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Azucena del Valle les desea un maravilloso 2024
Azucena del Valle les desea un maravilloso 2024

¡QUE TE DEN, 2023!

Por Azucena del Valle
Azucena del Valle recapitula en ¡Que te den, 2023! lo que ha sido para ella y sus amigas este año que se acaba. Cuenta también cuáles son su propósitos, no de enmienda, para el año que viene. Todos muy loables. Y nos cuenta lo que ha supuesto para ella la lectura de "Los contemplativos", de Pablo d´Ors, un escritor especialista en la meditación y el crecimiento interior. A mí, eso me viene chico porque mi crecimiento, este año, ha sido exterior, sobre todo por la barriga. En cualquier caso, Feliz Año Nuevo y Próspero... Mérimée.

- ¡Menos mal que se va, Puri!, ¡vaya año de merdé! Y yo aún sin traje de brilli, brilli para la última cena. ¿Y tú qué te has comprado?

- Yo paso con la bufanda de Cachemira y el vaquero, como el año pasado, tía. Es lo que tiene cenar en una familia donde no hay postín ni figureo…

- Estoy putosegurísima de que si te hubieran invitado a una fiesta elegante irías de largo y con tirantitos, que eres más cursi que una perdiz con ligas, a la vez de dulce y fina como Josefina.

- Mira Vani, que con el adelgazamiento tengo los brazos como alas de murciélago, aunque bien mirado si los pongo tiesos no se nota tanto. En cambio, otras los lucen morcillones como “la cardeña” de Burgos sin pudor ni pensar en quienes no tienen más remedio que verlos. Hay tías que no saben ese dicho de mi pueblo: de jóvenes nos vestimos para gustar, de mayores para no asustar. Hay que aplicarse el cuento y tapar un poquito las vergüenzas para no parecer adefesios.

- Sé cómo me dices, pero hoy no ha venido; aunque siempre está. Y no seas rancia, tía, que cada una enseña lo que tiene y punto. Y vamos a lo nuestro que, si no, derivamos como siempre y tendrías que estar acostumbrada a que una mentira bien compuesta vale mucho y poco cuesta. Y que conste que hoy no vamos a hablar de Nadie, ni de política, ni de Pedro Antonio, ni de las miserias que asolan el mundo, que ya harán los análisis del 2023 los tertulianos TLS (léase, to-lo-sé) y los bien pagados entendidos. A estas alturas, me la pela María Elena.

- Para hacer balance de números no me da la cabeza, que por algo soy de letras, pero por un alto… casi te clavo este año singular y difícil, que ya me avisaron que sería así cuando asomó la gaita, en cuanto a mi misma persona, que es la que menos conozco, aunque me paso horas indagando en el interior sin resultados. Si vamos a lo fácil, he leído una media de dos libros por semana -casi, casi-, he reseñado más de sesenta obras, entrevistado a un puñao de escritores, acudido a unas cuantas presentaciones y fiestas chulas con tapeo y vinito, he escrito y corregido cienes y cienes de folios, he investigado la vida de una mujer de armas tomar adelantada a su tiempo y luchadora que me va a dar muchas satisfacciones…

- Sí, Puri, que no se puede uno quedar dormido en los burdeles, que decía aquel; al grano, joder, ¡a lo mollar!

- ¡Vale, tía! He disfrutado de excelentes conciertos en el Auditorio y en iglesias recogiditas en Semana Santa y Navidad, he gozado de preestrenos varios, he viajado fuera de la capi seis veces, dos afuera de las lindes y el resto dentro, sin contar las que he ido a mi pueblo; he conocido castillos-fortalezas y castillos de disfrutar a lo grande, he comido, cenado y tardeado con mis mejores amigas abundando en tertulias interesantes, he saboreado ostras frescas y exquisitas, acudido a una estupenda boda de primera y a una comida con cochinillo de Ávila en la que los protagonistas celebraban los cincuenta de yugo felices como perdices… He querido trescientos sesenta y cinco días por veinticuatro horas, cada minuto; he añorado cada segundo de los noventa y ocho días más sesenta de propina que han durado las ausencias; me han achuchado casi ciento sesenta y cinco días intermitentemente, un suponer…, más los abracitos ricos, que no tienen precio, de mi chico de Ávila… ¿Qué más cosas te puedo contar, amiga? ¿Los días que he llorado? Sabes que soy de catarata fácil y se me descuelga el torrente incluso con Heidi, pero de ahora en adelante, sólo voy a llorar de felicidad. ¡Palabrita del Niño Jesús! ¿Y tú, colega? ¿Cuál es tu balance?

- ¡Jode!, no me acorrales que no soy tanto como tú de resumir, y cada año se me parece al anterior, solo que empeorando porque estoy más ajada…; por eso soy poco de mirar atrás cuando hay nubarrones y no quiero darme a la nostalgia. Prefiero el horizonte nuevo que promete el año que vamos a estrenar… y que es bisiesto…

- No jorobes, Vani, que eso augura desgracias infinitas para el futuro próximo, aunque así se encargan de arreglar el desajuste natural que se produce cada trescientos sesenta y cinco días, algo que se remonta a la época del emperador Julio César que, con la ayuda de su astrónomo Sosígenes, introdujo una reforma en el calendario romano para ajustar las casi seis horas extras que tienen lugar cada año. Por lo que, desde el 46 a.C., cada cuatro años se añadió un día más entre el 23 y el 24 de febrero. El nombre de bisiesto proviene de la expresión latina, “bis sextus diez ante calendas martii” (léase, segundo día sexto antes de las calendas de marzo).

- Pues lo llevamos clarinete, Puri. Como sea peor que este, me dejo las venas largas. Estoy casi por no hacer propósitos que se pueden ver truncados antes de arrancarlos a pesar de ponerles fe, esperanza, caridad y voluntad. ¿Y tú que propones, tía?

- Según la Faraona, decimos muchos tacos, y eso habría que arreglarlo porque de poligoneras ilustradas vamos a quedarnos en … neras… tradas…

- ¡No jorobes, tía, que un joder bien puesto te arregla una oración! Sigue…

- Practicar más el silencio, esa parte de la comunicación esencial según Pablo d´Ors que, en una entrevista que me ha flipado afirma que, aunque sigue teniendo cosas que contar, cada vez siente más la necesidad de callar… (Nota: imprescindible que lean Los contemplativos)

-Pues no sé cómo van a saber de nosotras si no le damos al palique en el papel…, porque también dice que no se trata de escribir bien, sino de escribir lo que te pide el alma. Eso me deja más tranquila, porque todo nos sale de dentro, aunque no pongamos nada a derechas.

- Tía, dice que lleva unos dos años sin enfadarse ni irritarse.

- Ya, porque la vida tiene muchas tonalidades y él, como escritor, intenta indagar en la condición humana y plantear el carácter poliédrico de su alma

- Es una persona que trabaja, desde hace años, en su propio crecimiento interior… y lo ha conseguido, porque irradia paz y tolerancia. ¿Sabes que me ha felicitado la Navidad? Seguramente es la misiva que más ilusión me ha hecho.

- Pues a ver si aprendes algo, bonita, que tú estás siempre como un miura… ¡Crecimiento interior! ¡Toma nota!

- ¡Me gusta ese propósito! Vamos a decir más tacos, a querernos menos, a mantener la calma estando irritadas, a dormir siete horas contando la siesta, a fumar más a escondidas, a no aprender inglés y traducir del Google, a engordar como palurdas -digo pulardas, que alguno cree que me equivoco de ave y no pilla mi retranca abulense-, a no enfadarnos cuando estemos solas y a practicar la tolerancia con nuestra mismidad y no con los demás. Me pongo a ello el mismo día one, a las twelve o´clock ante meridiem.

- ¡No tienes arreglo, tía! De momento vámonos al Paco que tengo un hambre que da calambre y ya veremos qué pasa con la última cenita…

- ¡Ahí me has dao! Que no lo quiero ni pensar… ¡Siempre amanece!

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