29/11/2025@10:10:00
Coincidiendo con el Día Internacional de la Pobreza y echándole cuerpo al tema compareció ante los medios el ministro homónimo, Carlos Cuerpo, para anunciarnos que nuestra tasa de precariedad ha descendido 1,8 puntos desde 2018. “Lo macro pasa a lo micro”, argumentó, dándonos a entender que el crecimiento económico, además de enriquecer a la clase privilegiada también repara la brecha social.
Literaktum, el festival de las letras de San Sebastián, vestía de gala su inauguración para recibir a Juan Manuel de Prada y su monumental "Mil ojos esconde la noche". Su particular comedia humana, contada en dos tomos no menos balzaquianos, en torno a su particular Rastignac: Fernando o Fernandito Navales, un periodista y escritor fracasado y por tanto resentido, falangista de última hora en el París de la Ocupación.
Probablemente fue así, con las mareas vivas de septiembre azotando el litoral del Cantábrico. En un margen de diecisiete años, siempre en septiembre, en el de 1908 y en el de 1925, San Sebastián vio nacer primero una insólita Sociedad Oceanográfica alzada desde el voluntarismo, la primera de este país. Y, fruto de ella, el Palacio del Mar, nuestro Aquarium. Más que una fiesta, la historia de nuestra Oceanográfica y de su Palacio del Mar es una novela. Había que contarla.
Cada fin de semana de cualquier operación salida, sea la de julio o la de agosto, un promedio de veinticinco mil vuelos sobre el espacio aéreo nacional. Es de suponer que la mayoría de los pasajeros está deseando embarcar. Ahora bien, sentémoslos en el diván: ¿cuántos preferirían quedarse en casa antes que subir a su avión?
"A moro muerto, gran lanzada”. Basta esta sentencia del Refranero para entender la mutación de los medios afines al Gobierno tras el estallido del informe UCO acerca de la incalificable trama de corrupción implementada dentro del PSOE. Hay que posicionarse de cara a la sucesión: los bulos de la víspera se invierten en pruebas de cargo, y las palmas en lanzas. Pero el “moro”, el presidente, no asume su defunción. Aun reducido a su esqueleto -físico y político-, resucita con una patética huida hacia adelante.
Costaría discernir que fue lo más patético en ese corral de peluches electroacústicos y horteridad urbi et orbi, que conocemos como el festival de Eurovisión. Si la performance de casquería que representó a España o el mensaje previo de RTVE, no sólo fuera de lugar, sino digno del analfabetismo coronado que acreditan sus asesores: “Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Justicia y paz para Palestina”. ¿Cómo que “frente a los derechos humanos”? Será “frente a la vulneración” de los derechos humanos, que es de lo que se trata y en lo que todos estamos de acuerdo.
A medida que Margarita los nombraba se diría que iban entrado uno tras otro en la sala, despacio, sin hacer ruido. Primero, el bisabuelo Blas, maestro armero eibarrés. Luego el abuelo Eusebio, el primero en recabar prestigio internacional, cuyas piezas, presentada en la Exposición Universal de Londres de 1851, se cotizaban por encima del millón de libras. Luego el padre, Plácido, el genio del damasquinado, que nació con él, y no en Toledo, como el acero toledano tuvo su primera veta en Mondragón. Al fin el gran Ignacio Zuloaga, pintor.
Con el estreno del año, el gran suceso editorial de 2025: "Hipnocracia. Trump, Musk y la nueva arquitectura de la realidad". Lo firmaba un filósofo chino, Jianwei Xun, de quien nada se sabía. El misterio se acrecentaba con lo disruptivo de su tesis. Somos cobayas de una nueva forma de control social, la Hipnocracia: vivimos en un estado de trance permanente, manipulados, teledirigidos, hipnotizados por los medios.
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Dios está de moda, enfatizaba el titular ante la expectación suscitada por el último álbum de Rosalía, ‘Lux’, en cuya cubierta la cantante muda sus hábitos. De ‘Motomami’ a ursulina. Como soporte, el fenómeno de la temporada, ‘Los domingos’. La película en la que Alauda Ruiz de Azúa cuenta la historia de una adolescente que decide ingresar en un convento frente a la oposición de su familia. Ambos vectores parecen apuntar a un repunte espiritual entre los jóvenes. Pero, ¿hasta qué punto esas dos líneas son paralelas?
Seguían fuera de control más de cincuenta incendios del largo centenar que vienen asolando el territorio nacional, y los informativos daban cuenta de la demolición de la primera vivienda de las otras tantas que devastaron el Levante tras la Dana, de la que pronto se cumplirá un año. Diez meses de demora, y una “ayuda” de cinco mil euros para el propietario que lo había perdido todo. “¿Qué hago yo ahora con cinco mil euros? ¿Qué hago…?”, le faltaban las palabras que se volvían llanto, el de la desesperación, el de la desolación, el del más absoluto desamparo.
Protocolo de Ginebra, 1977: la comunidad internacional establece la prohibición de bombardear instalaciones nucleares. Junio de 2025: EE.UU. bombardea las iraníes de Nathanz, Ispahán y Fordo, ésta última a sólo cien kilómetros de Teherán, sin que la comunidad internacional mueva una ceja, ni nadie pregunte por los efectos del polvo radiactivo expandiéndose sobre la población.
La muerte de un hijo, para sus padres, convulsiona el sentido mismo de la vida. Tanto más si se trata de un niño afectado por una enfermedad en su fase terminal. Lo cuentan dos películas inolvidables: ‘La habitación del hijo’, de Nanni Moretti, y ‘Alabama Monroe’, de Felix Van Groeningen. En esta, la música bluegrass y la felicidad de la pareja acentúa el drama que les sobreviene: la muerte de sus dos niñas, una accidental, la otra en una lenta agonía. Los padres quedan fulminados, su mundo se desploma, la espiral de dolor los aboca a un duelo que se prolongará hasta el fin de sus días.
Cuando leí la noticia de la concesión del Princesa de Asturias de Humanidades a un perfecto desconocido para mí, Byung-Chul Han, me tentó pensar que se trataba de un nuevo Jianwei Xun. Jianwei, el autor de Hipnocracia, un presunto filósofo chino formado en Berlín, bajo el que se ocultaba una inteligencia artificial. Han, un filósofo coreano formado en Múnich, autor de una serie de libros en su misma línea, pero sin chatbots por medio, luego humano. Con una paradoja que dejo para el final.
A finales de 2023 senté a Nostradamus a la mesa de Navidad. ¿Qué vaticinaba para 2024? La muerte de un Papa y su relevo por otro “de piel sombría”. Así se publicó en esta página el primer martes de ese año. Un año de error parece bien poco a cinco siglos de distancia. ¿El próximo Habemus Papam coronará a un pontífice de piel sombría?
De entrada, una mano que habla, y sigue hablando: la de Irulegi. La de esa placa de bronce que se exhumó cerca de Pamplona, datada en el siglo I a.C. Tres años después de su hallazgo, los investigadores ya no tienen tan claro que la famosa inscripción, “sorioneku”, sea la primera escrita en lengua vascónica y advierten parentescos con la ibérica.
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