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"Valladolid en la Edad Media. El mundo abreviado (II)", de Adeline Rucquoiu

Editorial Junta de Castilla y León
sábado 18 de julio de 2020, 13:03h
'Valladolid en la Edad Media. El mundo abreviado (II)'
"Valladolid en la Edad Media. El mundo abreviado (II)"
Este segundo libro de la historia de Valladolid, abarca entre los años 1367 y 1474. Ya tenemos al rey Enrique II de Trastámara en el trono de los Reinos de León y de Castilla. Ha cometido un magnicidio, en los campos de Montiel (1369), sobre su hermanastro Pedro I el Justiciero de León y de Castilla.

El nuevo soberano estaba más que enfeudado por el apoyo de la Alta Nobleza; mientras que la nobleza segundona y los burgueses de las villas y de las ciudades apoyaban a Pedro I; este aserto es muy claro en la Corona o Reyno de León, en la propia capital imperial legionense se le nombra como “Nuestro Señor el Justiciero”. Parece ser, que lo de “Cruel” provendrá de la zona de influencia toledana, donde Leonor de Guzmán, la amante del rey Alfonso XI de León y de Castilla, tenía sus reales apoyos políticos.

Tanto Alfonso XI como su primogénito Pedro I se habían ocupado de domeñar a aquellos magnates poderosos y levantiscos. El rey es el primun inter pares, y exigen al soberano que lo tenga claro. Alfonso XI se había dedicado a marcas normas y controlar las apetencias de los magnates plutócratas de León y de Castilla; todo ello había ocurrido durante su minoridad, a pesar de los esfuerzos de la reina leonesa María de Molina. Los reyes van a enviar regidores a las principales urbes y villas para poder controlarlas, creando, asimismo, la alcabala, impuesto indirecto sobre el intercambio de las mercancías, que será votada para los Reinos de León y de Castilla, en las Cortes de Burgos del año 1342.

La siempre prepotente nobleza de León y de Castilla debería contentarse, únicamente, con las conquistas y correrías andalusíes del Rey Alfonso XI de León y de Castilla; pero ahora tenía una nueva ocasión de lucimiento y de medro en la guerra civil entre esos dos hermanastros. Hasta la llegada de los Reyes Fernando V de León y de Castilla, II de Aragón y I de Navarra, y su regia esposa Isabel I de León y de Castilla; esos magnates tan pagados de sí mismo crearan auténticos condados-estado; mientras que los monarcas de Lleón y de Castiella tales como: Juan I, Enrique III el Doliente, Juan II y Enrique IV el Impotente, se verán incapaces de controlarlos y volverlos a introducir en sus primigenios predios, castillos y fortalezas. Su desvergüenza es de tal calibre que administran las regalías y la justicia; crean nuevas villas, controlan los mercados y las ferias, una de las más famosas será la de Medina del Campo. Llegarán a poseer un número tan elevado de fideles que, con estos, conseguirán crear auténticas mesnadas, que utilizarán para contiendas entre ellos e, inclusive, se opondrán a las propias milicias del monarca si este no es demasiado acomodaticio.

El “soberano de las mercedes” realiza una auténtica inflación en forma de tierras, señoríos, villas, y títulos nobiliarios, para sus partidarios; aunque en un momento determinado muta estos premios por el otorgamiento de los juros, y las rentas vitalicias o de heredad; las mismas se percibían directamente sobre el importe de las contribuciones obtenidas de una determinada villa, ciudad o región. Durante la minoría de edad del rey Juan II de León y de Castilla; padre de la reina Isabel I de León y de Castilla; se producen diversas expediciones contra el territorio musulmán de Granada, a la par que una guerra civil entre los seguidores acérrimos y los enemigos recalcitrantes del condestable Álvaro de Luna. Todas estas situaciones bélicas conllevarán la posibilidad de incrementar las riquezas, y el poder político de la nobleza de que se trate. De forma inexplicable, algo que nunca hicieron los Reyes-Emperadores de León; los monarcas ahora de León y de Castilla van a colocar a sus magnates en la administración de la corona.

Se oculta en el libro cual es la titulación oficial de los Enríquez como Almirantes de Castilla y Adelantados Mayores de León. En el año 1441, la Liga de la Nobleza, enemiga del valido Álvaro de Luna, mantiene casi aprisionado al rey Juan II en la villa pucelana, mientras que sus ciudadanos pedirán al soberano que mantenga siempre, a la misma, dentro de los dominios de la Corona. El siglo XV es una época de prosperidad económica en la Corona de los Reinos de León y de Castilla, la demografía se incrementa, el comercio es floreciente, las ferias y mercados son importantes, los mercaderes extranjeros se acercan, desde Europa, sobre todo italianos, alemanes, holandeses, etc, a las diferentes ciudades de los dos reinos, creándose lo que se van a definir como consulados de las Españas. La mercancía por antonomasia es la lana, que se exporta, procedente de los rebaños que se crían en los dominios de estos magnates, el intercambio permite la llegada de productos de lujo, estos últimos definen el poder de esa todopoderosa nobleza leonesa y castellana.

La Iglesia Católica no fue muy proclive a la figura del rey Pedro I el Justiciero de León y de Castilla; ya que la propaganda de los Trastámara se encargaría de divulgar una posible tendencia del rey Pedro como amigo y protector de los judíos. Sea como sea, la clerecía católica conseguirá un importante incremento de su influencia tanto en Lleón como en Castiella la Vieja. Las Órdenes religiosas son reformadas, se incrementan los posibles milagros y la nómina de los santos crece. Todo desembocará, en el reinado de Isabel la Católica, con una religiosidad acendrada, que conllevará la instauración del tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, con la expulsión de los hebreos y luego de los mahometanos. En suma pinceladas sobre este libro que recomiendo vivamente. Extra historiam nulla salus!

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