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¡Vete a la mierda! querido lector
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¡Vete a la mierda! querido lector (Foto: Maudy Ventosa)

¡VETE A LA MIERDA!

Por Azucena del Valle
Entre la asertividad y la mala educación hay sólo un paso. Una sutil línea que muchos se atreven a cruzar; descerebrados, mayormente. Está claro, como nos cuenta Azucena del Valle en "¡Vete a la mierda!", que en nuestra piel de toro hay muchos sinsustancia que prefieren el comportamiento gregario a ser ellos mismos. Se ve en los partidos políticos y en los de... fútbol. Nos gusta ser borregos sí, pero en ocasiones hay que rebuznar como lo hace la Puri.
Cómo dramas, Vani. Escenificas cuando te pones a platicar gesticulando como Güell cuando habla sobre Shostakóvich y el pulso que perdió con Stalin. Pasión y emoción a raudales te salen por los poros. Ni que siguieras la terapia de la Gestalt y la silla vacía creada por el psicólogo Fritz Perls para integrar los aspectos antagónicos de tu personalidad.

- ¡Ni que tuviera partes contrarias que necesitara enfrentar! ¡Eso tú, so intensa! Andaba acabando una conversación pendiente, que tengo unas cuantas inconclusas y, por lo tanto, no resueltas, que me provocan agobio y frustración porque siempre se me ocurre la mejor respuesta cuando no tengo al interlocutor delante.

- Si es que rumias más que las vacas, criatura. Es porque no has aprendido a mandar a la gente al guano in situ y at the time. Un ejercicio de lo más saludable. Anoche vi una serie donde la protagonista tiene mal genio y necesita evacuar la rabia que la consume. Se le acerca una niña que no conocía intentando ser amable y prender la hebra. Le dice: qué gafas más bonitas. Respuesta: ¡Vete a la mierda! Se quedó nueva la tía.

- Me putoflipa el ejemplo por lo didáctico y sencillo. Y no empieces a profundizar con los conflictos internos, los pensamientos intrusivos ni los trastorno obsesivo-compulsivos, que me lías siempre.

- ¿Y por qué te callas y no dices lo que sientes más a menudo? Te quedarías como una rosa de pitiminí si te haces escuchar y valer. ¡Libérate, pequeño saltamontes! Sigues teniendo miedo a la reacción de los demás, a no quedar siempre bien y a no ser correcta. Así se resiente tu mundo interno, tu autoestima y das una idea equivocada de quién eres. Aunque a mí no me la cuelas, tía.

- Si digo lo que pienso cuando algo me cabrea, acabaría sola sin remisión, porque soltaría cada cosa… Aunque me quedaría de agustito… Por eso practico al acabar la jornada, detrás de la oración de Niño Jesús ven a ni cama, sale todo lo demás.

- Catarsis pura, Vani. Te pasa lo mismo que a los que van a Ferraz, empiezan con el primer misterio y al cuarto pasan a eso de que por siete votos tienes el culo roto, y los improperios que siguen, que ya son cansinos por la repetición repetida. Pero se van a cenar nuevos y renovados porque se han desfogado. ¡La clave está en practicar! ¡Vamos a probar!:

- ¿Te ha gustado que Nebulosa representara a España en el Festival de Eurovisión?

- ¡Vete a la mierda!

- ¿Cenamos salteado de guisantes y brócoli?

- ¡Vete a c…r a la vía!

- ¿Quieres que siga desgobernando este país Pedro Antonio?

- ¡Vete a tomar por c…!

- ¡Me parto, Mariparto! ¿Ves como no cuesta? ¡Practicar y practicar! ¡Qué Zorra!

- Contigo es fácil porque me enervas y me sacas de mis casillas, pero no sé como se lo tomará mi jefe cuando le diga que es un cretino. Un suponer.

- Tampoco tienes que buscar el suicidio profesional ni la lapidación. Una Zorra no lo haría nunca. Una cosa es ser sincera y otra distinta ser gilipollas. Se pueden expresar los sentimientos de forma adecuada y en el momento oportuno sin necesidad de herir -mucho- al contrario. Si te muestras agresiva, elevando la voz, intimidando, invadiendo su espacio, dando muestras de control… comunicarías, pero no de manera eficaz. Nunca olvides que lo que eres está por encima de lo que sientes, Vani.

- Pues es lo que me pide el cuerpo, a menudo, con tanta gaita y atropello que contemplo. Abusones, chulos, soberbios, boquimuelles, cantamañanas… todo con @, porque féminas y mastuerzos se reparten la tarta igualmente.

- Para eso existe esa habilidad personal que se llama asertividad y que te permite ser tú y decir lo que sientes y piensas de manera oportuna.

- Eso se llama vaselina y, ya se sabe, con vaselina entra más fina… Es lo que tiene la sabiduría popular, que te la cuelan sin que lo notes. Con sutileza, sin elevar la voz, con una sonrisa y un buen contacto visual, haciendo coincidir el mensaje verbal y el no verbal, relajando, apelando a objetivos y sentimientos comunes y universales, intentando incluir a la tropa en el discurso, etc.

- Tía, otra vez se te va el cuerpo a la política sin remisión y hoy día no veo yo mucha asertividad en la comunicación, que digamos.

- ¡Porque utilizan vaselina, Puri! ¡Nos dan por el jebe y encima nos gusta! ¡Blanco y en botella! Está todo calculado; dulce y empalagoso el líder; adoctrinando con la consigna diaria, los lameculos, y el buldog cuando van sin piedad a producir desgarros. Cada uno tiene lo que se merece o vota. ¿Estás de acuerdo?

- ¡Vete a la mierda!

- ¿Y si alguien te manda mensajes subliminales?

- ¡Qué se joda!

- Con dos cojones, tía. ¡Ahí me has dao!

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