Esta Poesía argentina del siglo XXI (Clara Beter ediciones, Buenos Aires, 2025, 126 páginas), compilación de poetas que han publicado su primer libro a partir del año 2000, está tan lejos como imaginar se pueda de la voluntad de erigir un canon. No es ni, fundamentalmente, puede constituir un canon. Las razones de la tal imposibilidad las esgrime con irrebatible lucidez el propio compilador en algunos párrafos de la Introducción: “(…) … en la posmodernidad se produjo el ocaso del anterior modelo moderno, centralizado, vertical y jerárquico, sustituido por uno multicéntrico, transversal y no aceptado como jerarquizado en extremo, que conlleva la desaparición de los ‘nombres mayores’ y de los ‘poemas-faro’, lo que origina que las pugnas por ocupar ese sitial de aceptación universal o local se vean notoriamente obstaculizadas por el cambio de paradigma.” Las medulares y pertinentes palabras de Luis Benítez explican con amplitud el vano intento que Harold Bloom persigue en su copioso (pero aun así, fragmentario e inconsecuente) El canon occidental (Anagrama, España, 1994): el desaparecido crítico norteamericano orienta sus afanes en pos de un arquetipo que adolece de existencia: el canon. El consabido canon (confeccionado en las manufacturas de los grupos editoriales, la Academia o los medios masivos) quita, añade, repone o desdeña obras y autores sin más razones, en términos generales, que la razón de su arbitrio (cuando no por motivos más espurios, o frívolos, o mezquinos que ni siquiera ameritan mención).
En el ancho campo cultural –al menos, en el vernáculo-, y en el curso de los últimos años, es posible constatar un fenómeno de singulares y curiosas trazas: el de una generación (una o más) de escritores que no leen, o bien se leen unos a otros en el exiguo espacio del grupo de pertenencia de cada cual, o bien, lisa y llanamente, desdeñan clásicos y contemporáneos en una celebración –infundada, pues poco margen hay para celebrar- del solipsismo. Luis Benítez es un poeta que tiene holgadamente leídos a los clásicos y, como lo indica con palmaria evidencia esta selección, se aboca a la lectura de sus contemporáneos. En el año 2019 publicó su ensayo Historia de la poesía argentina. De Luis de Tejeda al siglo XX. No faltaría a la verdad quien señalara que aquel ensayo y esta selección son obligados libros de consulta, pero cabría agregar a mayor abundamiento: son dos volúmenes de insoslayable lectura.
Constituiría un descomedimiento de quien esto suscribe intentar siquiera una selección de la selección, pero hay nombres, sin desmerecer en un ápice al conjunto, que merecen destacarse por su estatura poética: Bárbara Alí, Liliana Ancalao, Daniel Viola, Francisco Avendaño, Rita Anabel Camaño, Sofía Castillón, Elizabeth Auster, Stella Maris Ponce, Alberto Cisnero, Claudio Iván Remeseira, Pablo Romero, Diego Saravia Tamayo, Victoria Urquiza.
El rigor es uno de los rasgos predominantes en el quehacer literario de Luis Benítez; esta selección de poesía no es la excepción, reafirma tal bienvenido atributo en toda la línea.