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Aforismo de Baltasar Gracián
Aforismo de Baltasar Gracián

El aforismo, un género en busca de lectores

sábado 24 de septiembre de 2022, 12:11h

El sector editorial independiente español es un ecosistema tan rico y variado que da cabida a géneros, tendencias y formas de hacer literatura que nunca encontrarían su lugar en un paisaje editorial monopolizado y de grandes grupos. Por eso como lectores tenemos que mimar tanto a los sellos independientes. Se atreven con formas literarias que se encuentran alejadas del mainstream y constituyen la reserva de vida inteligente más allá de los géneros mayoritarios. El trabajo de estas editoriales valientes, su constancia y fe en el aforismo español han creado una auténtica edad dorada del género, por calidad de las ediciones y del trabajo que los autores nos ofrecen.

Para que sean los propios editores quienes nos hablen de estos años de aventura, y de las penas y alegrías que el género les ha deparado, he entrevistado a una selección de sellos que mantienen en su catálogo una propuesta constante hacia el aforismo, o que incluso están absolutamente especializados en él. Lo primero que les he preguntado es si existe alguna diferencia entre editar aforismo y cualquier otro género. Miguel Ángel Arcas, editor de la granadina Cuadernos del Vigía, responde que “La verdad es que bastante. En realidad, a pesar de que actualmente se están escribiendo y publicando un buen número de libros de aforismos, el nicho de lectores no es lo suficientemente significativo como para pensar que es un género comparable en número de lectores a la poesía u otros géneros breves como el relato o el microrrelato. El interés en reseñar y dar cuenta del género por parte de los medios, las revistas literarias y los suplementos culturales de los grandes periódicos, es mínimo y refleja en la mayoría de los casos la falta de consideración que existe por parte de la crítica hacia el aforismo actual.” Todos los editores entrevistados coinciden en esa paradoja existente de ser un tipo de libro muy atractivo de editar, y que cuenta con muy buenos autores, pero que sin embargo aún no dispone de un número de lectores significativo. Así lo expresa también Jaime Sánchez, editor de La isla de Siltolá: “Desde luego el aforismo, al igual que ocurre con la poesía, dispone de un reducido número de lectores. Publicar aforismos o poesía no es buscar un best seller, ni esperar que un título de estos géneros se encuentre entre las listas de libros más vendidos. Pero nos sentimos orgullosos de su edición y de su difusión. A lo largo de la historia España siempre ha tenido a grandes autores de aforismos, y en la actualidad también existen.” Carlos Alcorta, responsable de la colección de aforismo Altoaire en Libros del aire, va más lejos en su reflexión sobre el fenómeno: “En los últimos años el aforismo parece gozar de una amplia cobertura editorial. Han nacido colecciones expresamente dedicadas a un género que antes tenía solo una presencia testimonial en los catálogos editoriales. No conozco en profundidad los motivos de este auge, pero no resulta improbable que uno de ellos se sustente en la necesidad de comprender las vertiginosas fluctuaciones del presente, que no deja de provocarnos una esterilizante incertidumbre. Los medios, sobre todo los digitales, han contribuido de forma impagable a la difusión de un género que, hasta no hace tanto, era marginal.” Muchos de los editores encuestados señalan a los medios digitales como cómplices necesarios para este auge del aforismo. Parece lógico que un género breve obtenga reconocimiento y difusión en un medio en el que la brevedad y la concentración de la expresión es tan importante.

La broma amarga que se suele hacer es que el aforismo es un género que cuenta con más autores que lectores. Manuel Neila, quien además de un gran aforista es el responsable de la colección A la mínima de la editorial sevillana Renacimiento, juega con esa idea cuando le pregunto por el tipo de público que disfruta estos libros: “El mismo lector que gusta de la poesía lírica o de las formas breves de expresión; es decir, una «inmensa minoría», para decirlo con la conocida fórmula de Juan Ramón Jiménez; ahora bien, no debemos pasar por alto que, hoy por hoy, son bastantes más los escritores que los lectores, tanto de aforismos como de cualquier otra forma de expresión, lo cual no deja de ser un problema para los editores.” Álvaro Díaz Huici, de Ediciones Trea, comenta que el lector tipo del aforismo “procede de frecuentar otros géneros, principalmente de la poesía y la filosofía; al menos un número estimable de aforistas practican estos géneros y, por extensión, podemos suponer su equivalencia con los lectores.” José Luis Trullo, de Apeadero de Aforistas, destaca lo variado del perfil: “Desde el devoto que devora todo lo que se publica hasta el que se compra un libro de aforismos por accidente, por curiosidad o porque su escritor favorito ha publicado uno.” Para Miguel Ángel Arcas es sobre todo un lector exigente, muy consciente de lo que tiene entre manos: “es un lector curioso, formado y adicto a la literatura fragmentaria en general y adepto a los libros en papel. Son lectores exigentes y nada cautivos.”
El reto, como decíamos al principio, no es encontrar buenos escritores de aforismo, sino llegar a más público con un género que pasa demasiado bajo radar, que se pierde en la inmensidad de la oferta editorial y no tiene aún su espacio en las librerías. También corre el peligro de sobredimensionarse y perder calidad, como ocurrió con la explosión del microrrelato, que alcanzó una popularidad tremenda gracias a internet pero ahuyentó paulatinamente a los lectores refinados y exigentes, cansados de encontrarse ediciones pésimas y composiciones sin talento.

Para acabar nuestra entrevista, he preguntado a los editores cuáles son las joyas de su catálogo, y qué autores aún no han pasado por su prensa pero les encantaría que lo hicieran. Para José Luis Trullo de Apeadero de Aforistas, su libro más valioso es la reedición de los Aforismos en solitario, de José Camón Aznar, lanzado en coedición con Libros del Innombrable. El aforista que aún no está en su catálogo pero que les encantaría que formara parte de él es Manuel Feria, autor canario. Jaime Sánchez se encuentra orgulloso de que La isla de Siltolá haya editado los aforismos de clásicos imprescindibles como Juan Ramón Jiménez, Luis Rosales o Carlos Edmundo de Ory. También sueñan con que forme parte de su catálogo otro autor bien reputado: el rumano Emil Cioran. Miguel Ángel Arcas recuerda con especial cariño la edición que Cuadernos del Vigía realizara de El duende mal pensante, de José Bergamín, que no había visto la luz para los lectores hasta ese momento. Nos recuerda que además se ocupan del principal premio de aforismos de España, para el que precisamente eligieron el nombre del autor madrileño. Les encantaría editar al escritor Ramón Andrés, y no se olvidan de los malogrados Ángel Crespo y Jorge Wagensberg, que también tendrían cabida en su catálogo. Carlos Alcorta, de Libros del Aire, señala que su colección de aforismos aún tiene que crecer mucho, pero que bajo la acertada dirección de Carmen Canet —magnífica aforista ella misma— han publicado ya dos buenos libros: Vuelo hacia dentro de Dionisia García y Aforismos del faro de la plata, de Ramón Eder. Invitados a la colección y a la espera de ser publicados, se encuentran los autores Manuel Neila y Gabriel Insausti. El propio Manuel Neila, destaca dentro del catálogo de Renacimiento a todo un maestro de la pasión concentrada: el británico G.K. Chesterton, publicado en la colección A la mínima con el título de Un buen puñado de ideas. Y de los que él ha editado personalmente se encuentra orgulloso de Ironías, de Ramón Eder. Le encantaría poder editar en el futuro a dos autores: Nicolás Gómez Dávila y Malcolm de Chazal. Desde Ediciones Trea, Álvaro Díaz Huici destaca el valor de las antologías del aforismo que han publicado: Pensar por lo breve. Aforística española de entresiglos. 1980-2012, de José Ramón González y la que se ocupa de los valores hispanoamericanos: Disparos al aire, de Hiram Barrios. Antologías como estas sin duda pueden ser una buena puerta de entrada al género para quienes aún no se han sumergido en él.

Así que ya saben, lectores. Aquí tienen las editoriales y los autores. Solamente queda que se atrevan a entrar en este género magnífico de la expresión breve que tanto puede decirnos.

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