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No hay que hacer nada para que te quieran
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No hay que hacer nada para que te quieran (Foto: Vallinas)

No hay que hacer nada para que te quieran Me tumbaré solo si me apetece

viernes 10 de febrero de 2023, 14:50h

Durante mucho tiempo hemos admitido como buenas las letras surgidas para distintas formas de canción: bulerías, alegrías, tangos, boleros, fandangos, rumbas, cuplés,…

Aunque la calidad musical es incuestionable, prestando atención a la literatura desplegada en ellas es evidente que el contenido estaba escrito por hombres, en una sociedad todavía imperantemente machista, donde la permisividad hacia ciertas conductas iba calando en el subconsciente popular asumiendo la mujer roles lejos de su capacitación intelectual, laboral, social, emocional, personal.

Si se hablaba (cantaba) de infidelidades, la culpa era de la mujer, si se tocaba el tema de que el hombre necesitaba desfogarse fuera de casa, la mujer debía esperarlo sumisa y callada, si había maltrato psicológico o físico era porque la mujer se lo tenía merecido y tenía que aprender. Así es, aunque hoy nos cueste admitirlo. Degradante y humillante.

No hay que hacer nada para que te quieran es una producción de la Cía F de Asfalto, montaje ideado y dirigido por Paola T. que establece un diálogo entre las palabras de los cantes y el baile flamenco para denunciar el mito del amor sumiso, el de la mujer en casa con la pierna quebrada, el del descanso del guerrero, el de “es un hombre, ya se sabe”.

Se van sucediendo frases en audio, estrofas escritas de diversos palos flamencos, mientras ellas, Rita Carrasco, Carmen Cervantes, Ana Belén López Rodríguez, Sarini Nieto Moreno, Sara Ramos y Paola T, acompañadas de Pili Monzón en la percusión, se despojan de lunares y faralaes, de peinetas y de moños, se desnudan de los trajes de folclóricas, para mostrarse tal cual, frágiles, pero poderosas, bellas sin aditivos, inmensas sin apariencias.

Bailan, zapatean, mueven caderas y cuello y manos, y vomitan sangre y flores, se les sale el corazón y se tragan la pasión para revertirla en movimiento, en golpes de cajón flamenco, cencerros y campanas, en fuelle de la respiración, en memoria nueva, en silencios poéticos, en sonidos del corazón, desembocando en un alegato, en una expresión sensible que las haga sentirse libres, donde sean ellas las que tomen las decisiones, donde quieren hacer el papel que ellas mismas se asignan. “Me tumbaré solo si me apetece”.

Puede que el tiempo ponga a cada uno en su sitio. Pero en el caso de las mujeres, constantemente, tienen que estar peleando, protestando, exigiendo, intentando dejar de estar en el sitio que se las puso de manera costumbrista, histórica, arraigada, marchita,… lastradas, etiquetadas en lo más ínfimo.

Flamenco y mito, amor romántico y sumiso, en realidad No hay que hacer nada para que te quieran, no es cuestión de dejarse conquistar, ni de enamorar, tampoco de esperar a que te seduzcan, no es cuestión de mirar y convencer, de pedir amor, “no te voy a pedir que hagas nada, ni siquiera que te quedes a mi lado para siempre. Porque si tengo que pedírtelo, ya no lo quiero." (F.K.)

A cada letra, a partir de ahora, démosle otro sentido.


FICHA ARTÍSTICA

Idea Original y Dirección Escénica: Paola T
Coreografía: Paola T. en colaboración con las integrantes de Folkcorp-Lab
Producción: Cía F de Asfalto
Elenco: Rita Carrasco, Carmen Cervantes, Ana Belén López Rodríguez, Sarini Nieto Moreno, Sara Ramos y Paola T y Pili Monzón (percusión).

Espacio: Nave 73

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No hay que hacer nada para que te quieran (Foto: Vallinas)
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