Hay casas editoras atentas a las necesidades de los lectores y este es, una vez más, el caso del pujante sello de la Argentina. Ciertamente, estaba faltando en librerías una obra de esta envergadura y de tan exacta realización, que compendiara en sus páginas la obra lírica del extraordinario poeta italiano.
Como es fácil imaginar, reunir en este volumen bajo el título de Poesía completa (1) la producción de Pavese no fue una tarea fácil y es muy de destacar el esmerado trabajo de Barnacle para reunir las versiones originales en lengua italiana y concretar su más atenta comparación, en una labor encomiable que demandó el contacto con las fuentes europeas directas.
Es el mismo poeta y titular de la casa editora, Alberto Cisnero, quien particulariza acerca de este minucioso trabajo previo, en la Advertencia al lector incluida en la página 9 de Poesía completa: “’Poesía completa’ de Cesare Pavese fue organizada atendiendo al escrúpulo cronológico: en primer lugar se incluyeron los poemas juveniles, escritos durante la tercera década del siglo pasado (que la casa ya había publicado parcialmente) y luego nos atuvimos a confirmar el compendio que realizara Italo Calvino de los poemas éditos e inéditos al momento de la muerte del autor, libro que se daría a la publicidad doce años después del hotel, los barbitúricos y la frase postrera, ecuánime, de aquel domingo fatal y lejano (Calvino intercaló poemas originales no incluidos en el cuerpo de la obra publicada por el propio autor, un único libro en rigor de verdad: Trabajar cansa; y finalmente organizó La tierra y la muerte y Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, que llevan el aura de póstumos). Asimismo tuvimos en cuenta el volumen, que suponemos definitivo y que bajo el título Le poesie salió de las máquinas hace menos de un lustro bajo el sello de la editorial Einaudi. También reparamos en que admirar es ya un motivo y es una buena razón en el mundo”.
Respecto de la esmerada traducción a nuestra lengua, es por demás encomiable lo realizado por Jorge Aulicino (1949) en lo que hace a los textos escritos por Pavese en su lengua materna y por Isaías Garde (1961) con aquellos que nos dejó en inglés: I’m all alone (págs. 60-61), To C. from C. (págs. 570-571) y Last blues, to be read some day (págs..590-591, pieza que cierra la compilación).
Respecto de la lírica pavesiana, con meridiana precisión se refiere a ella Aulicino en su texto Un mito hace falta (págs. 7-8), donde afirma: “La colección de poemas de Trabajar cansa, que Cesare Pavese (1908-1950) publicó censurada en 1936, cuando tenía 28 años, es la cumbre de su breve carrera poética, su mejor logro, entendiendo por ‘logro’ aquel espectro de imágenes y palabras que sigue dando vueltas en nuestra memoria a lo largo de los años —no importa cuánto consenso o falta de consenso haya al respecto— y suscitando pareja emoción. Pero esa colección, reeditada en 1943, fue precedida por muchos poemas borroneados por Pavese en hojas que nunca vieron la luz hasta hace unos años, en Italia, y en cartas a sus amigos. Son poemas en general breves, escritos entre los 13 y los 21 años, en los que apenas asoma la luz de los poemas-relato de 1936. Esto significa que en antes de cumplir 30, Pavese logró un giro radical en su incipiente obra y creó el núcleo de toda la obra narrativa que desplegó antes de cumplir 42 y suicidarse. Después de su muerte, Italo Calvino, que ocupó su puesto en la editorial Einaudi, publicó los poemas que Pavese no había incluido en Trabajar cansa. No era difícil identificarlos: los mismos personajes y los mismos escenarios, la misma métrica larga, además del tono monótono y su distanciamiento “viril”, logrado con pocos adjetivos y poca intervención del yo conmovido, autorreferencial e intenso que se agitó en los poemas juveniles.
“Pavese logró imprimir ese giro radical a su poesía con el expediente simple de desviar la mirada del propio ombligo y de la decadencia de la vida cotidiana y dirigirla al paisaje. Un paisaje en el que pululaba gente movida por dos fuerzas poderosas y a veces antagónicas: el trabajo y el sexo. Además de los poemas descartados de Trabajar cansa, Calvino encontró entre los papeles de Pavese un conjunto de poemas, un libro en ciernes en el que se producía una vuelta al lirismo, al tema del amor y la muerte, de la falsa sensación de que el primero nos exime de la segunda, hasta que el amor asume el rostro mítico de la tierra, de la que venimos y a la que vamos. Aquel conjunto de poemas constituyó Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, breves y de métrica corta”.
Sobreabundaría declarar la importancia que este volumen, ofrecido a un valor ciertamente muy accesible, tiene para el atento lector contemporáneo, dadas las pocas reimpresiones que se realizan incluso de las obras de autores cuya importancia es capital, como Cesare Pavese.
Por otra parte y como curiosidad, me permito recordar algo llamativo, sucedido allá por el final de la década de los ’80, cuando recibí en mi casa a mi amigo, el poeta italiano Dante Maffia (1946), de visita en la Argentina con motivo de la publicación de uno de sus poemarios por editorial Losada. Hablando con él acerca del gran poeta piamontés, Dante se mostró muy sorprendido de que, por aquellos años, en nuestro país valoráramos a Pavese fundamentalmente como poeta. No dudó en manifestar que, en Italia, mayormente, se lo reconocía como narrador. El paso del tiempo seguramente modificó ambas perspectivas, pero como señaló Aulicino, siempre un mito hace falta.
El autor
El poeta, lingüista, escritor, traductor, editor literario, guionista, crítico literario, periodista y biógrafo Cesare Pavese nació en Santo Stefano Belbo, Piamonte, el 9 de septiembre de 1908 y se suicidó en el hotel Roma, de Turín, el 27 de agosto de 1950. Obra poética: Lavorare stanca (1936) y Verrà la morte e avrà i tuoi occhi (1950). En narrativa: Il carcere (1938-39); Notte di fiesta (1936-38); Paesi tuoi (1941); La spiaggia (1942); Feria d'agosto (1944); Fuoco grande (1946); Il compagno (1947); Dialoghi con Leucò (1947); Il diavolo sulle colline (1948); La casa in collina (1948); Tra donne sole (1949); La bella estate (1949) y La luna e i falò (1950). En cuanto a sus ensayos, citamos: La letteratura americana e altri saggi (1951) e Il mestiere di vivere (1952). Fue además un prolífico traductor, llevando a su lengua natal obras de Sinclair Lewis, Herman Melville, Walt Whitman, Sherwood Anderson, James Joyce, John Dos Passos, John Steinbeck, Gertrude Stein, Daniel Defoe, Charles Dickens, Herman Melville, Christopher Morley y William Faulkner, entre otros.
NOTA
(1) Barnacle, ISBN 978-987-8952-69-7, 600 pp., traducción del italiano por Jorge Aulicino y del inglés por Isaías Garde, Buenos Aires, 2025. https://barnaclemora.wixsite.com/home
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