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Kant

18/09/2023@07:07:00

Durante este mes se han cumplido veinticinco años de la fundación de la empresa Google. Nadie, ni siquiera sus creadores, Larry Page y Serguey Brin, por soñadores que fuesen, podían imaginar en aquel instante que tal “buscador” iba dinamizar la red al extremo de transformar la realidad —o si prefieren, la totalidad— convirtiéndola en tan abordable, en tan doméstica, en tan a mano, que a partir de entonces bastaría con disponer de un Pc en el escritorio y de una conexión telefónica fiable, el resto consistiría en una media hora para ejercitarse y, luego, cualquiera obtendría al instante aquello que precisara entre su ingente depósito de datos, bien para salvar un abstruso problema teórico o bien para la compra de una simple caja de Aspirinas. Hoy, de sobra lo saben, hasta lo llevamos incorporado en el smartphone.

Pararse, observar y contemplar lo vivo para comprender y respetar su naturaleza profunda no es algo sencillo para nosotros, acelerados humanos de la era digital.

The philosophy of Immanuel Kant is useful to knit literary readings. With some Kantian principles and without ancient erudition we have attained hermeneutic conclusions on Homer, conclusions which coincide with the Homeric opinions of masters like Matthew Arnold and Alexander Pope. Homer says (The Iliad, book three, translated by George Chapman):

"Los últimos días de Immanuel Kant", de Thomas de Quincey, es un libro a medio camino entre el ensayo y la ficción literaria, en el que la figura del filósofo alemán se nos revela en sus facetas más íntimas.

On Twitter there are hundreds of comedian memes, and seeing them constantly habituates the masses to the apodeictic, that is, to what is recognized in the distance (“apodeictic”, from Greek “apodeiktikos”, from “apo”, far, and “deik”, to show). On YouTube there are hundreds of bricolage instructors, and seeing them constantly accustom the masses not to conceiving (from Latin “complexus”, a scientific notion today), but to assembling (factory notion) concepts.

Kant, en famoso soapuntamiento (1), quéjase de que los alemanes, al proferir la germánica palabra “Ästhetik” (lo captable sensorialmente), “estética” en español, signan con sinonimia también el término “Geschmacks” (lo agradable), “gusto” en español, que es ambiguo quehacer que estorba el escrutar científicamente la humana sensibilidad y el arte, vía hacia lo bello.

La “Epístola a los romanos” (8: 26) contiene la frase siguiente: “gemitibus inenarrabilibus”, o “gemidos inenarrables”, que nos mueve a meditar que hay ideas, conceptos, sentimientos o visiones incomunicables, ajenos, que no podemos entender, ni comprender ni interpretar, luego, menos traducir, y menos si en lejana (1) lengua han sido expresados. Para entender, dígase, ideas, tales como la de “justicia” (¿quién se jacta de claramente comprender eso de la “Vulgata” que dice: “iustus autem ex fide vivet”, de la “Epístola a los Romanos”, cap. I, vers. XVII?) (2), “eternidad” o “infinito”, es imperioso poseer facultades filosóficas.


"Las alas del escorpión" de Kornelius Dekker (heterónimo de Jerónimo Alayón Gómez) recoge nueve relatos, escritos por el autor entre 2008 y 2014, en los que se explora la psicología de víctimas y victimarios durante el nazismo. Algunos de los textos, como La muñeca de Cracovia y Los amantes de Buna, tienen un trasfondo histórico. Entre los relatos se halla El último tren, con que el autor quedó finalista del Premio Internacional Juan Rulfo (Francia, 2008) entre casi 6.000 cuentos que participaron en su día.

Dos paradigmas incuestionables de la crítica literaria se ocuparon de la obra: la argentina María Rosa Lida en Introducción al teatro de Sófocles (Losada, Buenos Aires, 1944) y el norteamericano Edmund Wilson en La herida y el arco, (F. C. E., Breviarios, México, 1983). La historia se remonta a los Cantares ciprios (poema perteneciente a la literatura griega antigua, del cual se conservan apenas algunos fragmentos y que formaban parte del llamado “ciclo troyano”: conjunto de poemas que narraban los acontecimientos legendarios de la guerra de Troya y del cual han llegado hasta nosotros sólo dos: Ilíada y Odisea), se menciona escuetamente en Ilíada (canto segundo, 722-726), la retoma Píndaro en sus Píticas (Oda I) hasta que en manos de Sófocles se convierte en una obra maestra escrita a sus ochenta y cinco años.

A literary personage is neither the psychological outcome of an eery aery fluke, which may be termed “fiction”, nor bread swelled by merely leavening dough with the sour sweat of our foreshadowing brows, which can be named “mimesis”. Writers of the world, we’ve a bunch of easy techniques to hoist plausible personages. In my sight, for instance, Roland Barthes’ Mythologies has been a top-notch well of aesthetic wisdom. Furthermore, it contains, in a buttonholing way, some well wrought literary tricks.

I’ve been weening the time-honored distinction between ancient and modern art. Time, I guess, isn’t a keen concept to split art. I’m going to talk a bit about this. Will we be “modern brethren” within ten thousand years? This discussion could endlessly be enlarged. I would like to hie the piebald literary connoisseurs to regard the microscope, or rather the microscopical worldview, which was well imprinted on the curious minds of the Greek pointy-heads (the phrase “οφθαλμος σου απλους” in Matthew 6: 22, and the word “καρδια” in Matthew 6: 21, evoke microscopical images) and on the minds of a Leibniz, of a Newton, as the hallmark of the said artsy rivers.

Muchas veces me preguntan por la función, por la utilidad de la sociología, y respondo positivistamente aseverando que sirve para explicar abigarramientos políticos, injusticias económicas, etc., y para prever el devenir, que antaño se llamaba "inferencia".

Decía el clásico Emerson que todos los grandes libros han sido escritos por una misma persona, pues en todos se nota, aunque sea imposible de conocer, una inteligencia superior. Inteligencia es la capacidad de abstraer de una realidad un contenido y de éste una interpretación, la cual deberá, para sernos útil, encajar con otras interpretaciones de otros contenidos, correspondientes, a su vez, a otras realidades que también se manifiesten a través de notas, es decir, por medio de imágenes.

Quizá no exista en el mundo nada más inútil que la búsqueda de la belleza, porque, entre otras cosas, quizá nunca sepamos en verdad qué significa esa utopía de la que sólo entienden los sentidos. Esa incertidumbre en la que se mueve aquello que, en principio no se ve y sólo se siente, es en la que se sustenta una buena parte de la civilización que hoy conocemos, pues el sentido de la inutilidad -incluso dentro de los hallazgos tecnológicos más importantes- ha estado muy presente en todo aquello que nos han proporcionado algo de luz a lo largo de los siglos.

GALERÍA DE ESCRITORAS SINGULARES

Alice Voinescu fue la primera mujer doctora en Filosofía en su país, especializada en la doctrina kantiana, tuvo dificultades para ejercer como profesora en la Universidad de Bucarest. Se interesó por el futuro de las mujeres jóvenes rumanas, y sospechosa por su ideología monárquica, el gobierno comunista la encarceló.

Después de la muerte de Cervantes, más ingenioso que ingente novelista, anduvo la bella España desperdigada, y podían encontrarse fragmentos de su historia estética en los libros de Menéndez y Pelayo, gotas de su sangre en sonetos de Lope de Vega, pedazos de su filosofía en los tomos sepultados de Suárez y hasta los gestos de sus gentes en las pinturas de Goya, desorden que dejaba mal parada a la Mater Hispania en el escenario mundial. Mas nació Benito Pérez Galdós, novelista no tan atrevido ni desgraciado como el de Lepanto, y reconstituyó a fuerza de tinta, sudor y muda astucia lo que andaba errante.

Quizá les extrañe el título, pero así fue; durante algunos años de mi vida la Biblioteca Nacional se convirtió en mi socorro y hasta en el aliviador cobijo contra mis estrecheces. Era entonces su director Luis Alberto de Cuenca, a quien debo —aunque él ahora ni lo recuerde— el carnet de investigador que renuevo de tanto en tanto y que en aquellos días resultó el visado imprescindible para ganarme el sustento.

Amidst a rainy night I was reperusing some Encyclopedia Britannica’s articles, and since by hook or by crook, as the folkloric phrase runs, I always meet German mythologies and Greek stanzas of yore, I found a text written by Kathleen Kuiper (1) versed in the symbol styled “Rumpelstiltskin”, whose gast spends the tides of its life in the drudging work of turning straw into gold. I thought, then, our mind is like an alchemist who by the hair unites extremes without grokking how or why those brinks could be together.

GALERÍA DE ESCRITORAS SINGULARES

Culta y políglota, conservadora frente a los liberales, su obra literaria tuvo problemas con la censura. Frasquita Larrea defendía la cultura europea adaptada a nuestro país a través de memorias personales y ensayos filosóficos.

¿Es, por ventura, el Don Quijote sólo una bufonada?
Hernnan Cohen

El discurso de la pastora Marcela (Quijote, 1, XIV), por ser parte de una de las obras más altas de la literatura española y universal, ha sido canonizado, excesivamente barajado, y por ende tiene que ser sometido a una minuciosa crítica. En una época como la nuestra, heredera del criticismo de Kant y gustosa de fascismos, imperialismos, dictaduras y atropellos en nombre de la palabra, es oneroso leer una obra de arte sin que contemos con una visión pertrechada con teorías filosóficas capaces de poner en claro cualquier ideología (metafísica conceptuada). La pastora Marcela, como cualquier persona que habla en público, como cualquier retórico, emitió su discurso ignorando la ideología para la que trabajaba.

Ed. Siglo XXI de España. 2ª edición. 2021

Uno de los momentos más tétricos del pasado siglo XX es narrado en este magnífico ejemplar de la editora Siglo XXI, rigurosa siempre en lo que ofrece; además el volumen enjundioso, como pocos, está a cargo de la pluma precisa, en todos estos temas históricos, del profesor Sir Martin Gilbert, fallecido en el año de 2015.

Sobre estas fechas, hace cien años, publicó la editorial neoyorquina Harcourt and Brace, en su sucursal de Londres, el Tractatus Logico-Philosophicus, de Ludwig Wittgenstein; uno de los títulos cruciales del s. XX. Era la traducción inglesa de Logisch-philosophische Abhandlung, aparecido durante enero del año anterior en la revista Annalen der Naturphilosophie, editada en Leipzig, por el premio nobel de Química Wilhelm Ostwald. La impresión alemana ya traía el célebre prólogo de Bertrand Russell —que matizaría y fecharía en esta inglesa—, liminar imprescindible para la divulgación y, sobre todo, para la ponderación de este singularísimo texto entre la comunidad académica del momento.

Ediciones Paidós. 2021

La autora es una mujer extraordinaria, que tuvo una riquísima vida intelectual, luchando en sus primeros tiempos contra la tiranía nacionalsocialista. Fue una politóloga y filósofa alemana, de religión y familia judías, que puede y debe ser considerada como una de las más brillantes del siglo XX.

Acaban de cumplirse 250 años del fallecimiento del científico, ingeniero militar y visionario Emanuel Swedenborg (Estocolmo, 29 de enero de 1668-Londres, 29 de marzo de 1772), una de las personalidades más fascinadoras, enigmáticas y atípicas del Siglo de las Luces, una celebridad tanto por sus investigaciones científicas como por su extemporáneo viraje hacia la investigación espiritual. Tras un golpe de timón, Swedenborg, un hombre que vivía en exclusiva por y para la ciencia, se adentró sin saber lo que hallaría en un piélago tenebroso, visitado por apenas un puñado de poetas, profetas y santos, y escribió sobre él, obras de contenido tan insólito y sorpresivo, que dejó boquiabiertos a sus ilustrados lectores.

HRM Ediciones. 2020

De forma inesperada, en el amanecer del 22 de junio de 1941, los soldados de la Wehrmacht se lanzaron contra sus aliados soviéticos. Dos monstruos estaban ya frente a frente: JOSIF STALIN Y ADOLF HITLER. Había comenzado la OPERACIÓN BARBARROJA. El hecho de esta conflagración gigantesca entre estos dos colosos del mal, desde el acercamiento a la batalla de Moscú, hasta la derrota alemana estrepitosa en la ciudad de Stalin, es lo que narra, de forma totalmente rigurosa y pormenorizada, esta extraordinaria obra del ya fallecido profesor Ziemke, para la magnífica editorial HRM/HISTORIA REI MILITARIS.

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I pretend to teach how I perused public opinion and caused social conflicts when I was a political propagandist. I will not do this anymore. I am repented. Our mind displays three fundamental operations, which could be called, for the sake of simplicity, “unions”, “separations” and “comparisons”. These mental movements carry two paradigms, namely: monism and atomism.

Acabo de enterarme de que la Filosofía había sido convertida en una optativa en el cuarto de ESO. Lo que dicho así, suena a pasaje de Sacher-Masoch o de Schnitzler. Y no dudo que la Filosofía pueda convertirse en una tortura según qué profesor de Lógica simbólica te corresponda, pero de erótica tiene poco salvo que se aspire a la expulsión de clase, como servidor de ustedes, cuando especulé sobre la atracción ejercida por el pubis angelical en la deducción escolástica. Y eso que ya había sido publicada En el nombre de la rosa (1980); de lo contrario, no quiero ni imaginarme cuál hubiese sido el castigo.

In the last days I read the American press, and I remembered an old, classic problem between the Humanities and the Natural Sciences, which I can formulate in the next fast question: are the Humanities useless for Natural Sciences? Leon Wieseltier says[1] (1) that the Humanities, in the technocratic world, without solid reasons have been accused of having a “nonutilitarian character”. With criticism he remarks, besides, “the essential inability of the natural sciences to offer a satisfactory explanation” of human concerns, such as Soul, God, World, Freedom, abortion, euthanasia, etc. He argues that “the character of our society cannot be determined by engineers”. He says that “no distinction between human and machine”, as a director of engineering at Google wants, is nonsense.

Los predicados usuales en matemáticas, es decir, en geometría y en aritmética, dice Kant que son útiles al estudiar objetos físicos, que se “conocen”, mas no al hablar de ideas, que sólo se “piensan” y que carecen de objeto sensorial correspondiente. Aplicar dichos predicados en ideas, sugerimos, es causa de supersticiones, que provocan o contradicción moral, es decir, hipocresía, o indiferentismo cultual.

"Una gran mujer": Heridas de guerra

Este drama lo dirige Kantemir Balagov, responsable de la película Demasiado cerca (Tesnota, 2017).

Retengamos en la memoria una afirmación que Lotario dijo a Anselmo en "El curioso impertinente", de Cervantes, y meditemos de achaques antropológicos. La afirmación dice: "Es de vidrio la mujer".

Ni el pensador más disciplinado, avezado en científicos métodos y críticas teóricas, es capaz de soslayar las angustias metafísicas, nacidas de los saberes independientes de la experiencia, copiosos, pues se multiplican en las soledades, amigas inseparables de parias y aristotélicos. Soñar vestiglos es ameno, mas oneroso cuando bregamos contra sus imposibles ardides creyéndonos reales en fantásticas tierras.

Permítasenos otorgar un realce, acaso inmerecido para estos rudimentos, reproduciendo, a manera de introducción y resguardo, dos citas de incontrovertible ponderación; en La tragedia griega (Gredos, Madrid, 2011), la erudita Jacqueline de Romilly afirma: “Haber inventado la tragedia es una hermosa medalla de honor; y esa distinción pertenece a los griegos”. Por su parte, el padre dominico André-Jean Festugière, filólogo, filósofo y notable traductor, comienza su imprescindible ensayo La esencia de la tragedia griega (Ariel, Barcelona, 1986) con la siguiente aseveración: “Sólo una tragedia hay, y es la griega.”

Autor de “Astrología para el nuevo orden Mundial”

José Millán nació en Baracaldo, hijo de una familia nómada. Estudió Física en la Universidad de Bilbao y, más tarde, Telemática. Sin embargo, un profesor de COU le inoculó el virus de la astrología. “A los 17 años empecé a estudiar física y astrología, todo con la misma persona, mi profesor de física”, nos cuenta el autor de “Astrología para el nuevo orden mundial”, su primer libro de estas características, ya antes había publicado otras obras técnicas.

George Steiner en “The New Yorker” (F.C.E., México, 2009, pp. 257, 258), Steiner delinea acabadamente, a propósito de Gershom Scholem, el perfil del erudito, aquel que “se hace uno con su material, por abstruso, por recóndito que sea. Funde la fuerza de su propia personalidad y su virtuosismo técnico con la época histórica, el texto literario o filosófico, el tejido sociológico que está analizando y presentándonos. A su vez, ese tejido, ese conjunto de fuentes primarias, adoptarán algo de la voz y el estilo de su intérprete.”

En tiempos de fundamentalismos, de fanatismos orientales y occidentales, en época de turbulencias varias, de engaños y trampantojos masivos, de la ofensiva de los gurúes de la Inteligencia Artificial que buscan anular la inteligencia, el sentido común y la sensibilidad artística, es muy saludable aferrarse a salvavidas insumergibles y refugiarse entre las páginas de los clásicos del pensamiento, es decir, de todos aquellos que, desde hace muchos siglos, nos vienen alumbrando sobre la condición humana, la misma que observaron ellos y podemos ver hoy, la que no podemos cambiar, pero sí conocer mejor.

Quizá no exista en el mundo nada más inútil que la búsqueda de la belleza porque, entre otras cosas, quizá nunca sepamos en verdad qué significa esa utopía de la que sólo entienden los sentidos. Esa incertidumbre en la que se mueve aquello que, en principio no se ve y sólo se siente, es en la que se sustenta una buena parte de la civilización que hoy conocemos, pues el sentido de la inutilidad -incluso dentro de los hallazgos tecnológicos más importantes- ha estado muy presente en todo aquello que nos ha proporcionado algo de luz a lo largo de los siglos.

Dice Kant en su Crítica del juicio que en poesía todo ocurre honrada y sinceramente. Incluso en poetas que como Pessoa -al que José Joaquín Bermúdez Olivares trae a colación en su excelente prefacio-, de quien conocemos varias personalidades a través de sus heterónimos, intuimos la verdadera naturaleza del autor a través de sus versos. De hecho, se suele incluir en el género de ficción a todas las narraciones creativas, como si no hubiera fingimiento -y no entremos en Pessoa de nuevo ya en el primer párrafo- en lo que los poetas crean.

Autor de “Perictione o de la libertad”

Ernesto Castro acaba de publicar “Perictione o de la libertad”, la segunda entrega de su Trilogía Platónica. Una novela que va de la ficción al ensayo. “Es una ficción con muchas ideas, donde se plantean preguntas complejas por medio de ensayo y error. Desde luego, la filosofía no está opuesta a la ficción. Mis novelas tienen una línea platónica que se puede ficcionar”, asegura el autor en la charla que mantuvimos.

Ricardo Rojas Ayrala nació el 30 de julio de 1963 en Buenos Aires, ciudad en la que reside, capital de la Argentina. Fue fundador y uno de los directores de Editorial La Bohemia. Conjuntamente con Marta Miranda organiza los encuentros literarios “VaPoesía Argentina”. Es secretario de Cultura de una Asociación Fraternal de Trabajadores y prosecretario del Sindicato de Escritoras y Escritores de la Argentina. Ha recibido diversos reconocimientos por su labor literaria.

If metaphysics is the morningtide of art, and if the whilom is arrayed by the minion ideas of soul (“Seele”), world (“Welt”) and God (“Gott”), and if these flapping cloddish concepts are the tokens of the three main cravings of the human mind, videlicet, the setting of strong adjectives, the hoisting of stout hypotheses, and the blurbing of cosmogonies and apocalypses, then artists are those who can depict objects by means of an original garb, arrange them in an unmovable manner, and homogenizing them without lacking of accurateness. An artist is, ere all, one indued with the wit to beget a new sleight, to contrive hallowed dispositions, and to harmonize sundry objects within a tale.

Our scooping finite mind, which is jostling athwart the fleeting and hitherandthitering reality from morning to night, is prone to sublime chimeras, to helter-skelter expressions without some tail tressed by adjectives or some head made of nouns, and to descry odds from the top of its wavering teleology. We can regard this hodgepodge of mental movements, with Kant, as the main crux of the “human intellect” in an “unphilosophical state” (1). The bleak lack of philosophy leads us to give an apparent rhapsodical accommodation to the sundry deeds of the world, and such an arrayment stands for a “Weltanschauung”, which is conveyed through religious words (2), which as spells hie us to believe in divinities. This apparent rhapsodical accommodation might be called “common sense”.

This piebald comparative inquiry is the kernel of two experiences with two wenches. As I was gallivanting across a rut of kennels of a street of New York, I saw a hairlanked black woman, and I wooed her by using my most poetical and knightly resources and polite letters. Amid that hectic cityscape she accepted my words, which at that moment were only an echo of a line of a poem written by Lord Byron: “She walks in beauty, like the night” (1). She smiled, and we are good records of love now. I did the same thing in Mexico with another coloured lass. Decorum does not permit me to describe her barbarian reaction.

No es lo mismo nacer y crecer en un marco rebosante de posibilidades, que hacerlo en otro cuajado de limitaciones. Sin embargo, sea cual sea nuestro encuadre, en tanto que humanos golpeados o mimados por nuestra herencia y/o nuestro medio, más allá de sujetos pacientes, somos -ante todo, sujetos- y por ello agentes y “hacedores” de circunstancias e influencias. En buena medida nos hacemos los unos a los otros y también a nosotros mismos. Lo que esta claro es que Julio Caro Baroja (Madrid, 1914 - Vera de Bidasoa, Navarra 1995) multiplicó los dones que había recibido y es, probablemente, el intelectual del siglo XX que mejor ha encarnado la “parábola de los talentos”.

La vida humana, a diferencia de las otras, está hecha de muchos estamentos, ya históricos, ya filosóficos. A unos los hemos llamado científicos y a otros morales. Tal diferencia es arbitraria, pero necesaria para comprender y aceptar el mundo.

¿Es, por ventura, el Don Quijote sólo una bufonada?
Hernnan Cohen


Meter en un discurso hipérboles y expresiones literarias delata confusión ideológica, y prueba de ello son las siguientes palabras de ella: “el verdadero amor no se divide”. La palabra “amor” representa un concepto sin objeto. El amor no es material, no es ni divisible ni indivisible. El amor, lógicamente, no tiene grados: se ama o no se ama. El amor, por no ser materia, no tiene durabilidad, ni causas perceptibles, ni puede mezclarse con otros sentimientos, pues haciéndolo sería otra cosa, pero no amor. “El amor, un encuentro de dos salivas. Todos los sentimientos extraen su absoluto de la miseria de las glándulas. No hay nobleza sino en la negación de la existencia, en una sonrisa que domina paisajes aniquilados”, ha dicho Ciorán.

Ec. Crítica. 2021

Dentro del siempre inagotable estudio analítico, de todo tipo, que se realiza a ese filón denominado Régimen Nacionalsocialista de Alemania; estigma que seguirá pesando como una losa sobre la patria de Ludwig van Beethoven, Wolfgang von Goethe, Richard Wagner, Emmanuel Kant, Friedrich Schiller, Johann Sebastian Bach o Albert Einstein, entre otros de mayor o menor enjundia, a pesar del tiempo transcurrido y de que hubo muchos alemanes, indudablemente, que lucharon y murieron contra el austriaco Adolf Hitler; hoy tenemos a esta obra, estupenda y esclarecedora, que narra este fenómeno de la oposición contra el Fhürer Adolf Hitler.

Henry Louis Mencken was a penetrating writer, who represented the crux of the journalism of America. Then, a philosophical analysis of his work will be useful to understand that journalism. To do this, I have perused A Gang of Pecksniffs[1], which is a compendium of texts engaged against the hypocrisy of mediocre newspapermen. Our point d’appui could be this simple Kantian sentence: we can not know things in an objective manner. Our necessary representations a priori, like geometry and arithmetic, give a form and an order to the various data coming from the exterior world.

[1] Mencken, Henry Louis, A Gang of Pecksniffs. New Rochelle, New York: Arlington House-Publishers, 1955.

Technique is the main concern of an artistic writer, and subject-matter is the general anguish of a propagandistic writer, says G. Orwell[1] (1). Art is possible in quiet moral ages, he says. Propaganda, therefore, is the fruit of unquiet moral ages, in which the “whole scheme of values is constantly menaced”. Such constant moral fear transforms the literary criticism, which is “judicious, scrupulous, fair-minded”, into something impossible. Objectivity, that is, “intellectual detachment”, is the origin of the universal masterpiece. Is the Defoe's Robinson Crusoe a technical and objective book or is it mere English propaganda? Four thesis extracted from our propagandistic experience will test the famous book of Defoe.

[1] See The Frontiers of Art and Propaganda, published in the Listener, April 30, 1941. I offer Spanish translation in Don Palafox: donpalafox.blogspot.com/2018/12/fronteras-del-arte-y-la-propaganda.html