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"Cuando el frío llegue al corazón", de Manuel Gutiérrez Aragón

Por Javier Velasco Oliaga
jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h
Cuando el frío llegue al corazón
Cuando el frío llegue al corazón

Cuando el frío llegue al corazón es la tercera novela del cineasta y escritor Manuel Gutiérrez Aragón. La ha publicado en la editorial Anagrama. Es la más breve de sus tres obras, pero también la que guarda más la esencia de sus vivencias, el pálpito de un corazón joven que se abre a una vida ignota y que no sabe hacia dónde va a dirigirse el resto de su vida.

El precioso título del libro es una metáfora de aquellos años cincuenta donde la vida era triste y oscura. Pero ante todo fría, el de una de las dos Españas que ha de helarte el corazón. En esos años, muchos españoles tenían helado el corazón. En la actualidad, por otros motivos, también tenemos helado el corazón. Nuestro corazón ha perdido músculo, ha perdido el calor que se necesita para palpitar.

La novela corta Cuando el frío llegue al corazón es una vuelta intimista y realista a unos años conocidos como los del hierro. Muchas historias se contaban al amor de la lumbre, pero se contaban en voz baja y esta carencia la suplía la imaginación que volaba libre, en el caso del autor hacia el monte Dobra y en el caso del protagonista y narrador hacia el monte Véspero, otro bonito nombre que hace referencia al planeta más refulgente de nuestro firmamento, Venus.

Manuel Gutiérrez Aragón ha hecho muchas analogías entre la realidad y la ficción. Él se crió en la industriosa ciudad cántabra de Torrelavega, Ludi en Vega, lo del monte ya lo hemos explicado. Los padres de ambos eran veterinarios, el real era una persona de derechas, el de la novela militante comunista. Con esos mimbres y borrando las huellas necesarias para no contar sus adolescencia, el director de cine reconduce sus recuerdos para crear una trama de ficción donde los importante son los sentimientos del protagonista y cómo ve él una vida a la que comienza a hacerse consciente.

La trama discurre durante un verano. Lo bueno ocurría en verano, lo malo en el invierno. Durante el verano los jóvenes se abrían a nuevas experiencias. El primer amor, los juegos juveniles o las relaciones de amistad en pandilla. El joven era algo parecido a un dios que no conoce prohibiciones. El verano era precisamente eso, una reunión de dioses adolescentes que se saltaban las prohibiciones a su conveniencia. Había pocas obligaciones, una de ellas era la impuesta por su tío Pelayo, que era la de estudiar griego.

El padre de Ludi es encarcelado por su militancia y en esa ausencia, el joven vive con sus tíos Pelayo y Rosa Eva. Es allí donde conoce el primer amor, la fascinación del adolescente por una mujer adulta que esconde un secreto. A la par, continúa su vida con sus amigos de la pandilla y los ocasionales amoríos entre jóvenes.

Con pluma diestra y escueta, Manuel Gutiérrez Aragón va contando cómo era un verano de aquella época. Su prosa deja a un lado la retórica y describe certeramente paisajes y personajes, dejando paso al costumbrismo y a la lírica. Porque el novelista sabe cómo encoger el corazón del lector y sabe, también, cómo emocionar. Nos conduce diestramente al abismo de los sentimientos y de los recuerdos queridos.

Cuando el frío llegue al corazón no nos deja precisamente frío el corazón. Con él sentimos la pulsión de unos tiempos lejanos que, aunque tristes y fríos, nos producen nostalgia por un tiempo que ya no va a volver. Los años de nuestra juventud, cuando éramos esos dioses que vagábamos por playas, por montes y por calles. Esos recovecos de nuestro pasado que nos gustaría volver a vivir y que gracias a Manuel Gutiérrez Aragón revivimos con agrado. Con el mismo agrado que leemos el libro. Una pequeña joya que todos debieran leer. Unos para sacar a la luz los recuerdos y otros para saber que no todo tiempo pasado fue mejor o peor, simplemente fue como lo retrata el autor.

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