Estamos ante una extraordinaria obra historiográfica de la editora Trea, que deseo destacar porque es de gran calidad. Aunque me cueste, por cuestiones metodológicas intrínsecas, la editora ástur es buena, aunque mis juicios laudatorios no sean valorados como deben ser, pero la gratitud suele ser metafísica. Quiero realizar una corrección obvia e innecesaria, y me refiero al hecho de calificar a monarcas y reinos como Castilla, algo ahistórico por antonomasia, y para ello utilizaré un texto estudiado por un servidor (Dr. José María Manuel García-Osuna y Rodríguez). “Otro dato histórico de interés, con respecto a la nunca desaparición del Reino de León, y toda su cultura, se encuentra en cómo se llama la Crónica del Rey Alfonso XI, y que paradójicamente está escrita en lengua leonesa o llingua llionesa y no en castellano, cuya copia se perdió, lo que demuestra que en la curia regia de dicho monarca todavía se utilizaba la lengua leonesa o llingua llionesa. Además de dejar bien claro cuál es la titulación del monarca. Es una copia-edición del siglo XVIII: -Cronica de D. Alfonso el Onceno. Part 1 de este nombre de los Reyes que reynaron en Castilla y en León (1787)-Francisco Cerda y Rico (editor)”. La relación amorosa entre el rey Alfonso XI de Castilla y de León y Leonor de Guzmán fue un desastre absoluto para la política y el futuro de dichos reinos, visto desde el lado de la dinastía oficial. Sus hijos aportaron una nueva dinastía, Trastámara, que comenzó a crear problemas por su enfeudamiento con los magnates, que siempre los apoyaron contra el rey titular Pedro I de Castilla y de León “el Justiciero o el Cruel”. «Leonor de Guzmán fue la amante ‘estable’ del rey Alfonso XI (1311-1350). Es una figura fascinante que precisaba de una biografía que pusiera en valor a esta mujer de gran talla, con gran influencia en campos diversos y en particular con un significativo papel político en el reino de Castilla. La parquedad de la documentación sobre ella ha sido probablemente la razón para la ausencia de estudios más completos sobre su vida. Esta biografía contempla todas las posibilidades de conocerla que ofrecen las fuentes, a falta de que algún día pueda aparecer algún tesoro documental que hasta ahora no ha aflorado. No es extraño que la documentación sea parca, o no tan abundante como sería de desear; no se ha conservado una buena cancillería, en caso de que la hubiera, de las reinas de la época en que vivió, y menos de las de Castilla. Aunque Leonor de Guzmán no fue reina, al trazar el retrato de su vida hay que contemplarla como si lo hubiera sido. Su vida fue realmente interesante, sus amores con el rey, sus diez hijos, la acumulación de una riqueza que la hizo una de las grandes señoras feudales de la Castilla de la primera mitad del siglo XIV, su acción política junto al rey, su ascensión y su caída, y, como punto final, ya después de muerta, su papel en el cambio dinástico en el reino de Castilla: su hijo Enrique inauguró la dinastía Trastámara; una vida apasionante que no desaprovecharon dramaturgos y novelistas que vieron en ella una importante fuente de inspiración». Primera corrección: donde pone Castilla es obligatorio poner la titulación, sensu stricto y ortodoxa, de Castilla y de León, ¡que terquedad inconexa la de algunos historiadores empecinarse en el error castellanista! Existe una estupenda ópera de Gaetano Donizetti (Bérgamo/Lombardía, 29 de noviembre de 1797-Bérgamo/Lombardía, 8 de abril de 1848) titulada ‘LA FAVORITA’, denominada como una grand opéra, basada en la obra de teatro ‘Le comte de Comminges’, y estrenada en el Teatro de la Ópera de París, el 2 de diciembre de 1840. La trama transcurre en la Península Ibérica, en el año de 1340, cuando los reinos de Castilla y de León y de Portugal se coaligan para la lucha final contra los mahometanos en la batalla del lago Salado, existen tres personajes: Alfonso XI de Castilla y de León, Leonor de Guzmán su amante, y un inventado Fernando, amante de Leonor. Pero, lo realmente esencial de esta mujer y de este apellido, no olvidemos que es claramente del Reino de León, estriba en que sus amoríos con el monarca conllevaron el cambio de dinastía, que sería nueva en Castilla y en León y, asimismo, en Aragón. Algunos de los documentos, que subrayan de forma fehaciente su importancia, la relacionan con el rey Alfonso XI. “En realidad, no ha faltado interés por esclarecer su papel político o por conocer una parcela importante de su vida: la acumulación de riqueza, aspecto fundamental que hay que contemplar, pues sin fuerza económica era imposible tener abiertas las puertas del poder. Sin embargo, los estudios sobre Leonor de Guzmán no han entrado en el debate actual sobre el papel de las mujeres del entorno de la corte, algo imprescindible para entender la figura de Leonor de Guzmán o hacer un retrato completa de ella”. La profesora Fuente Pérez realiza un aserto sobre el análisis feminista del personaje, estimo que no es necesario para valorarla lo bastante como para conocer que enfrente de ella estaba otra mujer, en este caso la reina de Castilla y de León, María de Portugal (1313-Évora, 1357), y madre del rey Pedro I (1334-1369), soberana que padeció decenas de años humillaciones sin cuento por parte de su esposo y de su amante Leonor de Guzmán. Esta mujer fue una persona fuera de serie, con un sentido muy desarrollado de su jerarquía. Su rol en la vida política será muy importante, y su influjo en la historia de los reinos de Castilla y de León, en el siglo XIV, es paradigmático y esclarecedor. Cuando muera Alfonso XI, y Pedro I sea asesinado en los Campos de Montiel, el acceso al trono de dichos reinos por parte de Enrique II de Trastámara fue absolutamente coherente en relación con la situación de dichas coronas medievales. Durante el tiempo en que Leonor de Guzmán fue la persona que amaba al monarca, sí se preparó el camino para el ascenso al trono de su hijo. Por todo lo que antecede, Leonor es una mujer interesante y prominente, y confluyen en ella muchas de las características propias del papel de una reina patognomónica hispana. Está claro que gran parte de las mujeres del Medioevo son de una gran raigambre, y por ello su fenotipo es conspicuo. Por encima de muchas europeas se pueden cualificar como magnificentes a las soberanas o mujeres simplemente peninsulares. “Sin legitimidad, llegó a la cima del poder, y desde esa posición logró, a título póstumo, que uno de sus hijos llegará a ser rey de Castilla. Así pues, fue la causante del cambio de dinastía que comenzó con Enrique II, el primer Trastámara. Ese fue su gran legado”. Debo decir, por axiomático, que me gustan mucho las biografías de reyes y reinas de Trea, ya que utilizan el estilo historiográfico que yo idolatro, y que forma parte de la forma utilizada por un servidor en sus libros. Es la sociología regia que otorga certidumbre medieval. «Libidines ad potiudum incitantur. ET. Dei providentia, hominum confusione». Puedes comprar el libro en:
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