El proceso identitario no sólo se refleja en el cuerpo, también es una manera de estar en el mundo geográficamente. Ahora que está tan de moda romper con todo lo anterior, y las tradiciones de la clase que sean huelen a rancio, todavía existe esa necesidad de pertenencia a un lugar sin el cual no seríamos las mismas personas. Por mucho que nos cueste reconocerlo somos de donde hemos nacido por muchos kilómetros que nos alejemos de ese punto inicial que nos perseguirá el resto de nuestros días.
Mundo onírico mezclado con la realidad
Hemos venido aquí a conocer cuál es El cuarto de Atrás, de Carmen Martín Gaite. Para entender un mundo onírico mezclado con la realidad, los recuerdos con el presente, para conjurar la vida, porque, como bien dijo la propia autora en otra de sus obras, “Lo raro es vivir”.
Plantarle cara al miedo
“Todos tienen una historia que contar”. Y tú eres Sara Allen, o Caperucita que está en Manhattan, y eres capaz de contar las estrellas, y confirmar que la libertad está en una misma.
Libros
Libros. Palabras, letras. La literatura sin parafernalias que emana del interior de cada persona y llega, y trasciende, y se hace nuestra.
La belleza, el arte, la poesía… amenazadas
Cielos se desarrolla en un subterráneo, en un búnker, casi en una alcantarilla. Desde ahí tendrán que desencriptar mensajes amenazantes y terroristas, para impedir una catástrofe a nivel mundial, una debacle con desgraciadas consecuencias.
La historia de una tragedia. Dicen que padres e hijos nunca podrán separarse, aunque estén distanciados. Aunque haya miradas mudas y palabras altisonantes, fuera de tono, de las que luego hay arrepentimiento.
Un pueblo como otro cualquiera. Donde todo es igual pero, después, todo es diferente. Donde los personajes, encarnados en un solo intérprete, abrirán corazones y rejas, misterios, secretos, envidias, odios, rencillas,…
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"Hay cosas que yo recuerdo que quizá nunca sucedieron, pero como las recuerdo, suceden”
El eco de las palabras queda suspendido en el aire, hasta que se rescata en forma de recuerdo y, entonces, esas palabras cambian, modifican la realidad, dejan de ser el reflejo de lo que ocurrió o, por el contrario, reflejan lo que no ocurrió nunca, pero así se sienten en forma de vivencia pasada.
Cada uno tenemos nuestra historia
Entro en el teatro y lo hago en mi barrio. No me siento raro en él. Sus palabras, sus personajes, sus situaciones, sus historias son mías, las hago mías, las entiendo, me siento partícipe de ellas.
Que cada uno salude como quiera
Jamás saldré de esta familia. Tampoco sé si quiero hacerlo. En realidad, no. Es una familia peculiar, de lo más variopinto, distinta a todas las demás. Así lo he asimilado y así lo he asumido. No quiero desvincularme de ella. Pero, por otro lado, hay que renovarse en sus planteamientos.
No habrá milagro
Del verdadero significado de las cosas, de la vida y de la muerte, de lo oculto y lo evidente, de lo secreto y de lo público.
¿Quién le pone el anillo en un dedo a la dama que acaba de perder a su marido y a su suegro? Solo puede hacerlo un rey. Ese rey rastrero, vil, que es capaz de ofrecer su reino por un caballo cuando ya está casi derrotado.
Parásitos, caricatos, peleles, que intentan sobrevivir en un mundo de oscuridad y que cercena el pensamiento. Y no digamos, la creatividad, el arte, todo aquello que, a ojos de otros, no sea productivo, no genere beneficios tangibles, contantes y sonantes.
La mirada de la máscara. Que parece impersonal y sin vida, pero es todo lo contrario.
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