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Nuestro poema de cada día
FEDERICO GARCÍA LORCA (1898-1936) Foto tomada en la Huerta de San Vicente, Granada, 1932. Detrás se ve el cartel para La Barraca diseñado por Benjamín Palencia. Colección Fundación Federico García Lorca].
FEDERICO GARCÍA LORCA (1898-1936) Foto tomada en la Huerta de San Vicente, Granada, 1932. Detrás se ve el cartel para La Barraca diseñado por Benjamín Palencia. Colección Fundación Federico García Lorca].

La guitarra en el Poema del cante jondo lorquiano

En "Seis caprichos", Federico García Lorca explora la guitarra como símbolo de emociones profundas. A través de versos heterométricos y metáforas, presenta su dualidad: desde la alegría del baile hasta el llanto melancólico. La guitarra se convierte en un vehículo para expresar la tristeza y el dolor del alma andaluza.
Poema del cante jondo
Poema del cante jondo

En “Seis caprichos”.

Adivinanza de la guitarra

En la redonda
encrucijada,
seis doncellas
bailan.
Tres de carne
y tres de plata.
Los sueños de ayer las buscan
pero las tiene abrazadas,
un Polifemo de oro.
¡La guitarra!

Romancillo heterométrico, formado por diez versos: un bisílabo (verso 4), tres tetrasílabos (versos 3, 5 y 10), tres pentasílabos (versos 1, 2 y 6), un heptasílabo (verso 9) y 2 octosílabos (versos 7 y 8). Los versos pares riman en asonante /á-a/; y ninguno de los impares tiene rima, aunque las combinaciones vocálicas de final de verso son muy variadas: /ó-a/ (verso 1), /é-a/ (verso 3), /á-e/ (verso 5), /ú-a/ (verso 7) y /ó-o/ (verso 9). Esta heterometría y disparidad vocálica, hábilmente combinadas, ayudan a crear una rítmica sugestión auditiva (algo así como si ya estuviéramos oyendo el sonido de la guitarra con sus “tonalidades nostálgicas”).

No era necesario llegar al verso 10 para saber que García Lorca se está refiriendo a una guitarra. Sus seis cuerdas están siendo rasgadas (versos 3-4: son las “seis doncellas / [que] bailan”, es decir, que las cuerdas se han metaforizado en doncellas bailarinas). Y de esas cuerdas, “tres [son] de carne / y tres de plata”. (Para entender las imágenes de los versos 5-6, conviene recordar que, hasta la primera mitad del siglo XX, las únicas cuerdas disponibles para guitarra eran tripa para los agudos y entorchado sobre seda para los graves). Y es precisamente a la altura del agujero circular que hay en el centro de la caja de resonancia donde las puntas de los dedos rozan varias cuerdas a la vez (versos 1-2, que forman un encabalgamiento: “En la redonda / encrucijada”) para producir el sonido.

La alusión de García Lorca al más famoso de los Cíclopes (verso 10) está motivada por el hecho de que Polifemo tenía un solo ojo en la frente -cegado por Ulises-, al igual que la guitarra dispone de un agujero circular por donde se escapa el sonido. Una guitarra, en definitiva, con la que se expresan las más variadas emociones que anidan en el subconsciente del espíritu (verso 7: “Los sueños de ayer las buscan”).

En “Gráfico de la petenera”.

Las seis cuerdas
La guitarra,
hace llorar a los sueños.
El sollozo de las almas
perdidas,
se escapa por su boca
redonda.
Y como la tarántula
teje una gran estrella
para cazar suspiros,
que flotan en su negro

El poema de García Lorca refleja ahora una visión completamente funesta de la guitarra, cuya caja de resonancia es comparada con un “negro aljibe” en el que flotan sollozos de almas en pena. ¡Qué distinta visión esta a la de Gerardo Diego!, En su libro creacionista Imagen incluye este poema titulado también “Guitarra”:

Habrá un silencio verde
todo hecho de guitarras destrenzadas.
La guitarra es un pozo
con viento en vez de agua.

[Un breve pero sagaz comentario de este poema de García Lorca es el que efectúa Andrew Debicki en Estudios sobre poesía española contemporánea. La generación de 1924-1925. Madrid, Editorial Gredos, 1981, 2.ª edición. Biblioteca Románica Hispánica. II. Estudios y ensayos, núm. 113].

**********

Elisenda Fábregas (1955): Las seis cuerdas. Texto: Federico García Lorca. Naroa Intxausti (soprano), Aurelio Viribay (piano). Bilbao, 04-03-2023.

https://www.youtube.com/watch?v=XjbUAyv4xeU&list=PLMJFd7YGO4gaqNmwliHeNiBMa2TavMm2g&index=4

EnPoema de la seguiriya gitana”.

La guitarra

Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto 5
de la guitarra.
Es inútil callarla.
Es imposible
callarla.
Llora monótona 10
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible
callarla. 15
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco, 20
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama
¡Oh guitarra!
Corazón malherido 25
por cinco espadas.

Este poema pone de manifiesto, en primer lugar, que la función estética de la lengua se basa en repeticiones que afectan a todos los niveles lingüísticos que integran un texto poético: se reiteran, así, elementos métricos, morfosintácticas, léxicos…, de forma tal que la recurrencia se convierte en el principio estructurador y constructivo de la lengua literaria. En segundo lugar, que los aspectos connotativos del significado de los vocablos se superponen a los meramente designativos, con todas las repercusiones emocionales que ello comporta. En tercer lugar, que García Lorca convierte el lenguaje metafórico en la vía más idónea para su percepción de la realidad, un expresivo lenguaje metafórico tan complejo como original, apoyado en la estética surrealista. Y, en cuarto lugar, que la guitarra es el instrumento musical más idóneo para servir de cauce de expresión al sentimiento dolorido que es consustancial al genuino gitano andaluz y que adquiere todo su dramatismo en la seguiriya gitana.

[En el Poema del cante jondo son tres los poemas que tienen como protagonista a la guitarra. Este es el primero de ellos -y, sin duda, el más complejo-; y si figura en segundo lugar del “Poema de la seguiriya gitana”, es porque lo primero que se oye en una seguiriya es el rasgueo de la guitarra. (El segundo se titula “Las seis cuerdas”, y es el tercero de los poemas que integran “Gráfico de la petenera”; y, el tercero, titulado “Adivinanza de la guitarra”, encabeza “Seis caprichos”). En estos tres poemas asistimos a la visión subjetiva y emocional que de la guitarra tiene García Lorca].

El poema es un romancillo compuesto por 26 versos heterométricos con rima asonante en los pares /á-a/. La guitarra es objeto de una profunda humanización: llora, poniendo notas lúgubres en la noche que envuelve con su sonido monótono; y tiene un “corazón malherido” (verso 25), traspasado por los dedos de un intérprete que sabe arrancar de ella todo ese mundo de angustia, ilusiones rotas y contradicciones que laten en la más genuina alma andaluza.

Los versos de distinta medida -entre tres y ocho sílabas-, ya sea repitiéndose o sucediéndose con cierta rapidez, tal vez ayuden a sugerir el roce de las cuerdas con las puntas de los dedos. Y a esa movilidad contribuyen los encabalgamientos, sobre todo los de los seis primeros versos (1-2, 3-4, 5-6, 8-9), encabalgamientos que alcanzan también a la segunda parte del poema (versos 16-17, 18-19 y 22-23). Porque en el poema se distinguen con facilidad dos partes: versos 1-15 y 16-25.

Nada más empezar a sonar la guitarra andaluza, se percibe la inmensa tristeza de su canto, convertido en llanto (versos 1-2: “Empieza el llanto / de la guitara”), que rompe la serenidad de las madrugadas, quebradas como copas de vidrio que vibraran estremecidas (versos 3-4: “Se rompen las copas de la madrugada”). Y la guitarra prosigue con su triste lamento (versos 5-6, que reiteran literalmente los versos 1-2), sin que nadie pueda silenciarla (versos 7-9: “Es inútil callarla. / Es imposible callarla”; unos versos que combinan los conceptos de inutilidad e imposibilidad, en construcción paralelística). Y su llanto es monótono (o sea, uniforme e insistente), como el discurrir quejumbroso del agua caída o el gélido viento que silba sobre la nieve (versos 10-13, en los que los dos símiles, en construcción anafórica, ofrecen un equilibrado paralelismo, tanto rítmico -dos hexasílabos con acentos en 3.ª y 5.ª sílabas-, como morfosintáctico -“adverbio comparativo+verbo+nombre”, en el que el hipérbaton implica la anteposición del verbo al sujeto-, y también semántico -en el que los nombres “agua” y “viento” se suceden y complementan-: “Llora monótona / como llora el agua, / como llora el viento / sobre la nevada”). Y del nombre “llanto”, el poeta ha pasado al dinamismo que implica el verbo “llorar”, repetido hasta tres veces (en los versos 10, 11 y 12). Y de nuevo se repiten los versos 8-9: “Es imposible / callarla”, que insisten en la inviabilidad de interrumpir su llanto (versos 14-15, rematados por el encabalgamiento que parece prolongar el significado). En definitiva, la guitarra sigue llorando sin que nadie pueda acallarla. Y hasta aquí la primera teórica parte del poema.

En la segunda parte del poema se acentúa la densidad metafórica. La guitarra llora anhelando sueños imposibles que no están al alcance de la mano (versos 16-17); pero también llora anhelando realidades concretas y desgarradoras, todo lo cual genera un inmensurable dolor: llora por esa “Arena del Sur caliente” (verso 18), una tierra reseca que quisiera ver crecer en ella las camelias propias de tierras húmedas (verso 19: “que pide camelias blancas”); y llora, igualmente, expresando un mundo anímico de contradicciones e incongruencias que generan ansiedades adoloridas, y que simbólicamente se plasman en esa “flecha sin blanco” -y, por tanto, sin horizonte- (verso 20), o en esa “tarde sin mañana” -y, por tanto, sin esperanza- (verso 21). Y no podía faltar la presencia de la muerte que se ceba en “el primer pájaro muerto / sobre la rama” (versos 22-23, en conforman un expresivo encabalgamiento). El verso siguiente -el 24- parece escapársele al poeta del fondo de su alma, y de ahí su carácter exclamativo; simplemente, “¡La guitarra!”. Y tras esta invocación, el poema se cierra con una definición poética de la guitarra, en la línea de amargura que lo recorre de arriba abajo: la guitarra es un “corazón malherido” (verso 25) por esas “cinco espadas” (verso 26, en alusión a los dedos del guitarrista) en él clavadas, y que saben arrancarle la infinita tristeza que anida en su fondo.

Y una consideración final. No es casual que los cuatro elementos de la naturaleza tengan cabida en el poema: las “Arenas del Sur caliente” (verso 18, que representan el fuego y la tierra, respectivamente), el “agua” y el viento/“aire” (versos 11 y 12); porque cuando suena la guitarra gitana, el universo entero se estremece contagiado por esa pátina de tristeza que todo lo envuelve: cuando empieza su llanto -sentencia el poeta- “Es inútil callarla. / Es imposible / callarla” (versos 7-9).

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Banda sonora compuesta por dos alumnos de cuarto curso de ESO del Instituto Miralbueno de Zaragoza.

https://drive.google.com/file/d/1QTyylrzsDz1i_Lcop5P1ws_gtarc66sX/view

https://www.youtube.com/watch?v=WtYQGWQEW0k

Niña Pastori. 1995.

https://www.youtube.com/watch?v=BqK9015OL2c

Musicalización: Vicente Feliú.

https://www.youtube.com/watch?v=CsKaywvUwoA

Intérprete: Celeste Alias.

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La fuerza expresiva del lenguaje metafórico empleado por García Lorca en los poemas anteriores, así como el valor connotativo de su palabra poética, se acentúa más aún si, como contaste, acudimos al DRAE para saber lo que es una guitarra. Estas son las informaciones extraídas de sus últimas ediciones:

guitarra. Instrumento musical de cuerda compuesto por una caja de resonancia en forma de ocho, un mástil largo con trastes, y cuerdas, generalmente seis, que se hacen sonar con los dedos. (Definición del DRAE-2014).

guitarra. Instrumento músico de cuerda, que se compone de una caja de madera, a modo de óvalo estrechado por el medio, con un agujero circular en el centro de la tapa y un mástil con trastes. Seis clavijas colocadas en el extremo de este mástil sirven para templar otras tantas cuerdas aseguradas en un puente fijo en la parte inferior de la tapa, que se pulsan con los dedos de una mano mientras los pisan los de la otra donde conviene al tono. (Definición del DRAE-1992).

Si se comparan las descripciones de García Lorca y del DRAE, se observará que el DRAE proporciona una información objetiva de las características más relevantes de una guitarra, para lo cual se ha hecho un uso conceptual y no afectivo de la lengua, limitada, así, a la comunicación de conocimientos, y a la que son ajenos cuantos recursos pudieran sugerir emociones estéticas; o, lo que es lo mismo, las palabras están empleadas con cuidada propiedad léxica, de acuerdo con su significado nocional o denotativo, y atenuando al máximo sus valores expresivos. En cambio, García Lorca ha realizado una descripción en la que predomina el uso connotativo de la lengua, con el que, más que precisar y definir lo que es una guitarra, esta se evoca y se sugiere, buscando provocar en el lector determinados sentimientos y sensaciones, y produciendo la impresión de belleza a través de un uso expresivo de la lengua. O dicho de otro modo: la información sobre la voz guitarra, contenida en el DRAE es de carácter objetivo, transmitida por medio de una lengua en la que predominan los valores denotativos de los vocablos, usados, por lo demás, con extremada propiedad léxica y precisión designativa. En cambio, los poemas de García Lorca reflejan no tanto conocimientos, cuanto impresiones; y de ahí el predominio del valor connotativo de las palabras y la intensidad del lenguaje metafórico empleado.

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