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"La casa iluminada", de Carmen Nuevo Fernández (Verso Fuster)

Ed. Los libros del Mississippi, 2021
jueves 02 de diciembre de 2021, 07:51h
La casa iluminada
La casa iluminada

Carmen Nuevo Fernández, más conocida como Verso Fuster, nos propone en su último poemario una visita a La casa iluminada, y con ello a sus recuerdos más íntimos, quizá también más dolorosos, y lo hace a través de una poesía clara y sencilla, amena y rebosante por los cuatro costados de emociones. Unos versos que en más de una ocasión se acercan a la prosa poética o incluso al relato breve y nos describen escenas familiares, sobre todo de la infancia, a través de imágenes muy nítidas y personales cargadas de sensaciones.

Una escritura profunda y valiente que regresa una y otra vez a “esa casa iluminada” para recordar, para recobrar aliento, para hacer recuento, para seguir camino… Y, además, la casa iluminada, aparte de ser el título de este libro de poesía, también es como se titula uno de los poemas más significativos del libro que por su importancia reproduzco a continuación (de hecho, este poema que transcribo para el disfrute de todos, figura en la contraportada de forma destacada por su belleza e indudable valor poético) y a riesgo de hacer spoiler anticipo que volveremos a encontrar esa misma casa iluminada de nuevo en los versos finales de este poemario, que cierran así de cierta forma un recorrido existencial:

LA CASA ILUMINADA

Y si te perdieses

continúa con paso firme a través de la noche

hasta hallar

la casa iluminada.

Juro que desde algún lugar

mi sombra se volverá rastro,

mi alma,

piedras muy verdes.

La casa iluminada hace hincapié sobre todo en la infancia, en su madre, en su padre, en su hermano convertido muchas veces en interlocutor (“Hermano, a veces, bajo algún pretexto, cuando la lluvia se vuelve demasiado áspera, voy al sótano a contemplar las bicicletas oxidadas bajo las sábanas” o estos otros de gran calado: “Y a pesar de la deconstrucción de los días, siempre, tú, / serás invicto mi niño de aire”) y en un tiempo que ya no volverá y ahora está marcado por la ausencia aunque dejando siempre resquicios para la esperanza

Otro eje temático por excelencia será la poesía misma. Y es que para esta autora la poesía tiene un carácter de tabla de salvación, de indagación y exploración del yo, de territorio fértil y sagrado. Las palabras aparecen dotadas, además, de un halo misterioso capaz de iluminar nuestros días más grises. Son pura magia, y así lo recoge Carmen Nuevo, por ejemplo, en los siguientes versos llenos de espontaneidad, torrencialidad y frescura:

“Algunos poemas suceden como una primera huella sobre la nieve y son capaces de asesinar a un crítico o de resucitar a Sylvia Plath (…) Algunos poemas suceden de forma inesperada. Como los geranios madre que algún extraño invierno, mece la brisa”.

Por otra parte, desde el primer poema hasta el último de ellos, la poeta nos hablará con total sinceridad como en un diario poético dirigido a un tú real con el que establece una sostenida comunicación. Además, se muestra en todo momento valiente y transgresora al reconocer miedos y zozobras, y abrir hasta el límite la corriente de sus pensamientos, con el fin de que estos circulen totalmente libres, algo que la libera en una especie de catarsis (“El horizonte es una mariposa nocturna y me siento muy sola … Y deseo decírtelo todo inútilmente aquí / con el alma empañada de rocío pero libre de cerrojos”).

Se centrará sobre todo en la búsqueda de sí misma por encima del dolor (“Dime al menos, ocaso azabache, quién fuiste / para saber apenas quién soy”). Y en otro poema nos dirá claramente que ha escrito este libro para encontrarse, para conocerse mejor:

Bajo todos los párpados y las visiones

siguiendo el sendero por el que transitaron los héroes

que nunca fueron inmortales,

cobijándome en mis propias ruinas,

bendiciendo sus perfumes y

escribiendo un libro solo para saber quién soy.

Otro gran acierto en mi opinión es terminar el libro tal y como lo ha empezado, o sea regresando a esa imagen de la casa iluminada:

Y quiero que sintáis para siempre mi energía

en la fortaleza desvalida.

Pero debéis entender que mi palabra no es esta

sino la que os hablará desde el silencio para siempre

en la casa iluminada.

De este modo, desde un yo un tanto desvalido e incierto hasta un yo mucho más enérgico iremos transitando por un discurso poético sereno y luminoso cargado de verdades a flor de piel. Un itinerario que nos propone con audacia y acierto la poeta que es capaz de asumir riesgos y salir indemne de sus propios recuerdos, reconfortada por el brillo y calor que le proporcionan, entre otras cosas, las palabras y este libro en concreto.

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