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Rosa Montero
Rosa Montero (Foto: Javier Velasco Oliaga)

Cuarenta años no son nada si se va de la mano de Rosa Montero

“En las entrevistas hay que meterse en la cabeza de los personajes”

Por Javier Velasco Oliaga
miércoles 27 de marzo de 2019, 17:35h

Pocas entrevistadoras hay en España con el talento de Rosa Montero. Sus cifras y su trayectoria son prácticamente únicas. 50 años de periodismo la avalan, ha colaborado en medios de comunicación que van desde Fotogramas a El País, pasando por innumerables revistas. En esos años, ha entrevistado a grandes personalidades y, también, a pequeñas. Ahora que el género de la entrevista parece que está en caída libre, la periodista madrileña recopila algunas de sus mejores entrevistas para cumplir una promesa de hace 40 años.

  • Rosa Montero con su editor

    Rosa Montero con su editor

Rosa Montero
Rosa Montero (Foto: Javier Velasco Oliaga)

“Hace 40 años, Paco Pavón, editor de Debate, me encargó un libro de entrevistas de mujeres feministas para hablar de la Transición, me adelantó 25.000 pesetas, pero no llevé el proyecto a término, cuando estaba dispuesta a devolverle el adelanto, poco a poco, le dije que tenía un libro de ficción preparado, “Crónica del desamor”. Me dijo que no importaba, que abriría una colección de narrativa y ese fue, precisamente, su primer gran éxito”, cuenta la escritora en la presentación de "El arte de la entrevista" a los medios de comunicación en el Café Comercial.

“Al preparar este libro he sentido una sensación de vértigo muy grande. Hemos cambiado tanto en estos cuarenta años que casi no me acuerdo de cómo éramos”, apunta Rosa con su sempiterna sonrisa, en su infantil cara por la que parece que no pasan los años y añade “estas entrevistas son como un espejo que nos llevan a otra realidad. En la actualidad, se les da menos espacio a las entrevistas en los periódicos. Hemos perdido la calma mental para perdernos en una entrevista en profundidad”.

Los periódicos han perdido la sana costumbre de publicar entrevistas de personalidad y los medios digitales, “donde podrían publicarse porque se tiene todo el espacio que se quiera”, prefieren noticias cortas que no cansen a los vagos lectores de Internet. “Yo siempre he tenido mucha capacidad de concentración, se podría hundir mi casa y yo seguiría leyendo sin darme cuenta, ahora hemos perdido esa concentración y esa paciencia que se necesita para leer piezas largas”, señala la escritora madrileña.

Rosa Montero cuando llegó a “El País” montó una pequeña revolución en el modo de escribir las entrevistas. “Cuando llegué, las entrevistas eran pregunta y respuesta con una breve entradilla introductoria; mi estilo era mucho más libre e incluía las respuestas del entrevistado en los párrafos. Yo concibo las entrevistas como un acto dramático. Hacía que fuese un trayecto emocional y personal como si de un relato de ficción se tratase”, explica la escritora.

“La entrevista es uno de los pocos que te enseñan a escribir ficción”

Para la autora de la serie de Bruna Husky, “el género de la entrevista es uno de los pocos que te enseñan a escribir ficción, además aprendes mucho de humildad”. Probablemente, por eso haya tratado tantos géneros literarios diferentes, desde la novela histórica a la ciencia-ficción, y todos con mucho éxito. Rosa Montero transmite en sus palabras sinceridad y modestia, pese a ser tan gran y exitosa escritora.

En su trayectoria profesional ha tenido que torear con morlacos de primera categoría. “La entrevista más desagradable es la que le hice a Arafat. Nos pasamos una semana esperando en un hotel a que nos recibiese y una noche a las cuatro de la madrugada nos llamaron para hacerla. Me echó a la mitad de la entrevista. Era un personaje falso y correoso que respondía lo que le daba la gana sin que tuviera nada que ver con lo que le preguntaba. Estaba rodeado de fanáticos”, sentencia Rosa Montero sin perder su gracia.

Por la otra parte, quedó impresionada con el ex beatle Paul McCartney, “todo un personaje, modestísimo y afable”, afirma. Con Gorbachov se quedó con las ganas de preguntarle si era un personaje gatopardiano. “Cuando le iba a hacer una entrevista en su visita a Madrid, se la quedó Cebrián”, recuerda que se le escapó el toro vivo y casi sin torear. “Una entrevista que no he incluido ha sido la que le hice a Orson Welles porque cmo no las suelo guardar se me ha perdido. Creo que andaba diciendo por ahí que yo era una hija de puta. Extrañamente, la mayoría de mis entrevistados quedaban satisfechos con las transcripciones porque siempre he querido reflejar lo hablado de manera fidedigna”, analiza Rosa.

Para terminar, apunta que ya está cansada de hacer entrevistas, “requieren mucho esfuerzo en la preparación. En una entrevista hay que tener voluntad de meterse en la cabeza del entrevistado para coger su esencia. Últimamente sólo he hecho una excepción con Malala. Ahora prefiero hacer cualquier otra cosa antes que entrevistas. Dan mucho trabajo. Me gusta más leer y tengo demasiados libros en casa que no sé si me dará tiempo a hacerlo”, expresa con su voz infantil y rasposa.

Ahora, le toca el turno de ser ella la entrevistada. “Me voy a América de promoción de la trilogía sobre Bruna Husky. Es muy cansado porque hay días donde no paras de dar entrevistas”, concluye. Pero, Rosa, ya no las tienes que transcribir que es lo más cansado y aburrido que hay en esta profesión que has sabido sublimar de manera portentosa.

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