No creo en las reivindicaciones ni en las colectividades. A pesar de eso que llaman democracia y Estado del bienestar, vivimos un tiempo salvaje donde cada cual se monta su relato y cada palo aguanta su vela. No sé cómo se los montaba la mujer del César, pero ya te digo que, cuando el río suena, será por algo. La jodienda no tiene enmienda y además, da mucho juego.
La diferencia entre nuestro tiempo y el de la caidita de Roma, es que, con lo listos y depravados que eran los patricios romanos, no se les ocurrió inventar el chollo del bulo. Ahora, puedes decir sin despeinarte, que un suceso, por contrastado y objetivo que sea, no es un hecho sino un bulo y te compran la moto. No hace falta ni que lo argumentes. No entiendo cómo en España no existe un Ministerio del Bulo. Aunque solo sea por defender a Leonor, la heredera, que se está encontrando con muchas dificultades en sus correrías por el mundo. Y con este chascarrillo ya van tres. El no beso con su colegui en Brasil, un paseo por un centro comercial en Chile y ahora a su llegada a Panamá, un comentario a la pata la llana: “Joder, la puta nube” dicen que dijo al ver el cielo encapotado. Tenía razón. Está todo tan desquiciado, que la climatología no respeta ni a la realeza, tío.
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