Nuestro poema de cada día
Nuestro poema de cada día
Luis de Góngora y Argote se mantiene tan presente a través de los siglos que siempre suscita las mismas discusiones acaloradas que provocó en vida. Algo muy hondo tiene que latir en el hombre y, sobre todo, en la obra, para que su vigencia sea permanente.
Nuestro poema de cada día
Llamado «el príncipe de los poetas y poeta de los príncipes» («Prince des poètes et poète des princes») de Francia, Pierre Ronsard fue el miembro más representativo del grupo poético del Renacimiento francés conocido con el nombre de La Pléyade.
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Carpe diem es la expresión latina para uno de los temas clásicos de la poesía universal: la brevedad de la vida, la belleza fugaz y la necesidad, por ello, de gozar del presente. La traducción literal de la frase es “aprovecha el día”. Su origen se encuentra en la Oda 11 del primer libro de Odas de Quinto Horacio Flaco (65 a. C.-8 a. C.), conocido como Horacio, el principal poeta lírico y satírico en lengua latina. En ella, dice el poeta: “Dum loquimur, fugerit invida / aetas: Carpe diem quam minimum credula postero” (“Mientras hablamos, habrá huido celosa / la edad: aprovecha el día, confia lo menos posible en el mañana”). Este poema de Horacio está dedicado a Leucónoe que, en la mitología romana, es una hija del dios Neptuno. La imprecación a la doncella que es destinataria del poema se instaurará como elemento recurrente en toda la tradición poética del Carpe diem.
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Nuestro poema de cada día
Luis de Góngora y Argote se mantiene tan presente a través de los siglos que siempre suscita las mismas discusiones acaloradas que provocó en vida. Algo muy hondo tiene que latir en el hombre y, sobre todo, en la obra, para que su vigencia sea permanente.
Nuestro poema de cada día
Francisco de la Torre, (¿1534 - 1594?), poeta español de la segunda fase del Renacimiento, perteneciente a la Escuela de Salamanca, que no hay que confundir con el poeta homónimo de la primera mitad del XVI.
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El mundo clásico aporta al Renacimiento un canon de belleza basado en la armonía y en la proporción, que afecta a todas las producciones artísticas. Repárese, por ejemplo, en el cuadro El nacimiento de Venus, de Sandro Botticelli; o en la escultura de Miguel Ángel Buonarroti, David: o en el dibujo El hombre de Vitruvio, de Leonardo da Vinci; o en el ideal de belleza femenino que trasladan a la literatura poetas como Garcilaso de la Vega y Fernando de Herrera.
Nuestro poema de cada día
Juana de Ibarbourou [Uruguay 1892-1979] fue una de las grandes poetas hispanoamericanas del siglo XX. A lo largo de su vida recibió diferentes galardones y distinciones de carácter nacional e internacional aunque, sin duda, el más importante fue su proclamación como Juana de América en 1929, por parte del escritor Juan Zorrilla de San Martín en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo del Gobierno de su país natal.
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