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Rodrigo Hasbún
Rodrigo Hasbún (Foto: Javier Velasco Oliaga)
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Rodrigo Hasbún (Foto: Javier Velasco Oliaga)

Entrevista a Rodrigo Hasbún, autor de “Los afectos”

“Me gusta que los libros me desafíen”

domingo 24 de mayo de 2015, 14:25h
Cuando leo o escucho calificar a un autor como un escritor emergente, se me ponen los pelos de punta. ¡Ni que fuera un submarino! Prefiero que se utilice el término interesante. Y eso es lo que precisamente es Rodrigo Hasbún, un escritor interesante, incluso diría más, es un escritor interesantísimo, que vive la literatura con una pasión reconcentrada. Su segunda y última novela, “Los afectos”, es precisamente eso, literatura en estado puro y no fuegos de artificio a los que nos tienen acostumbrados las grandes editoriales.

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Rodrigo Hasbún
Rodrigo Hasbún (Foto: Javier Velasco Oliaga)
Rodrigo Hasbún nació en la ciudad boliviana de Cochabamba en el seno de una familia de emigrantes palestinos. La emigración la lleva en su sangre; ahora reside en la ciudad texana de Houston, donde está preparando su tesis doctoral sobre los diarios íntimos de ciertos escritores latinoamericanos. Esta empresa le dejará fuera de la literatura por un tiempo. Esperemos que la termine pronto para que pueda continuar con su ascendente carrera.

Tan es así su sangre emigrante, que en Los afectos ha escrito sobre una familia emigrante que después de la Segunda Guerra Mundial se estableció en Bolivia. El cabeza de familia de dicha familia fue director de fotografía de la cineasta alemana Leni Riefenstahl. Sabía perfectamente que en el Munich de la posguerra tenía poco que hacer y su espíritu aventurero e indomable le condujo a Bolivia, donde todavía quedaban terrenos inexplorados y mitos como Paitití que descubrir. Rodrigo Hasbún ha escrito sobre Hans Ertl y sus tres hijas en esta novela rebosante de sentimiento.

“Lo que un escritor quiere es que sus libros funcionen y lleguen a cuantos más lectores posibles, mejor”, nos dice Rodrigo Hasbún en la sede madrileña de su editorial en una ventosa mañana primaveral. Sin embargo, cree que un escritor no tiene que tomarse en serio todo lo que dicen de él, aunque, por supuesto, en su caso lo agradece.

El movimiento editorial independiente que se está produciendo en Latinoamérica lo ve con mucha ilusión e interés. “La incomunicación entre los países latinoamericanos es brutal y estas editoriales están llevando sus libros de un país a otro, de una ciudad a otra de manera muy dinámica, reestructurando los canales de legitimación de los países latinoamericanos”, analiza el escritor de Cochabamba.

El fichaje de su novela por Random House se produjo de modo casual. “Al editor Claudio López Lamadrid le interesaron mis cuentos -ya ha publicado cuatro libros de relatos-, y me pidió que cuando tuviese lista una novela le diese el manuscrito. Le gustó y en un par de días ya la quería publicar. Está muy atento a lo que pasa en Latinoamérica”, señala en narrador boliviano.

Cuando escribe, Rodrigo Hasbún no piensa demasiado en términos de género “sino de escritura o de intensidad. Eso es lo que persigo”, dice. Siempre tiene la ilusión de que en sus obras, nada sobre. “En alguna versión de Los afectos, la novela era el doble de larga. Para la versión definitiva he querido quitar todo lo que no hiciera falta, aún sabiendo que hay un riesgo en la lógica de la reducción, pero creo que no hay que decirlo todo, que el lector rellene la posible lagunas”, desmenuza calmada y razonadamente y añade: “Los afectos es casi un álbum de fotos que muestra distintos momentos de la vida de esta familia Ertl y el lector se tiene que involucrar activamente en la novela”.

Las hijas de la familia Ertl son las narradoras de esta sintética e intensa novela. “He tratado de hacer un ejercicio de situarme en la mirada de los otros, de intentar entender la diferencia y, desde luego, me seduce el ponerme en la piel de los personajes femeninos. No le tengo miedo a la dificultad. Me gusta que los libros me desafíen, incluso a un nivel microscópico”, pormenoriza sobre su forma de escribir.

En cuanto a sus influencias literarias, reconoce que la escritura húngara que vivió afincada en Suiza, Agota Kristof, le seduce muchísimo. “Sólo me he traído un libro en la maleta y es de ella. También me gustan mucho los escritores americanos John Clever o Dom DeLillo: entre los españoles me gustan Vila-Matas y Javier Marías y los latinoamericanos fronterizos Rodrigo Fresán y Patricio Pron”, confiesa.

Para Rodrigo Hasbún Bolivia es un país mestizo con problemas como el machismo y cierta persistencia del racismo. “El país ha empezado a mirarse a sí mismo, más de frente y a afrontar sus problemas inherentes”, sostiene y agrega “es un país muy complejo y fascinante”, aunque reconoce que no le gusta mucho hablar de su país porque residiendo en Houston no vive los problemas del país directamente.

Se considera un escritor lento, aunque la primera versión de esta su segunda novela la escribió en tan sólo cuatro meses. “Escuchaba las voces de los personajes desde el principio, esto me facilitó mucho la escritura. Pero, creo que el momento crucial de la escritura es el momento de la corrección. Soy un corrector muy despiadado conmigo mismo y no me apena borrar páginas enteras”, apunta. El proceso de corrección le llevó muchísimo más tiempo que el de escritura. Además realizó una investigación exhaustiva sobre la familia alemana protagonista del libro. “Rellené decenas de páginas con notas, algo que nunca había hecho”, reconoce.

Pese a la facilidad con la que salió la trama del libro, apunta que no sabía cómo se iban a desarrollar los personajes y la trama. “El no saber hacia dónde vas, hace más divertido el proceso de escritura”, dice reconcentrado y midiendo muy bien las palabras. Creo que el resultado ha quedado muy cinematográfico. Ya tiene un par de relatos adaptados al cine. “Es una experiencia muy interesante, pero también inquietante, porque todo aquello que es adaptado, deja de ser tuyo”, especifica.

“La literatura es un viaje que se matiza y problematiza y no se reduce a diferencia del turismo. Es una forma de mirar diferente que se presiente todo el tiempo”, concluye este escritor boliviano que ha escrito una novela llena de sentimientos y de aventuras y que cuando sueña lo hace con Cochabamba. La infancia y la juventud son periodos de la vida que siempre van a estar dentro del corazón aunque el destino nos lleve a tierras lejanas ignotas. Rodrigo Hasbún, pese a su ascendiente emigrante, siempre tendrá su corazón en esa ciudad boliviana en la que nació y a la que cantó Jorge Cafrune como nadie.

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