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El martes, 28 de junio, Ximo Puig, President de la Generalitat de Valencia, presentará el libro junto con la autora en la Casa del Libro

Patricia Campos Doménech
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Patricia Campos Doménech (Foto: Javier Oliaga)

Entrevista a Patricia Campos Doménech, autora de “Tierra, mar y aire”

“El ejército ha abierto las puertas a las mujeres pero no está preparado para recibirlas”

sábado 25 de junio de 2016, 07:26h

Mujer, profesional, periodista radiofónica, piloto de la Armada, entrenadora de fútbol, homosexual son algunos de los calificativos de Patricia Campos Doménech, lleva con orgullo. Pero es ante todo una persona, original, rebelde e inconformista que ha luchado en su vida con un gran éxito, ya que ha conseguido todo lo que se ha propuesto. Y últimamente lo que se propuso es escribir un libro sobre su vida, una autobiografía que se lee como una novela, de aventuras.


  • Patricia Campos Doménech

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  • Patricia Campos y Javier Velasco

Patricia Campos Doménech
Patricia Campos Doménech (Foto: Javier Oliaga)

Tierra, mar y aire” es el título de su primer libro, casi seguro que no será el único porque le ha cogido el gustillo a eso de la literatura. El título nos recuerda a aquel programa divulgativo sobre las Fuerzas Armadas que se emitía en la Televisión Española en los años 60. Pero nada más lejos de la realidad. La elección del título tiene una fácil explicación: “tierra, por mi estancia en África y en los campos de fútbol; mar, por el océano de sentimientos que hay en el libro y por mi estancia en la Universidad y en la Armada y aire por mi profesión de piloto”, nos dice Patricia Campos Doménec durante la entrevista que mantuvimos en una calurosa tarde de verano en la cafetería de un conocido hotel madrileño.

Patricia Campos ha dividido el libro en cuatro capítulos que se corresponden a sus cuatro etapas fundamentales de su vida. Comienza con la infancia y adolescencia en su casa paterna de un pueblo de Castellón, Onda, donde lo que se aprendía sobre la vida se hacía en la calle. Su padre autoritario, maltratador y bebedor le sentó muy mal que su tercer hijo fuese una mujer. “Mi padre era como un monstruo y mi madre una santa que siempre nos estaba protegiendo. Prefería sufrir ella el dolor que le ingligía mi padre, antes de que lo sufriesen sus hijos”, recuerda la escritora y añade “el amor de madre es el más puro”.

En aquellos años había dos actividades que la encantaban, el fútbol y el ciclismo. “Me gustaba todo lo que no fuesen muñecas y me pasaba todo el tiempo con los chicos jugando al balón”, recuerda. Hasta un ojeador profesional se interesó por ella, pero su padre lo despidió de su casa diciendole que el fútbol es cosa de hombres. Después llegaría su etapa en la Universidad estudiando Comunicación Audiovisual, “Antes había hecho mis pinitos como periodista radiofónica haciendo crónicas sobre fútbol o sociedad”, rememora.

En la Universidad llegaría un tiempo de descubrimiento, donde se daría cuenta, después de unos escarceos con algún amigo, su condición de homosecual. “Allí me di cuenta que era lesbiana, no lo sabía porque no lo había probado, es como una comida que hasta que no lo pruebas no sabes si te gusta o no, y que quería dedicarme profesionalmente al fútbol. Aquel ambiente estaba lleno de compañeras lesbianas que me abrieron los ojos y me hicieron descubrir un nuevo mundo”, evoca con naturalidad. Para ella, “en España estamos un poco atrasados con respecto a otros países”, asegura. También ha visto, en Uganda, concretamente, el otro polo, donde se mata a los homosexuales o se viola a las lesbianas. Se muestra realmente enfadada por lo que sigue ocurriendo en nuestro país por este tema. “En lo que va de año se han dado setenta palizas a personas homosexuales en Madrid”, señala y lo califica de intolerable.

En la Universidad se da cuenta que una de sus dos grandes pasiones es volar y se presenta a las pruebas de la Armada para ser piloto. Algo que conseguiría, siendo hasta la fecha la única mujer piloto de ese cuerpo. En la Armada se tiene que enfrentar al machismo que todavía subyace en esa institución. “El ejército ha abierto las puertas a las mujeres pero no está preparados para recibirla”, asevera con rotundidad. Todo lo contrario ocurre en otros países como Estados Unidos. “Allí un simple comentario machista puede acarrear una condena”, apunta.

“La educación es la base de todo, de la cultura, de la libertad. Los valores que se están inculcando a los jóvenes no son los correctos”, crítica con rotundidad. En estas páginas ya hemos tratado el tema en numerosas ocasiones pero parece que las autoridades políticas no se quieren dar por enterados. Quizá sea más fácil manipular a personas sin educación, sin principios, sin cultura pero a la larga irá en perjuicio de nuestra saciedad que necesita más libertad.

Uno de los sueños de Patricia Campos era poder aterrizar en un portaaviones, de ahí que emprendiese esa carrera militar. Al final, no lo ha conseguido porque decidió aceptar una propuesta para entrenar a un equipo de fútbol de mujeres de la ciudad californiana de San Diego. Pero quién sabe si en un futuro volverá a retomar ese objetico. “En Estados Unidos tienen una mentalidad distinta a la nuestra. Quien entra en el ejército, lo hace para defender su patria, para dar la vida por su país. El honor es lo más importante para ellos. Aquí lo hacemos porque nos gusta volar, como en mi caso, o viajar o sólo por tener un trabajo fijo.”, cuenta con humor. Pese a ello considera que nuestro ejército está muy preparado, “aunque no se puede comparar con el ejército de USA por la tecnología que ellos disponen”, remacha.

Su siguiente etapa será la de entrenadora de fútbol. “El choque con aquella cultura es grandísimo. Allí sólo viven para trabajar. Todo está muy ordenado. A mí que me gusta salir por ahí, no podía hacerlo. No son muy sociables. No tenía amigos, así que me tuve que dedicar a trabajar y trabajar”, comenta. De su experiencia en el soccer amaricano, ha aprendido la gran deportividad con que se conducen. Son muy honestas. En USA el fútbol, soccer para ellas, es para las mujeres. El fútbol americano para los hombres. La selección americana femenina de soccer está entre las mejores del mundo, ha ganado un par de mundiales.

Tras un periplo por África, concretamente en Uganda, para enseñar a jugar al fútbol a mujeres. Vuelve al soccer americano, esta vez a Hawaii. Donde la están dando las oportunidades que en España no le han dado. “Aquí es imposible entrenar a un equipo de fútbol. Todos los entrenadores son hombres”, se queja con razón y agrega “es una vergüenza que no se nos trate como profesionales. Antes que hombres o mujeres somos profesionales”

“El libro está escrito con mucho cariño y honestidad. Creo que engancha. Me siento muy feliz por poderlo haber publicado. El estilo es como lo que a mí me gusta leer y de momento las impresiones de los lectores son favorables”, concluye esta entrenadora de fútbol que se le cruzó la literatura en su vida y no ha querido reprimir contar su vida para ayudar a cambiar un poco el mundo.

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