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Los imprescindibles

Primera parte

15/12/2018@07:14:24

El arduo trabajo de zapa en la cripta de las Trinitarias tenía un sentido: más que los restos del Ingenioso Hidalgo, encontrar el camino de regreso a su geografía mágica, a través de los laberintos de la Cueva de Montesinos. La aventura manchega comenzó en un puerto de mar adentro. Se llamaba Puerto Lápice para decirnos que cada uno de nosotros ha de escribir su propio libro. El libro de su vida. El que te convierte en hijo de ti mismo. Hijo de ti. “Hijo-te”. Quijote. Estas son apenas las claves iniciales de una peripecia interior cuajada de molinos y gigantes. Cinco siglos después Don Quijote no deja de cabalgar a la conquista de la Civilización del Vértigo.

A comienzos del siglo XX, una enfermedad mental de origen malayo estremeció Occidente. Las víctimas del Amok caían en una fiebre convulsa que les impulsaba a matar. En 1909, tras conocer a Alma Mahler, Oskar Kokoschka cruza sus iniciales –AM y OK-, como si estuvieran predestinados a lo fatal. No se equivocaba. Compositores como Gustav Mahler, arquitectos de la talla de Walter Gropius, escritores como Thomas Mann. Todos ellos sucumbieron al hechizo de la Esfinge de Viena, tan idolatrada por su belleza como aborrecida por su crueldad. Mantis nada religiosa, Alma Mahler cristaliza las proyecciones colectivas de una Europa al borde del Apocalipsis.

La historia de los guerrilleros españoles que lucharon por su ideales

El periodista Raimundo Castro novela en "Los imprescindibles", que acaba de publicar La Esfera de los Libros, la historia de los guerrilleros españoles que lucharon por sus ideales de libertad y justicia desde el inicio de la Guerra Civil hasta la huida, en 1955, de la última partida de «maquis». Según el autor, esta novela por la que desfilan personajes ficticios y reales «pretende desvelar la intrahistoria de aquella “otra” España sin ocultar los claroscuros que dibujan la grandeza y la miseria entremezcladas».

Sufría alucinaciones desde su adolescencia, un psicoanalista le propuso la escritura como terapia. Nadie entendía esos relatos que parecían hibridar ucronías futuristas y mensaje esotéricos. Su deterioro se acentuó con su ingreso en el mundo de las sustancias psicoactivas, lo que le llevaría a la cumbre de la Literatura LSD. Afirmaba ser visitado por “entes del otro lado”, dijo haber presenciado el Apocalipsis y derivó en el mesianismo: el androide que soñaba con ovejas eléctricas esperaba a Maitreya.