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David López
David López

Hablamos con David López, autor de "El bosque de los albaricoques"

Por María Pilar Parente y Roberto Carlos Miras
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rmirasmirasyahooes/11/11/17
lunes 10 de agosto de 2020, 11:00h

David López nació en Madrid en 1964. Estudio Derecho y ejerce como abogado desde 1987. Entre 1988 y 1993 fue profesor de Derecho Mercantil. Ya desde su época de estudiante y, posteriormente, en sus primeros años como abogado y profesor, escribió y dirigió varias obras de teatro aficionado.

El bosque de los albaricoques
El bosque de los albaricoques

El filósofo del martillo, publicada en 2001 por la editorial Planeta. Durante su retiro, también trabajo como articulista en Diario 16, donde, desde la sección Siluetas en mi caverna, indagaba en la dimensión filósofica de la actualidad política y cultural. Desde muy joven ya se sintió muy atraído por la cultura y la filosofía de la India antigua, lo que llevó a este país y a escribir El bosque de los albaricoques, su segunda novela.

«He estudiado filosofía, otra cosa distinta es ser filósofo. Me he dedicado durante más de veinte años a ejercer como abogado. Y desde siempre, he tenido la oportunidad de desarrollarme en la literatura, que es mi sueño, mi amor verdadero» David López, es agil hablando. Ha creado, una ficción que permite, asomarse a los abismos filosóficos de la India, y la China antiguas. "El bosque de Albaricoques" (Imagineediciones), «El filósofo del Martillo» (Planeta) fue su primera novela, al preguntarle, por este cambio de editorial «Es que es bastante probable que mi literatura, no es nada comercial. Negativo en cuanto al dinero, pero es beneficioso, en cuanto a lo personal».

P- ¿Intentó compatibilizar ambos?

R- Sí, he intentado compartir mi vida profesional con el desarrollo de lo que realmente era. Me ha llevado mi tiempo, trabajaba, e incluso hacia otras cosas. Incluso tuve una compañía de teatro. Inmedíatamente, después de la carrera, me puse a ejercer y a estudiar Derecho Mercantil, monte otra compañía de teatro y también escribi obras.

P- ¿Y, su amor?

R- Mi amor como usted dice es doble: por un lado segui con la literatura y por otro lado con la filosofía. Como le estoy diciendo, por un lado con la literatura que para mi, es otra forma de filosofía. ¿no?

P- ¿Que pasó?

R- Cuando vi, que o escribía una novela o reventaba. Entonces rompi con todo. Desmonte un despacho que tenía en Madrid, me quede con un ordenador portatil y con un movil. Mantuve un cliente nada más. Me fui al Pirineo, me encerre, durante unos dos años. Termine la novela que había comenzado a escribir, cuando aún ejercía la abogacia. Esa novela, la termine en el año noventa y ocho, y tarde en publicarla, lo hice en el año 2000.

P- En estos momentos, ¿sigue trabajando?

R- Desde que termine el «Filósofo del Martillo» publicada por la editoríal Planeta, comencé otra, esta que usted tiene en sus manos, «El bosque de Albaricoques» Es mi andadura. Digamos que, ha sido una locura de amor por la literatura.

P- En su novela, menciona usted a La Bhagavad - Gita.

R- Es un texto que ha sido interpolado del Mahabharata, que es la gran epopeya tradicional India. El Bhagavad - Gita y las Upanisads y las Bramasutras, forman parte de las tres pastranas. Son como usted sabe, los textos que forman parte del hinduísmo más profundo, que es el de Sankara - del siglo VIII, del Vedanta, del no dualista.

P- ¿Tanto interés?

R- Pues no lo se. Realmente, por alguna razón. No se cual. Llego a Nietzsche, siempre me ha atraído lo intolerable y Nietzsche es intolerable. Para poder escribir la anterior novela, estamos hablando de muchos años. Me acerque a Nietzsche, el personaje brilla todo el rato. Como usted sabe, para llegar a Nietzsche, antes, hay que pasar por Schopenhauer y es que Schopenhauer, escribe lo que escribe y, dice lo que dice, trastornado completamente por la llegada de Las Upanisads a Europa. Concretamente, a Alemanía en el siglo XIX. A mi, me llego eso, entonces me pregunte: ¿Que sería eso de las Upanisads?

P- ¿Y además?

R- No, tan solo eso. Ahora también es cierto, que todo eso del yoga, como a todo el mundo, me excita. Quiero decir, toda esa especie de sacudida que se produce en la sociedad occidental, con todo aquello, que en ese momento llegó de Oriente. Es verdad, eso esta ahí. Me pregunte: ¿Voy a meterme un poco, en toda esa sabiduría oriental, a ver que encuentro?

P- ¿Como lo tenemos, como lo encontramos?

R- Lo tenemos, digamos a nivel de arbolario. Vamos a ir un poquito más allá. Me puse a bucear un poco, en todo eso y, encontré cosas fabulosas.

P- ¿Ha ido a la India?

R- Me fui a la India, a buscar el escenario, en donde precisamente muere mi protagonista.

¡UN VIAJE A LA INDIA!

P- ¿Cuanto tiempo?

R- Tan solo estuve un verano. Fue un viaje fugaz. Me fui al norte de la India. Al Ladak, en donde se sigue practicando el budismo tibetano, y allí encontré unos paisajes indescriptibles. Encontré un lugar real que se llama el bosque de albaricoques. Lo encontré en los desiertos más altos del mundo.

P- Tras todo, este camino profesional. ¿Hablame de la novela?

R- Lo que yo he hecho, es meter una tragedía de amor entre dos personas. Desarrollar, ordenadamente, e incluso, academicamente, todo eso, que hablabamos antes, que es el Hinduísmo Vedanta, cosas concretas y rigorosamente académicas.

P- ¿Que piensa, David López?

R- Pienso que hay unas ideas fabulosas, y que merece la pena, que sean consideras en serio. Solo soy un entusiasta, no soy un erudito.

P- ¿Seguiras en esa linea, en tus próximos compromisos?

R- Creo que no, aunque siempre te queda algo permanente. En mi próxima novela, voy a trabajar un poco sobre el monismo radical. Siempre trato de visitar, de acercarme a los modelos filosoficos, pero siempre con una cuerda de salida. No soy creyente, me pasa como a Nietzsche. Cuando me hacen entrevistas, me preguntan: ¿Tu eres Nietzscheniano? A lo que respondo: No, no soy Nietzscheniano. No soy nada.

P- ¿Encasillamos a la gente, David?

R- Si, claro. No puedo decir que sepa, yoga, sí sé algunas posturas. Cuando hablamos de la meditación en la contemplación, realmente, te permite captar lo sensitivo, sin intelectualizarlo. Te viene muy bien para disfrutar de la estética pura. Todas las ideas, que te vienen, de la filosofía; son ideas de contemplar el mundo, y cuentas, con un material fabuloso, para crear personajes.

P- Enrique Miret Magdalena, decía que para entender al cristianismo, hay que mirar a Oriente.

R- Al hablar así, hay que darse cuenta, de que la civilización dravídica es anterior a los arios, indoarios, provienen del mediterraneo, por tanto toda esa cuna méditerranea, paleolitica, ahí se esta gestando. Creo que al fin y al cabo, todo esta superconectado. ¿Se podría salvar China? No se nada de China. Da la impresión de que han elegido una especíe de planeta aíslado y, sin embargo, las bases para convivir son comunes.

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