una noticia que leyó en un periódico de una isla vecina. “Las pequeñas noticias de la sección de Sucesos son una fuente inagotable de ideas”, señala con cierto humor. “Leí un caso parecido que protagonizó una concejala de una población turística en Tenerife”, recuerda y de ese acontecimiento surgió la idea de la novela. “Los ayuntamientos son una fuente de corrupción. Muchas de las corruptelas del libro remiten a tramas más o menos locales ocurridas en Canarias, pero son extrapolables al resto de España”, disecciona Alexis Ravelo con su verbo florido. “Los políticos se suelen ir de rositas en la mayoría de los casos y son los técnicos o los interventores de los ayuntamientos los que suelen pagar el pato”, afirma taxativo. En su opinión, “Las mañas corruptas del franquismo las heredó la democracia”. Poco hemos cambiado con los años. La población protagonista de su novela es San Expósito. “El nombre ya nos sugiere que sus habitantes son unos bastardos. Evidentemente, es una ciudad literaria que ya he utilizado en otras novelas como La noche de piedra y que en la próxima también aparecerá, lo que cambia es su ubicación, unas veces está más cerca de África y otras de la península”, cuenta el escritor nacido en Las Palmas de Gran Canaria. La población es una especie de San Borondón, isla imaginaria, que se va moviendo por el océano Atlántico. El antiguo alcalde y mentor del protagonista, Colacho, es una especie de Séneca de la política. La novela está plagada de sentencias del edil. “Es una persona leída y preparada. Casi un erudito. Todo lo contrario que Gabrielo que estudió porque no le quedó más remedio, y que representa a esa generación de políticos iletrados que tenemos”, señala el autor.
Pero la novela quiere profundizar en cuestiones más personales, “me preguntaba de dónde surgía la corrupción íntima de una persona. Creo que la corrupción surge de la ambición y la culpa la tiene la sociedad que nos educa para ser ambiciosos. Para tener mejores coches, mejores casas, etc.”, enjuicia Alexis Ravelo y agrega “por eso, la novela bebe de la literatura picaresca. Gabrielo es un poco como el lazarillo de Tormes”. Y, al final, tanta corrupción, económica y personal, le conduce a la soledad. “Hay gente que lo tiene todo y lo dilapida sin ton ni son”, apunta. En todas las novelas de Alexis Ravelo no puede faltar ese humor suyo tan característico. “En Un tío con una bolsa en la cabeza hay dos tipos de humor: el de rima fácil o chascarrillo que protagoniza Gabrielo y otro humor más negro, que es muy bestia, y que me permite contar ciertas cosas de manera más precisa de lo que se puede hacer en serio”, razona. “Aunque la sinceridad es muy importante, lo es tanto o más la mentira. Para sobrevivir necesitamos mentirnos a nosotros mismos con delicadeza. Gabrielo, en su final, reconoce todos sus errores. Dicen que cuando se está a punto de morir hacemos un balance de la vida y es lo que hace él en esos 17 trágicos minutos”, detalla Alexis Ravelo que no quiere terminar la entrevista sin definir su nueva novela: “es una anti novela negra policiaca”, concluye. Todo un hito que dará mucho que hablar este año. Puedes comprar el libro en:
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