Ya sólo encuentro sosiego y goce en los clásicos latinos y griegos, en la "Biblia de Jerusalén" y en los clásicos castellanos. Ciertamente me place más Calderón de la Barca, queridísimo en Alemania, que Lope de Vega, más gustado en países como Francia y España, donde nació. También soy aficionado a los intrincados axiomas y conceptos de Kant, que a pesar de ser difíciles de intelegir, "enseñan a pensar", como dice mi maestro el doctor Óscar Villarreal Reyna, teólogo, pedagogo y ensayista al que debo mi sólida formación filosófica.