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Ramón Irigoyen
Ramón Irigoyen (Foto: Javier Velasco Oliaga)

Entrevista con Ramón Irigoyen autor de “Poesía reunida (1979-2011)

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Publica el poeta y traductor Ramón Irigoyen el libro Poesía reunida (1979-2011) en Visor. Tiene una bonita portada diseñada por su hija Ana, de 19 años de edad, estudiante de Bellas Artes en Salamanca. Es una obra fundamental de la poesía española contemporánea que no solo nos ayudará a entender la poesía que se ha realizado desde el advenimiento de la democracia hasta nuestros días, sino también el mismo proceso democrático a la vista del último escritor satírico de nuestro país.

Ramón Irigoyen
Ramón Irigoyen (Foto: Javier Velasco Oliaga)
Ramón Irigoyen es, desde luego, un sátiro del verso, un poeta tan ingenioso como Larra, una rara avis del mundo poético español que en un momento dado decide abandonar la poesía por un problema con el ministerio de Cultura de la Unión de Centro Democrático (UCD), por culpa de unas ayudas y de la miopía, por no decir ceguera y cerrazón, de los responsables tanto literarios como políticos del ministerio. Las páginas que incluye en el libro sobre la polémica son de lo más acertado, para así poder conocer en qué punto se hallaba la cultura en nuestro país y dónde está ahora.


“Por falta de visión comercial abandoné la poesía. A veces se equivoca uno y en ese momento no me parecía rentable el esfuerzo para lo que a mí me suponía la poesía”, cuenta el poeta a Todoliteratura.es en un sitio tan entrañable como el Café Gijón que pasa ahora por momentos difíciles por la voracidad económica del Ayuntamiento de Madrid. Ambos firmamos el escrito de apoyo al café que amablemente nos solicitan los trabajadores del mismo.

El vate satírico reconoce su equivocación y abunda en ello, “creo que hice mal porque la poesía es lo más sólido que he escrito y con el paso del tiempo continúa manteniéndose viva. Si hubiese movido mi poesía como tendría que haberlo hecho se hubiese vendido, pero opté por escribir artículos y traducciones que creía me reportaban más beneficio”, dice el poeta navarro y continúa apuntando “no sé hacer dos cosas a la vez, los hombres no lo sabemos hacer, las mujeres sí. Yo para aparcar, si estoy oyendo la radio, tengo que apagarla para concentrarme en hacerlo”.

Pero como rectificar es de sabios e Irigoyen tiene mucho de eso, ha reunido toda su poesía en un magnífico volumen que incluye sus dos primeros libros: Cielos e inviernos de 1979, libro que obtuvo una inmejorable crítica y que el mismo poeta cree que “rompe” y Los abanicos del Caudillo, publicado en 1982 y culpable de la polémica con el ministerio: aquí se pueden leer la cartas de la polémica y los elogios que poetas como José Miguel Ullán y Jaime Gil de Biedma le hicieron; el inédito Romancero satírico, recopilación de sus colaboraciones en el programa Al sur de la semana de la Cadena Cope y de la revista El virus mutante y La mosca en misa, su última producción poética, ambas de 2011.

Ese abandono tan largo de la poesía le liberó, a su parecer, de tener relaciones con poetas, “conocía a cientos de ellos, literalmente”, de leer poesía y abandonar la polémica en la que se vio inmerso. Se dedicó a la traducción, “soy discípulo de Horacio y de Cátulo”, señala, y a escribir columnas en periódicos. El desaparecido “El independiente”, fue su casa diaria, salvo un día a la semana en que descansaba, y donde proyectaba su visión del mundo. Ahora continúa en el Diario de Navarra y La Voz de Galicia y de vez en cuando en El País, donde deben echar en falta su afilada pluma. Ahora todo ha cambiado y se postula como poeta, “igual que Camps se postula para presidente del gobierno”, señala.

Romancero satírico es un libro de humor blanco con romances del estilo de Jaime Campmany pero al revés. Por su pluma pasan todos los personajes de la farándula, del cine, de la moda, de la política, de la Iglesia, la Monarquía, pero sobre todo del fútbol. ¿O es que no se merecen un poema nuestros futbolistas de la Eurocopa del 2004? Y sobre todo, Camacho, macho, que siendo tan gran seleccionador no consiguió título alguno por culpa de los árbitros, todo hay que decirlo. ¡Qué pena que no continuase por ese camino, pues habría llegado al éxtasis con la consecución de los entorchados de la Eurocopa y del Mundial de Fútbol! Es verdad cuando dice que no tuvo visión, porque si no ahora sería recordado por esos romances.

“Las sátiras que hay en el Romancero son muy actuales y muy del gusto del pueblo español, al que le gusta el humor salvaje, satírico y despiadado”, afirma sin contemplaciones y recuerda la saña con que algunos periodistas atacan al rey, incluso parecen rencillas personales”, destaca el cronista de la actualidad poética, aunque él dice que la crónica no es lo suyo, pero se equivoca y si no lean esos romances.

En la actualidad está embarcado en una serie de conferencias que está dando por institutos y universidades con el título de “Claves para leer un poema”.En las charlas da una especie de decálogo para entender la poesía, su primer mandamiento sería: “Amar el lenguaje como a ti mismo, como los hinchas aman a su equipo de fútbol”. Con esta máxima ya podemos adivinar por dónde van sus charlas. Quiere que los niños y jóvenes jueguen y disfruten con las palabras.

“Es tan importante el significado como el sonido de las palabras”, dice. Hay que educar el oído. “El lenguaje, ¡cuántas heridas abre! y ¡cuántas heridas, cura! ¡Qué importante es nuestro lenguaje y qué importante es saberse expresar!”, explica en la charla que mantuvimos. Para Irigoyen, al no leer versos, los jóvenes no tienen educado el oído y pone como ejemplo a dos premio Nóbel: “García Márquez ha educado sus oídos, es muy musical su prosa, sin embargo Vargas Llosa no lo tiene y se nota, pese a ello es un gran escritor, pero si hubiese educado su oído…”, explica el conferenciante poeta.

También está preparando un volumen de cuentos que publicará próximamente en la editorial Pigmalion - ¿Comprenden por qué ha escogido dicha editorial? - y que llevará el título de Cuentos reunidos (1991-2012) y que incluirá sus dos volúmenes titulados Inmaculada Cienfuegos y otros relatos y Un placer inconfesable, además de algún cuentos más, inédito. Espera que pueda estar preparado para la Feria del Libro. Seguirá además con su trabajo de traductor y quiere recuperar libros como Fábulas de Grecia y Fábulas de Roma.

Puede comprar el libro en:


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