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"Grandes manuscritos medievales", de Christopher de Hamel

Ed. Ático de los Libros
martes 09 de noviembre de 2021, 18:00h
Grandes manuscritos medievales
Grandes manuscritos medievales
La presente obra, que proviene del eximio catálogo de la editora Ático de los Libros, se debe calificar como una joya rigurosa de la historiografía del Medioevo. Ilustraciones magníficas iluminan el volumen conformado por más de 650 páginas; siendo el estudioso y riguroso recopilador analista, el profesor Ch. de Hamel, bibliotecario de la Biblioteca Parker de la Universidad de Cambridge.

La obra de mayores dimensiones es el Codex Amiatinus, calificado como unas pandectas, que son una recopilación de varias obras, sobre todo de derecho civil de Roma provenientes de la cancillería del emperador bizantino Justiniano I “el Grande” (482-565); mientras que el más pequeño se refiere al Libro de las Horas, que eran los textos con los que rezaban a Dios Todopoderoso los magnates y los monarcas en el Medioevo; en este caso la obra pertenece a la reina Juana I de Navarra (1273-1305), asimismo reina-consorte de Francia por su matrimonio con el rey Felipe IV “el Hermoso”, este el monarca que acabó con los templarios, y ella la última soberana de la dinastía de Champagne en el trono de los bascones pamploneses.

En el capítulo I se nos aproxima al Evangelio de San Agustín, aquí se halla contenida toda la sabiduría religiosa del cartaginés obispo de Hipona, en este texto se encuentra la doctrina católica sapiente que renacía tras la tragedia de la Caída del Imperio Romano con Rómulo Augústulo (461/463-476). “El Codex Amiatinus del capítulo 2 es la Biblia latina más antigua que se conserva, enviada a Italia desde los confines de la Tierra, como reza su dedicatoria, por aquellos que se enorgullecían de sus conocimientos sobre la antigua Roma”. El capítulo III lo ocupa el Libro de Kells, y se refiere a los cuatro Evangelios, en esta obra se realiza una referencia obvia al mundo céltico, este cripticismo tiene una relación directa con la relación identitaria de los irlandeses y el catolicismo, que siempre ha estado a su lado frente al voraz imperialismo inglés.

El capítulo IV es el Aratea de Leiden, refiriéndose, sin ambages, a la copia de los manuscritos medievales y a la cultura de dicha artesanía, probablemente de la escribanía del conde Godofredo Plantagenêt de Bretaña. El libro 5 se titula Hugo Pictor, “…Nos centraremos en la precipitada carrera hacia el milenio y el apocalipsis que se creía inminente, una preocupación constante durante el siglo X. Experimentaremos los amplios y sobrios efectos de la conquista normanda de 166 de primera mano y muy gráficamente gracias a los manuscritos del capítulo 6. El siglo XII marcó un cambio esencial en la producción de libros: se pasó de la cultura monástica a la secular, lo que supuso un hito en la historia de la literatura y del arte, aunque este es uno de los puntos de inflexión menos conocidos de nuestra civilización”.

El capítulo 7 nos ofrece el nombre del monarca que tenía uno de los salterios más valiosos de todos los tiempos, pudiera ser una obra dedicada a diversos infantes, y el soberano podría ser el rey Valdemar “el Grande” de Dinamarca (1131-1182). El capítulo 8 está dedicado a los famosos cantos del Monasterio de Büren, en Suiza, la afamada obra de Carmina Burana, que en el pasado siglo XX fue orquestada por el genial compositor de música culta o académica llamado Carl Orff (Munich/München, 10 de julio de 1895-Munich/München, 29 de marzo de 1982). Son canciones geniales y desvergonzadas. De amor y de desenfrenada pasión lujuriosa, obras realizadas por los estudiantes universitarios del momento y vagabundos cultos del siglo XIII. En el capítulo 9 se realiza otro delicioso Libro de las Horas realizado para la hija de un monarca, ella es Juana de Navarra, que como era de rigor en el Medioevo sería utilizada para maritarla, lo que significaba ser un peón despersonalizado o no de la política del momento histórico medieval. La obra terminará en las “garras” del gran Mariscal del Reich, y de su megalomanía, es decir Hermann Göring (Rosenheim, 12 de enero de 1893-Nüremberg, 15 de octubre de 1946).

El capítulo 10 nos aproxima a Los cuentos de Canterbury, que es el momento en que tiene comienzo la rica literatura británica, mayoritariamente inglesa. Es el Chaucer de Hengwrt. El autor sería Geoffrey Chaucer (c. 1343-1400), que acusa a su copista de ser poco cuidadoso en la copia de su obra, que hoy se tiene la certidumbre de que fue un escriba llamado Adam Pinkhurst. “(…) rastreó a Pinkhurst, estudió su firma en un juramento en los primeros registros de la compañía Scrivener de la ciudad de Londres y lo comparó con los manuscritos de Chaucer. ‘Mucha gente había examinado esos registros antes, pero no eran personas que hubieron trabajado con escribas’…”. El capítulo 11 nos acerca al Semideus de Visconti; obra delicada y magnífica que fue escrita e iluminado por el humanista paduano Catone Sacco (c. 1395-1463), regalada o encargada por el duque de Milán, Filippo María Visconti (1392-1447), magnate militarista, siempre buscando alianzas con diversas poleis italianas, mutables pactos, con los que pretendía sobrevivir frente a otros estados territoriales italianos, como por ejemplo Siena, Florencia, Casale Monferrato, Venecia, y los Estados Vaticanos, etc. El capítulo 12 se refiere a las Horas de Spínola, c. 1515-1520, que es la esencia de todo lo relativo a la vida lujosa y de plutócratas relatados en esta obra.

Las doce entrevistas aquí reunidas ofrecen un relato de la historia de la cultura y del arte intelectual desde los últimos momentos del Imperio romano al Alto Renacimiento, y hasta hoy, y transmiten estos manuscritos desde su época hasta nuestro mundo contemporáneo”. Todas las obras son manuscritos, sensu stricto, escritos deliberadamente a mano. Obra de plena recomendación, ¡extraordinaria!Roma locuta, causa finita. ET. O tempora, o mores!”.

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