Hay en estos recuerdos, tal vez, una esencia trágica de la vida (¿esencia galaica?), y así lo señala el propio autor. La soledad es un factor clave en este Dietario, ya que esa soledad contiene belleza en su propia esencia. Esa soledad se ve en las imágenes donde el autor camina solo, a pasos breves, y ve-piensa el pasar de la vida con lentitud, razón y característica principales del texto.
El libro se lee de forma tranquila, paciente y reflexiva. Creo que es lo que busca el autor, que el lector reflexione acerca de cada una de las preguntas (a veces en forma de sugerencias dialogantes) que hace el autor. Preguntas esenciales en el devenir de cualquier persona. “El gozo del hombre universal radica en el hombre reflexivo”, se lee, y su pretensión es, precisamente, esa: que el lector reflexione sobre la vida que le ha tocado vivir. Que reflexione sobre la religión, la tristeza, la verdad y cualquier cosa que conforme la cotidianidad del lector. En ese sentido podría decirse que el texto ha sido conformado de una forma democrática, dialogante.
En el texto encontramos opiniones muy personales del autor. Digamos que en el presente texto implica más, y de una manera distinta, más abierta, que en el texto ‘Ha sido como un sueño’ su libro anterior. Aunque pueda parecer extraño, el autor se involucra de manera muy personal con sus recuerdos. No quiere, a mi manera de ver, contar unos acontecimientos si no encontrar, conocer, el por qué de los mismos. El sesgo ensayístico pudiera decirse que va a definir en buena medida la escritura de este autor gallego.
La relación del autor con los libros, con lo que dicen los libros, está muy presente a lo largo de todo el desarrollo del texto. El libro tiene una importancia capital en la formación de las personas y la poesía, como texto del solitario, mucho más porque estamos ante un texto también profundamente poético. Es, pues, un libro escrito con un estilo de prosa poética muy rico y culto donde el aforismo estará presente en buena parte de sus páginas. El autor quiere dar un sentido poético a sus recuerdos, no le vale sólo recordar si no que quiere otorgar belleza a esos recuerdos para que el lector disfrute de sus encuentros, de sus descubrimientos. Y que un planteamiento tal, si así lo considera, lo haga propio para sí.
Pese a la hondura del texto, éste se lee con facilidad. Ha encontrado el autor un estilo muy personal. Sus palabras, como señala, son su medio de diálogo y defensa, le sirven para unir o para alejar. En este caso, le sirven para acercar sus reflexiones y sentimientos, como vínculo implícito, al lector.
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