Aunque ha estado alguna vez rodando en México, el libro es pura ficción. En el relato que da nombre a su libro cuenta el rodaje de un documental periodístico donde ocurrer diferentes vicisitudes. “Todo es inventado, por supuesto algunos aspectos de la vida mexicana son reales, como lo es el carnaval de Veracruz, a la que tuve ocasión de ir un año. No encontraba habitación en ningún hotel y una conocida me dijo que a lo mejor podría encontrar algo en el puerto, una zona donde había diversos moblés para citas amorosas clandestinas. Al fin, pude alquilar un apartamento que era un nidito de amor. Como decía Rulfo, para pernoctar con mujeres de a ratos”, cuenta con cierta añoranza el escritor cartagenero. De los 16 cuentos que se incluyen en el libro es el que habla sobre México el más extenso. Está claro que le gusta la tierra mexicana. “Utilizo expresiones de allí. Los giros idiomáticos que utilizan los mexicanos son fantásticos y muy modernos. Flexibilizan más el idioma que los españoles, que somos más conservadores en esta cuestión”, explica Eusebio Lázaro con su característica voz profunda. Le gusta hablar sobre el país hermano y reconoce que en “México tienen un tremendo amor por España, pero también mucho resentimiento por la conquista. Muchos de sus habitantes tienen el conocido complejo de Malinche”. Eusebio Lázaro aduce que “la conquista fue brutal, como todas las conquistas. Algunos españoles se portaron mal con aquellos pueblos, sobre todo los encomenderos que hicieron trabajar a aquellos habitantes de México hasta la extenuación. Aquellas encomiendas se dieron como protección a los nativos y no como explotación. Por el lado positivo, se construyeron ciudades con un trazado maravilloso, universidades, catedrales y hubo un cierto humanismo. Cuando se quejan los descendientes de las personas originarias del continente americano hay que darles la razón. Por eso, me parece más honesto que se reconozcan los excesos de la conquista, eso nos dignifica”. Durante la entrevista, Eusebio Lázaro recuerda que “he escrito desde siempre, solo que al dedicarme al teatro me quedaba menos tiempo para escribir y lo fui posponiendo. De todas formas, comencé escribiendo una obra que dirigí e interpreté en el TEU” y añade sigilosamente “lo de actuar no me ha interesado profundamente, me ha gustado más dirigir y siempre he disfrutado interpretando a Shakespeare”. Y eso que ha trabajado tanto en España como fuera de nuestras fronteras y con directores del talento de Berlanga, Gutiérrez Aragón o Almodóvar. Ahora, reconoce, “que estoy escribiendo más debido al momento personal y humano que vivo, ya que no se nos permite la acción y yo soy tanto un hombre de reflexión como de acción. Aunque sí he tenido que hacer un esfuerzo de concentración más de lo habitual para escribir”. En estos momentos, tiene varios poemarios esperando su publicación y ya está con una nueva novela. “Cuando se rompe la credibilidad de la obra, se estropea la narración”Después de escribir su libro de memorias “Fiebre alta”, empezó con la obra de relatos “Aquello bien podía ser México”. Cuando se pone a escribir no tiene un plan fijado. No suele planificar nada, normalmente comienza a escribir a partir de una imagen o de un frase. “Lo hago sin tener una trama. Escojo escribir los relatos en primera o tercera persona según lo que quiero contar, lo que me pidan. Pero tengo que reconocer que me gusta más la primera persona porque así el narrador puede estar al margen, ser un mero observador más neutral”, señala el autor nacido en Cartagena. “La literatura refleja la lucha entre los seres humanos. Hay una visión que alerta sobre ciertos hechos y otra que quiere entender dichos hechos. Una diferencia sustancial, casi la misma que existe entre el historiador y el escritor. El primer cuenta los hechos como fueron y el autor lo que cuenta es cómo podrían haber sido. Esta es la base de la narrativa. Pero esos hechos inventados tienen que ser plausibles o creíbles. Si se rompe la credibilidad se estropea la narración”, expone Eusebio Lázaro de manera lúcida. Al director teatral le encanta explicar cómo muchos guionistas de Hollywood se han inspirado en Homero. “Cuenta las batallas de una manera muy gore, como lo hacen actualmente en la meca del cine. Desde luego, todo puede ser contado, pero no de cualquier manera”, opina el escritor. En casi todos los relatos que conforman su libro hay una preocupación por la condición humana. “Escribo sobre las mismas emociones una y otra vez, sobre la amistad, el amor, el egoísmo, etc.”, apunta y continúa diciendo que “todos, salvo el relato Los Eidos, son productos de la imaginación, no hay nada real”. Aunque en algunos parece que sí se ha basado en algún pasaje de su historia. También me confiesa que tiene más relatos sin publicar y que tuvo que hacer una selección de todos sus cuentos para decidir cuales entrarían en el libro. “Mi criterio se basó en lo que pensaba que podría llegar más al lector”, subraya. Los cuentos incluidos en el volumen son de una gran calidad y es difícil escoger uno. Aunque yo me quedaría con “Cuento judío”, probablemente el más documentado y más difícil de resolver. “Una de las características de mis relatos es que el final suele quedar muy abierto”, asegura. Para terminar nos deja uno de sus muchos pensamientos sobre la condición humana que tanto le gusta tratar en sus escritos: “el ser humano tiene una gran capacidad de adaptación, pero también de estupidez”, concluye. Puedes comprar el libro en:
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