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"Las Navas", de Judá Barber

Ed. La Esfera de los Libros. 2022
Por José María Manuel García-Osuna Rodríguez
miércoles 15 de febrero de 2023, 12:11h
Las Navas
Las Navas
Estamos ante una novela-histórica, que me merece un interés preferente. Sobre todo, porque se ha creado toda una parafernalia, enormemente castellanista, y elevada hasta la enésima potencia, que un medievalista riguroso, como es un servidor, debe desfacer el entuerto, y dejarlo todo, históricamente hablando, a la altura de la realidad del Pleno Medioevo, en el que se desarrolla este hecho bélico.

La mayor batalla de la Reconquista no es la de ‘Las Navas de Tolosa’-1212, sino la de Simancas-Alhandega de 19 de julio de 939, en la el Rey Ramiro II “el Grande” de León, Magnus Basileus, aplastó a las fuerzas de la Campaña de la Omnipotencia, comandadas por el califa omeya cordobés Abd Al-Rahmán III Al-Nasir, dejando los mahometanos cerca de 40.000 muertos. De resultas de esta portentosa victoria, del monarca más importante de la primera mitad del siglo X, se repoblarían: la ciudad leonesa de Salamanca, la ciudad conquistada por León de Madrid, y hasta Talavera de la Reina llegaría la victoria y la repoblación, con Toledo implorando la paz y pagando impuestos al REGNUN IMPERIUM LEGIONENSIS. Página-384, error importante: “por ejemplo, en 1124, Alfonso el Batallador, tras unir Castilla y Aragón con su matrimonio con Urraca I, se refirió a este en los términos de ‘reinando en España’ o reinando ‘en toda la tierra de cristianos y sarracenos de España”. Nada de ello es cierto: 1º) Alfonso I “el Batallador” se intitula como Rey de Aragón y de Pamplona, y tras su boda con Urraca I de León: “EMPERADOR DE LEÓN Y REY DE TODAS LAS ESPAÑAS”.

¿Dónde está la anhistórica y malhadada e inventada Castilla? Difícilmente puede unir una Castilla que no existe, cuando él se considera monarca-imperial de León, título de emperadores inherente a todos los monarcas leoneses, por ser herederos del neogoticismo toledano. 2º) Urraca I, se intitula SIEMPRE como ‘Imperatrix Legionis et Regina Tota Ispanie’. Creo que está claro, cual es la titulación y la autoconsideración de la propia soberana, nacida en la ciudad imperial de León. 3º) El título de Ispagna-Al-Andalus o ispagnoles-musulmanes, ya figura en las Crónicas del Rey Alfonso III “el Magno” de León en el siglo-IX, como territorio que se debe reconquistar. Siendo en el Reino de León donde nace y se desarrolla el concepto de Reconquista, que proviene del Ovetao Regnum, y, sobre todo, de la ingente cantidad de mozárabes-mustarabib-arabizados, que van a repoblar el Reino de León. Castiella no figura, en la época Urraca I de León (‘Urraca I de León. Primera Reina y Emperatriz de Europa’-2020-Dr. García-Osuna y Rodríguez), como territorio per se, ya que son condados con sus nóminas urbanas, Burgos, Monzón, Saldaña, etc. 4º) El más que inteligente, y maquiavélico, arzobispo navarro de Toledo, Ruy Ximénez de Rada, conoce perfectamente que las tropas leonesas son las más fuertes de la Península Ibérica, por lo que no hará mucho esfuerzo para que el gran monarca Alfonso IX de León “el Legislador” comparezca en Las Navas de Tolosa. El soberano Alfonso de Portugal “el Gordo o el de Borgoña” tampoco tiene muchas apetencias por dar la gloria a Castilla o a Aragón; ya que los 4.000 caballero de Sancho VII “el Fuerte” de Navarra no son enemigos importantes.

«1211. La Orden de Calatrava, tras un despiadado asedio, rinde la fortaleza de Salvatierra. La noticia recorre todos los reinos cristianos de Europa, sumiéndolos en el miedo y la desesperación. El califa al-Nasir quiere completar el sueño iniciado por su padre en Alarcos y ha reunido el mayor ejército nunca visto en la interminable guerra entre musulmanes y cristianos por el dominio de la península Ibérica. Los reyes hispanos, liderados por Alfonso VIII de Castilla, no piensan desaparecer en la oscuridad sin luchar. Convocan a sus huestes y solicitan ayuda al papa Inocencio III, que declara la Cruzada; miles de guerreros acuden a la llamada de la fe. Enric Vidal, un duro caballero calatravo, nos hará partícipes de la épica campaña que condujo a la batalla de Las Navas de Tolosa, una de las más trascendentales y sangrientas de la Edad Media. ‘Una Historia de lealtades, odios y desesperado heroísmo que desembocará en el brutal enfrentamiento que decidió el destino de España’».

Es indudable, que el año 1212 es uno de los esenciales en la Historia de la Reconquista, hoy tan vilipendiada por una serie de indoctos, que niegan hasta la historiografía del momento histórico del Medioevo que se narra. Existe un hecho conspicuo, que conlleva la aparición del protagonista, y se refiere a la rendición de la fortaleza de Salvatierra, perteneciente a la Orden militar de Calatrava; el caballero, duro como el pedernal, valiente hasta lo máximo, y tenaz; será el hilo conductor de toda la obra; y se llama Enric Vidal. Tras la derrota de Alarcos, a priori, provocada por la soberbia del Rey Alfonso VIII “el de Las Navas”, que hará galopar a la caballería pesada castellana, desde Toledo hasta Alarcos, sin esperar a que a las magníficas tropas leonesas de su primo-hermano, Alfonso IX “el Legislador” de León les de tiempo a llegar; cuando las banderas del león pasante lleguen, todo se ha consumado negativamente.

El autor realiza una narración meritoria, fundamentada en un ritmo narrativo trepidante, y de una gran riqueza de léxico; lo que la transforma en una novela-histórica apetecible, que presenta un dinamismo casi cinematográfico, lo que nos acerca, de forma incuestionable, al conocimiento novelado, con pinceladas históricas indubitables, de una hazaña de colosales dimensiones. Si la batalla se hubiese perdido, los malévolos planes del califa almohade Al-Nasir le hubiesen conducido a intentar pasar los Pirineos y atacar a la Europa cristiana del momento y, porque no decirlo, hasta intentar llegar hasta la Roma del Vaticano. Pero, no hubo ninguna posibilidad de ello, ya que Sancho VII “el Fuerte” de Navarra (que medía 2,10-2,13 metros de estatura); Alfonso VIII “el Joven o el de Las Navas” de Castilla, y Alfonso II “el Católico” de Aragón (medía 2,00 metros de estatura) se lo impidieron. Allí estuvieron, en puestos de preeminencia, asimismo caballeros portugueses y leoneses. A partir de ese momento, el califa entraría en una fuerte depresión, caería en el alcoholismo y sería asesinado en Ifriqiyya. Esta gran victoria sería aprovechada por los monarcas cristianos, del momento (de León y de Castilla), para ir reconquistando el territorio andaluz; dejando todo ya preparado para que un monarca como Fernando III “el Santo” de León y de Castilla moviera el tablero bélico, y las plazas andalusíes fuesen cayendo una a una, como por arte de magia. Estamos, por consiguiente, ante otra novela histórica, que es un género que está enriqueciendo la historiografía Antigua y Medieval. Por lo tanto, ya es obligada la lectura de esta obra, que aporta mucha calidad narrativa, y ricos diálogos, que nos acercan a lo que pensaban, sentían y hablaban los contemporáneos. ¡Novela que debe ser conocida! «Nobis cum semel occiderit breuis lux».

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