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Demipage Ediciones

“Aquí (señala un punto negro bajo su barca) / es donde mamá plantaba las flores que papá vendía”

15/01/2024@11:11:00

Cuando era pequeño íbamos al lago, nadábamos cerca de la orilla, nunca nos alejábamos por miedo, las corrientes eran constantes y las noticias bullían con muertes en el agua. Mi abuela siempre estaba preocupada, cuando le decía que íbamos a nadar se santiguaba rápidamente evitando lo que todos sabían, intentando mantener la calma. Después de disputas sin remedio y acusaciones dolientes se daba cuenta de que no obedecía y simplemente me aconsejaba: “ten cuidado con las algas, si te atrapan no podrás salir”.

Poeta en Nueva York es el título de uno de los poemarios más célebres de la literatura del siglo XX. Lo escribió Federico García Lorca (1898-1936) entre 1929 y 1930, durante su estancia en la Universidad de Columbia, así como en su siguiente viaje a Cuba, y fue publicado por primera vez en 1940, cuatro años después de su muerte.

Se cumplen 55 años de su publicación

En 2003, el ilustrador de Montréal Thierry Martin ideó el proyecto de una versión ilustrada de estos poemas de Boris Vian. Thierry estaba ya enfermo y no pudo concluirlo, pero aún a sabiendas de que por teoría no podría terminarlo, se negaba a abdicar ante este ultimátum cruel. Sus croquis sombríos dan fe del tormento que le habitaba. A su muerte, 23 ilustradores de ambos lados del océano, algunos conocidos en todo el planeta, le tendieron su pluma y retomaron el proyecto.

Una evocación del pintor Gustave Courbet, de su obra y de su exilio en Suiza después de la Comuna. El pintor, jefe de filas de la corriente realista, que tantas pasiones desencadenó con su El origen del mundo. David Bosc se sumerge en sus últimos días (estamos en julio de 1873), cuando Courbet atraviesa la frontera suiza, con sus lienzos y sus cajas de colores, su caballete y su discípulo, el joven Marcel Ordinaire

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En este libro se recopilan por primera vez todas sus letras y composiciones; finalizando el trabajo que se comenzó en 2008, con Antonio Vega entre nosotros, en aquel bello librito que se titulaba "¿Y si pongo una palabra?"

Federico Falco retrata en "Un cementerio perfecto" un universo en el que los niños maduran para huir de su infancia y los adultos zozobran antes de dejarse mecer por vidas incrustadas y geométricas. Con un estilo depurado y transparente, Falco nos permite contemplar, a través de la cerradura, la existencia de personajes desprotegidos y orgullosos, empeñados en una lucha tranquila, casi silenciosa, por encontrar un sentido.